Redacción ‘MS’- La preocupación por la gripe estacional toma fuerza este año en un contexto marcado por la pandemia del coronavirus. Tal y como han explicado las autoridades sanitarias, ambas patologías presentan una sintomatología muy parecida, comparten vías de transmisión, son proclives a causar complicaciones, especialmente en grupos de riesgo, y, por ende, pueden provocar una importante carga asistencial. Aunque seguir escrupulosamente las medidas de prevención establecidas es fundamental para evitar contagios, resulta igualmente importante conocer las principales señales sintomatológicas del virus de la influenza (gripe) y el SARS-CoV-2 (COVID-19) para un mejor manejo en el caso de que existan sospechas. La pérdida de olfato, el orden de manifestación de los síntomas, la aparición de erupciones cutáneas o la velocidad de inicio del cuadro sintomatológico pueden dar pistas para distinguirlas.
Tanto la gripe como el COVID-19 son enfermedades virales que afectan al sistema respiratorio y que se transmiten del mismo modo: con el contacto directo e indirecto en superficies, y a través de gotículas y pequeñas partículas expulsadas al estornudar, toser o hablar. Por ello, ahora mismo, las dos enfermedades podrían prevenirse en gran medida respetando rigurosamente las medidas de salud pública estipuladas por las autoridades sanitarias: continua higienización de las manos, distanciamiento social y uso adecuado y obligatorio de la mascarilla. También es importante procurar taparse la boca al toser o estornudar, utilizando siempre pañuelos desechables, evitar tocarse ojos, nariz y boca después de haber tocado superficies que pueden estar contaminadas, y, en el caso de la gripe, vacunarse, especialmente en caso de pertenecer a un grupo de riesgo.
Si, a pesar de seguir todas las medidas preventivas necesarias, se produce el contagio de cualquiera de estas dos afecciones respiratorias, o incluso de otras similares, como el resfriado, es recomendable ponerse en contacto con un médico, ya sea a través de alguna plataforma de telemedicina o telefónicamente llamando al centro de salud, nunca presencialmente. Este profesional realizará una evaluación previa de los síntomas y pautará las recomendaciones más adecuadas a seguir en cada caso.
“En caso de experimentar algunos indicios compatibles con estas enfermedades, es importante seguir siempre las recomendaciones marcadas por un facultativo, evitando iniciar de forma independiente cualquier tipo de tratamiento. Y es que hay ciertos medicamentos, como los antibióticos, que no están indicados para este tipo de afecciones”.
Dra. María Sánchez, e-Health Medical Manager en Cigna España.
A parte de la sintomatología, también resulta fundamental tener en cuenta, en primer lugar, que algunas personas presentan síntomas muy leves o prácticamente inexistentes de COVID-19 y, en segundo lugar, que, aunque es muy poco habitual, es posible contraer ambas enfermedades a la vez, con todo el impacto que esto puede tener para la salud. Según un reciente estudio del Public Health England, el riesgo de complicaciones graves es el doble en aquellos casos en los que hay coinfección de gripe y coronavirus, lo que refuerza, todavía más, la necesidad de aplicar las medidas de prevención.
La fiebre, la tos seca, la fatiga o el dolor de garganta, de cabeza y muscular son los síntomas que con más probabilidad se darán en ambas dolencias. Sin embargo, existen algunas señales que pueden ser reveladoras a la hora de diferenciar entre un posible contagio por gripe o por COVID-19. El departamento médico de Cigna las explica:
- Pérdida de gusto y olfato. La anosmia es uno de los síntomas más reportados por los pacientes de COVID-19. Aunque, a veces, puede darse en el transcurso de una gripe, o incluso en un resfriado, la pérdida de olfato relacionada con una infección por coronavirus es distinta. Según una investigación publicada en la revista Rhinology, los pacientes de COVID-19 que pierden la capacidad olfativa no sufren sensación de nariz tapada ni goteo líquido. Además, en muchas ocasiones, la anosmia va acompañada de la pérdida del sentido del gusto (ageusia).
- Falta de aire. La disnea o falta de aire es uno de los indicios que puede activar la señal de alarma respecto al COVID-19 y, según la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN), se corresponde con uno de los últimos síntomas en desaparecer tras superar la fase aguda de la enfermedad.
- Orden de manifestación de los síntomas. Según un estudio realizado por un grupo de investigadores de la University of Southern California, la progresión más probable de los síntomas del COVID-19 es fiebre, luego tos, posteriormente dolor de garganta y cabeza y mialgia, seguido de náuseas o vómitos y, finalmente, diarrea. En el caso de la gripe, la tos sería el primer síntoma, seguido de fiebre, dolores musculares, náuseas o vómitos y, para terminar, diarrea.
- Velocidad de inicio: el comienzo de la gripe suele ser más intenso e inesperado (de uno a cuatro días después de haber contraído la infección), con malestar y fiebre alta repentinos. En cambio, en el coronavirus, los síntomas van apareciendo de forma progresiva a lo largo de varios días. Tal y como se ha podido comprobar hasta ahora, el COVID-19 presenta su sintomatología en torno al quinto día después del contacto con una persona contagiada, aunque este periodo de tiempo puede variar desde 2 días después de haber contraído el virus hasta 14.
- Erupciones cutáneas o cambios de color en los dedos de las manos o los pies. A medida han ido pasando los meses, comenzó a detectarse en pacientes con coronavirus diversos problemas en la piel, lo que lo sitúa como un síntoma inequívoco que también permitiría distinguirlo de la gripe. Un estudio en el que ha participado la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) lo confirma.
Si, por el contrario, lo que se está experimentando es tos, congestión nasal, estornudos, irritación en los ojos, picor en la nariz y, en el caso de los niños, fiebre, lo más probable es que se esté sufriendo un simple resfriado.
También es importante no confundirlo con las alergias, muy comunes también en esta época. Con esta patología, el síntoma compartido es la congestión nasal. Sin embargo, nunca vienen acompañadas de fiebre o dolor muscular o de las articulaciones. La tos o el dolor de cabeza y garganta son síntomas que, aunque se pueden presentar, son más excepcionales y duran varias semanas.