De acuerdo con el Barómetro de Prácticas de Pago elaborado por Crédito y Caución, solo el 41% de las facturas en las operaciones entre empresas se pagan en Reino Unido en el plazo acordado.
Redacción ‘MS’- De acuerdo con el Barómetro de Prácticas de Pago 2023 elaborado por Crédito y Caución, solo el 41% de las facturas en las operaciones entre empresas se pagan en Reino Unido en el plazo acordado. Esa tasa refleja un empeoramiento significativo de 14 puntos porcentuales frente al 55% registrado hace un año. El 50% del crédito comercial que los proveedores conceden a sus clientes a la hora de cobrar sus productos y servicios en el mercado británico se cobra con retraso y un 9% resulta impagado, lo que supone que la tasa prácticamente se ha duplicado respecto a los valores de hace un año.
«El difícil panorama económico actual y, en particular, las expectativas de bajo crecimiento del país para el próximo año, es la principal preocupación de las empresas de todos los sectores en Reino Unido. El gran temor es que esto eleve aún más el nivel de insolvencias empresariales. El estudio detecta otras preocupaciones que pueden provocar problemas de tesorería y falta de liquidez en los próximos meses, como la inflación sin precedentes, el aumento de los costes financieros, la disminución de la demanda de los consumidores o la volatilidad de los precios de los insumos«, explica el informe.
En los últimos meses, el 41% de las empresas británicas ha experimentado un aumento de los plazos de pago de sus clientes, muy por encima del exiguo 5% que ha registrado una disminución. De cara al cierre de 2023, el 54% de las empresas británicas prevé un crecimiento en su negocio y un 50% espera poder ampliar sus márgenes. Sin embargo, solo el 32% anticipa una mejora de las prácticas de pago de sus clientes, casi a la par del 27% que espera un deterioro.
La evolución de los precios ha tenido un fuerte impacto sobre el tejido productivo británico. Solo el 2% de las empresas no ha sufrido cambios en su estructura de costes debido a la inflación. El impacto principal se ha producido sobre los costes de producción (para el 32% de las empresas), seguido de los costes de almacenamiento y mantenimiento de inventario (25%), la caída de la demanda de sus productos y servicios (21%), los costes financieros (13%) y los costes laborales (6%).
Para proteger a la empresa de la falta de liquidez y evitar el riesgo de quedarse sin efectivo debido a los retrasos en los pagos, un 49% de las empresas ha incrementado el tiempo y los recursos que dedica al cobro de facturas impagadas, un 31% ha reforzado sus procesos internos de control del crédito, un 31 ha buscado financiación externa y un 30% ha retrasado el pago de sus propias facturas transmitiendo los problemas de morosidad a lo largo de la cadena de suministro.