Por Lola Real, miembro de NEWCORRED.
Soy Lola Real, y acabo de inscribirme en la DGSFP como Corredora de Seguros persona física, aunque llevo 30 años en el sector.
En junio del 89, empiezo a trabajar en una Correduría de Seguros, por aquello de probar a ver qué tal, y hasta hoy… Ha llovido tanto desde entonces…
Empecé desde cero, y poquito a poco fui probando todos los departamentos.
Aprendí de cada experiencia y vivencia, sin dejar, eso sí, de asistir a cuantos cursos y reuniones de Aseguradoras podía, con el único afán de aprender rápido, en un entorno rodeado de hombres, en el que me sentía un poco extraña. Éramos muy pocas en aquellas reuniones, y la mayoría de las veces, yo sola.
A los cuatro años pasé a dirigir la Correduría, y junto con mi socia y amiga, y su esposo y “maestro”, llevamos adelante un bonito proyecto que duró 25 años en pleno centro de Valencia, atravesando distintas etapas, desde las más duras a las más prósperas. Situaciones personales y delicadas afectaron a la marcha del negocio y en diciembre de 2014 decidimos que lo mejor era cerrar capítulo.
Empiezo entonces a trabajar como Comercial en otra Correduría, donde acepto el reto personal de cambiar drásticamente mi trabajo de gerencia y dirección técnica, por el de vendedor puro y duro, buscando mi sitio, en una empresa desconocida, con gente nueva y ¡con jefe!, algo a lo que yo no estaba acostumbrada.
Empieza la vorágine de reuniones, rápeles, objetivos, campañas…, y a pesar de que me costó un poco adaptarme al grupo, con trabajo y tesón, conseguí mantener mi cartera de clientes, fieles desde mis inicios, y este fue el mejor regalo profesional, sin duda. Conseguir mantener una cartera de clientes es muy difícil y que nadie te lo reconozca es también muy duro. No sirve de nada vender si no eres capaz de mantener lo vendido, Nunca me reconocieron esto, y eso fue el primer detonante de que algo no iba a salir bien.
Me embarqué en un proyecto, relacionado con el ramo de Salud y la protección personal. Algo que surge con el asesoramiento a unos amigos personales y que poco a poco se va extendiendo con el boca a boca y que me ha hecho crecer profesionalmente los 3 últimos años. El asesoramiento personalizado.
Creo que es buen momento para ofrecerse como “persona” además de como profesional, no es fácil empatizar, pero es un ejercicio realmente necesario para esta profesión, y muy satisfactorio.
«Aprendí de cada experiencia y vivencia, sin dejar, eso sí, de asistir a cuantos cursos y reuniones de Aseguradoras podía, con el único afán de aprender rápido, en un entorno rodeado de hombres, en el que me sentía un poco extraña».
Pero esta forma de venta, lenta y cuidada, demasiado, para las prisas que nos rodean, tampoco encajó en la empresa, por lo que jamás obtuve reconocimiento, a pesar de obtener los mejores resultados del grupo. No soporto el vender por vender, sin más criterio. Así que sin plantearme quién tenía la razón, o si era una cuestión de machismo, celos profesionales, o simplemente de imposición jerárquica, decidí que si adoro mi trabajo por la forma en que lo hago, lo mejor será intentarlo allá donde me dejen o sola de nuevo, y eso hice, me marché.
Yo siempre hablé de clientes, nunca de ventas, por eso descubrí que cuando no sabes separar, cuando te involucras, cuando lo importante es la atención y el éxito te lo da el reconocimiento por el trabajo bien hecho y no un incentivo, realmente estás actuando como un corredor y no como un vendedor.
Así que con la que estaba cayendo, julio de 2020, recién salidos del primer confinamiento, presenté mi dimisión, di media vuelta, salí a la calle, respiré profundo y pensé, aquí terminan 30 años de profesión…
Pero apenas unos días después mi cabeza empezó a dar vueltas, y encontré un video en la red, NEWCORRED, y ¿por qué no? Y frente a mis ojos, no recuerdo dónde, una frase:
“El éxito es una decisión”, y automáticamente lo vi. Tenía que hacerlo o me iba a arrepentir el resto de mi vida.
De nuevo esa agradable sensación nerviosa se apoderó de mi estómago, y les llamé, y todo fue tan sencillo que en dos meses conseguí mi autorización y ¡vuelta al ruedo!
Hay quien dice que es una osadía, crear una empresa en estos momentos, yo no lo sé, pero aquí estoy de nuevo, y voy a continuar con mi estilo de trabajo, a mi ritmo, porque en este momento apuesto por el trato cuidado y personalizado del cliente, por la atención por encima de todo, por la humanización del seguro, porque creo que es lo que la gente echa de menos, y cuando consigues ese cliente que valora lo que eres capaz de hacer por él, ese cliente se queda contigo.
Lo que me engancha a mi trabajo es descolgar el teléfono y escuchar la voz de alguien que pregunta por Lola, simplemente porque otro alguien le dijo que lo hiciera, sin más dirección…, ni apellido…, ni despacho…, y antes de seguir hablando, tiene claro que quiere trabajar con ella, pues así se lo han recomendado.
Esa es, la mejor publicidad, la mejor red social, la mejor carta de presentación, el cliente bien atendido es el que mejor te vende.
«Pero, apenas unos días después, mi cabeza empezó a dar vueltas, y encontré un video en la red, NEWCORRED, y ¿por qué no? Y frente a mis ojos, no recuerdo dónde, una frase:
“El éxito es una decisión”, y automáticamente lo vi. Tenía que hacerlo o me iba a arrepentir el resto de mi vida».