Por Cristina Sánchez, directora ejecutiva del
Pacto Mundial de Naciones Unidas España
Incertidumbre. Ese es sin duda el concepto que ha invadido nuestras vidas en los últimos años. La irrupción de la COVID-19, la inestabilidad económica y el avance de otros fenómenos, como el cambio climático han derribado las certezas que teníamos sobre el futuro, creándonos una sensación de inseguridad ante el mañana. Todo ello ha provocado un cambio de mentalidad en los diferentes actores, incluido el sector empresarial, que ha reorganizado sus prioridades dando más importancia a la resiliencia ante futuras disrupciones en la economía. Es cierto que no podemos predecir el futuro, pero lo que sí podemos es prepararnos ante los desafíos que este plantea.
Y si hay un sector económico que lleva haciendo precisamente esto toda su historia es el sector asegurador, pues en su ADN está gestionar los riesgos a medio y largo plazo y adaptarse a los cambios y necesidades del mercado. Por ello hace años que observamos cambios en las entidades aseguradoras que apuntan hacia una transformación sostenible del mismo. Ejemplo de ello es que ya en el informe de UNESPA sobre “Políticas de sostenibilidad en el sector asegurador” del año 2019, se afirmaba que las políticas ASG y de sostenibilidad eran una realidad asentada en el sector asegurador, estimando la inversión anual del sector en responsabilidad social corporativa (RSC) en unos 110 millones de euros.
«Si hay un sector económico que lleva haciendo precisamente esto toda su historia es el sector asegurador, pues en su ADN está gestionar los riesgos a medio y largo plazo y adaptarse a los cambios y necesidades del mercado».
Una fuerte apuesta por el desarrollo sostenible que ha ido ganando peso hasta el día de hoy. Y es que, según nuestra última publicación “ODS Año 6, la Agenda 2030 desde un enfoque sectorial”, 9 de cada 10 empresas del sector financiero de banca y seguros ya realiza acciones vinculadas a la Agenda 2030.
En este punto veo necesario recordar que este marco de Naciones Unidas se ha posicionado en el último lustro como el marco de referencia en sostenibilidad, uniendo tanto a estados e instituciones como al sector empresarial, que por primera vez es considerado un agente clave para abordar los retos del desarrollo sostenible. Su éxito recae, entre otros factores, en su visión holística para interconectar los riesgos ambientales, sociales y económicos. En este sentido, se podría decir que éste es uno de los motivos por lo que esta Agenda ha calado de forma generalizada en las empresas del sector, pues un 90% de ellas conoce el marco y lo que es incluso más importante, el 94% es plenamente consciente de cómo su actividad impacta en ella y, por tanto, actúan en consecuencia.
Una gran noticia, pues el sector de los seguros desempeña un triple papel: como gestor de riesgos, asegurador e inversor, lo que lo sitúa en una posición única para contribuir a la construcción de una economía más sostenible. De este modo, las aseguradoras contribuyen al desarrollo sostenible, por una parte, a través de productos audaces que, al tiempo que ofrecen una propuesta de negocio interesante para la empresa, actúan, por ejemplo, paliando los efectos del cambio climático, favoreciendo el acceso a la educación o amplificando las oportunidades de las personas. Pero también lo hacen como catalizadores de la inversión socialmente responsable (ISR), lo que les otorga además una de las llaves para desbloquear la brecha de financiación de la Agenda 2030, cifrada entre dos a cuatro billones de dólares adicionales cada año durante la próxima década.
«El sector de los seguros desempeña un triple papel: como gestor de riesgos, asegurador e inversor, lo que lo sitúa en una posición única para contribuir a la construcción de una economía más sostenible».
Podríamos decir que todos los sectores tienen un impacto en la Agenda 2030, pero es cierto que en el asegurador se ve de una manera más clara, como acabamos de comprobar. Si la misión del sector es dar seguridad a sus clientes, no existe mayor seguridad que la que aporta la perspectiva de un futuro sostenible. Y, en tiempos de incertidumbre, todos necesitamos contar con la confianza de que un proyecto de un mundo resiliente, respetuoso con las personas y el planeta es posible. Por ello, desde el Pacto Mundial de Naciones Unidas España alentamos a las entidades aseguradoras a seguir trabajando en esa vía y convertir la incertidumbre en confianza a través de la apuesta más segura: los ODS de la Agenda 2030.