Por Elena Mayor Lozano, CEO en EmotionHR y vicepresidenta de la Asociación Nacional de Felicidad de Personas y Organizaciones, Conciencia y Compasión.
Mis publicaciones sobre el miedo siempre han tenido mucha aceptación, lo que me hace pensar que mucha gente se ha sentido identificada con las situaciones que habitualmente describo para explicar la manera en la que pienso que las personas nos fabricamos el miedo.
Existen personalidades especialmente sensibles a esta emoción. El miedo les paraliza y les hace parecer inseguros. En esta ocasión, me gustaría centrarme en este tipo de personas. Muchas personas sufren algún capítulo de ansiedad en su vida, sin embargo existen personas que conviven a diario con esta emoción. En realidad, están fabricándose mentalmente todos esos temores.
Los miedos inventados (llamo así a los temores sobre algo que quizá ocurra en el futuro) producen parálisis y como consecuencia se hace difícil avanzar por la vida con seguridad. La parálisis es la consecuencia de lo poco que podemos hacer (falta de control) para dar solución a algo que no está ocurriendo porque simplemente es un futurible al que decidimos darle entidad.
Desde mi perspectiva, las personas que tienen miedo no son inseguras, simplemente creen que algo negativo va a suceder y necesitan evitarlo, pero no pueden, no tienen control, sólo pueden sufrirlo.
«En anteriores publicaciones he transmitido la idea de que el miedo es ilusorio. Eso a lo que llamamos habitualmente miedo, ese estado de inquietud muy intenso causado por la amenaza de que ocurra una desgracia no es miedo, es angustia».
Para diferenciarlo, te daré algunas pistas.
El miedo real es un temor a algo concreto que nos está ocurriendo ahora, en el presente, o que se producirá en el futuro inmediato con una probabilidad muy alta y sobre lo que tengo control, sobre lo que puedo actuar para darle solución. El miedo real está provocado por amenazas concretas y sentirlo es, en el fondo, adaptativo. El miedo real es adaptativo, como el resto de nuestras emociones.
Si un ladrón entra en casa, estamos ante un miedo presente, sobre el que podemos hacer algo (correr, avisar a la policía, etc) y por tanto, el miedo nos ayuda a salir de la situación o a darle solución. Cuando el miedo es real, se convierte en el mecanismo que utiliza la naturaleza para que pasemos a la acción para protegernos de la amenaza, evitándola o enfrentándola.
El miedo irreal (o ansiedad) es un temor confuso e impreciso a que algo vaya mal en el futuro. Es un temor difuso a algo que ocurrirá en un futuro poco definido; la probabilidad de que ocurra es indeterminada: no es muy probable ni muy improbable, o no sabes determinar esa probabilidad; y, esto es clave, es algo sobre lo que no tienes control.
El temor a que te despidan no es algo concreto, no está ocurriendo ahora y es muy posible que tengas poco control sobre ello. Es una ilusión porque puede que nunca llegue a ocurrir. Pero si adoptas una actitud negativa en el trabajo a causa de ese temor, no vas a contribuir a mejorar tu marca personal. Y lo más importante: vas a sentirte desgraciado gratuitamente. Entonces, ¿por qué le damos tanta credibilidad?
¿Cómo debo entonces gestionar la ansiedad?
Lo fundamental es ser consciente de que te fabricas tu propia ansiedad, aceptando que un temor inventado va a producirse y te dañará, por eso:
- Deja de preocuparte por los problemas futuros. Como piensas habitualmente que sucederá lo peor, te sientes ansioso y no te das cuenta de que en realidad, muchos de esos problemas ni siquiera llegan a ocurrir. Deja de preocuparte por lo que aún no ha sucedido y dentro de lo posible, ocúpate ahora de evitarlo.
- Se consciente de que te desgastas mentalmente con temores que no te permiten avanzar. Dudas porque tienes miedo. No dudes sobre lo que debes hacer. Nadie sabe mejor que tú lo que tienes que hacer en cada momento. Confía en tu propio criterio. Y sobre todo pregúntate: ¿qué es lo peor que puede pasarme?
- Aprende a relajar tu mente. Las personas con ansiedad suelen darles muchas vueltas a los problemas, en ocasiones sienten alteraciones del sueño, distracciones en el trabajo o manifiestan irritabilidad con los demás. Haz deporte, pasea, nada, disfruta del contacto con la naturaleza. Intenta vivir sin pensar en lo que puede llegar a suceder.
- El miedo y la incertidumbre están íntimamente ligados. Aprende a convivir con la incertidumbre porque es inherente a la existencia.
En definitiva, obsérvate y evalúa cómo los temores sobre el futuro socavan tu autoestima, dificultan tu poder de decisión y tu autoconfianza. En realidad, no tienes ni idea sobre lo que realmente ocurrirá, sólo te atemoriza tu imaginación.
Confía en ti y confía en la vida. Esa es la actitud que te ayudará.
Si quieres comentarme tu experiencia, escríbeme a emayor@emotionhr.com