Por Elena Mayor Lozano, CEO en EmotionHR y vicepresidenta de la Asociación Nacional de Felicidad de Personas y Organizaciones, Conciencia y Compasión.
Hace ya varios años escribí un post denominado “when you want, where you want” haciendo alusión a un futuro que llegaría en el que el empleado trabajaría sin límites geográficos y temporales. Pues bien, poco a poco avanzamos hacia ese escenario, mientras el nuevo mindset empresarial comienza a interiorizar las ventajas de la flexibilidad total.
Lo que entonces era premonitorio comienza ahora a ser un tema en evaluación en las empresas del sector TIC a causa del relevo generacional. Cuando una persona de la generación Z, los últimos en incorporarse en las empresas, inicia su andadura en el mundo laboral suele reclamar mayor flexibilidad para encajar el trabajo en su agenda vital.
Estos jóvenes, acostumbrados a la gratificación inmediata y a tener límites escasos para organizar su tiempo, se plantean la vida de empleado de un modo muy distinto a como lo hacían las generaciones de sus padres, que priorizaban el trabajo sobre todo lo demás y confiaban en la cultura del esfuerzo para ganar estabilidad en sus empleos, ascender en la pirámide o ganar beneficios, siempre mirando al futuro.
«Al contrario que ellos, lo único que un Z no entiende son las recompensas a largo plazo. Por supuesto que está dispuesto a trabajar y a mejorar constantemente, pero no para conseguir un premio en el futuro, quieren hacerlo bien para obtener un feedback positivo inmediato».
Si quieres crear compromiso en un joven Z, dale una palmadita en el hombro cuando haya trabajado bien, no le hables de comenzar una brillante carrera en ascenso.
La imagen de un futuro trabajando durante cuarenta años en la misma empresa, de lunes a viernes hasta las 7 de la tarde es entendido por un Z, y para muchos, pero para ellos especialmente, como lapidar su vida encerrado en la cárcel del trabajo. Vivir colocando el trabajo en el centro y poniendo lo demás en segundo plano, no es algo a lo que estén dispuestos.
Los millenials y los Z vieron como sus padres anteponían sus responsabilidades en la empresa a todo lo demás. Como niños, vivieron con estupor cómo se entregaban en cuerpo y alma a su trabajo, mientras confiaban el cuidado de sus hijos a otras personas. Aunque nunca se quejaron, los Z se repitieron una y otra vez que ellos no sacrificarían su tiempo por un trabajo. Decidieron que la vida se les había escapado a sus padres entre tantos informes y que no sólo no habían dado prioridad a sus hijos, sino que tampoco habían dado a sus propias vidas. Y crecieron convencidos de cambiar el modelo.
Un ejemplar Z bien preparado (lo son en su mayoría) en un mundo en el que siempre pueden encontrar un empleo, más o menos interesante, mejor o peor pagado, conservar el actual no es urgente. La prioridad es experimentar la vida.
Si queremos ser inteligentes y atraer a nuestros jóvenes, no podemos presentarles un panorama en el que tengan que estar comprometidos con la empresa porque si, como aceptaron sus padres sin siquiera cuestionarlo; no podemos presentarles un trabajo en el que levanten los ojos del ordenador cuando ya se haya acabado el día, sin tiempo para hacer las cosas que a ellos les interesa. No podemos, simplemente porque dejarán colgada la empresa y el trabajo y aceptarán otro con menos sueldo e interés a cambio de tener tiempo para vivir.
Es la renuncia silenciosa, cuyo lema podría ser “Trabajar para vivir es mejor que vivir para trabajar”.
¿Cómo podemos ofrecerle a un joven, y de paso a cualquier persona con ganas de dar lo mejor de si misma en la empresa, la posibilidad de vivir la vida de forma completa y compatibilizarlo con aportar su mayor esfuerzo? La fórmula de la flexibilidad total es la respuesta “when you want, where you want”
Los millenials fueron los primeros con mentalidad de empresarios que no querían estar sujetos a reglas, los que anteponían adquirir conocimientos y disponer de tiempo por encima de cualquier otro beneficio que la empresa pudiera ofrecerles y la generación Z, su continuación, continua exigiendo esta forma de vida donde el trabajo y el ocio van de la mano, diría que se mezclan, en un entorno totalmente flexible en el que eres responsable de conseguir el objetivo que te han marcado, pero donde tú te organizas como deseas para conseguirlo. El trabajo no tiene por qué robarte tu libertad para experimentar la vida, ese sería el pensamiento de un millenial o un Z gen.
La fórmula de la flexibilidad total: where you want
A lo largo de los últimos años, a medida que la sociedad fue más consciente de la necesidad de conciliación y de la escasez de personas cualificadas para cubrir la creciente oferta de empleo en sectores TIC, que es el que yo conozco, se fueron adoptando posturas cada vez más flexibles: horarios adaptados, días libres no pagados o aumento de los días de vacaciones anuales para conseguir ser más atractivos.
Sin embargo, la flexibilidad siempre fue la gran demanda. Creo que nadie ha sido nunca capaz de entender que no se trata de aumentar la oferta de vacaciones indefinidamente, lo que debemos ofrecer es la posibilidad de que el trabajo se adapte al cada día de la gente, a las necesidades de flexibilidad de la persona. Deporte y ocio son importantes en la vida de los más jóvenes y disponer de más tiempo para conciliar es fundamental en la vida de los nuevos padres, por poner dos ejemplos.
En el sector TIC donde el teletrabajo está más extendido, un empleado puede tener una experiencia en India, cumpliendo su propósito de ayudar a los desfavorecidos o consiguiendo sus metas de espiritualidad, finalizando a tiempo su proyecto con otros compañeros que se encuentran en Madrid. Entiende por tanto que el dónde haga su trabajo no debería implicar una limitación, porque lo importante es tenerlo finalizado en tiempo y que este trabajo sea de calidad. Y para hacer un trabajo de calidad es importante estar viviendo una vida de calidad.
Conocí a un empleado que se enamoró de una mujer canadiense y nos pidió teletrabajar tres meses allí para estar con ella y averiguar si esa relación tenía sentido. Para ello tenía claro que tendría que conectarse por la noche para coincidir con sus compañeros. En ese momento no eran importantes los inconvenientes porque compartir tiempo con su novia era prioritario.
«La flexibilidad siempre fue la gran demanda».
La fórmula de la flexibilidad total: when you want
Todos sabemos que existen personas que trabajan con mayor concentración y son más productivos durante la noche. Conozco un profesor universitario que hace investigación a partir de las once de la noche y por ello pasó su turno de clases en la universidad a la tarde.
Al contrario, muchos nos sentimos más creativos y lúcidos a primera hora de la mañana y no dudamos en madrugar todo lo necesario cuando debemos entregar un trabajo de calidad.
Evidentemente es necesario coincidir porque trabajamos en equipo, sin embargo para muchos es fundamental poder contarle un cuento a su hijo para sentir que cumplen con su papel de madre o padre y después, abrir el ordenador cuando los pequeños estén durmiendo y terminar su entregable con la satisfacción de haber atendido también las otras facetas importantes de su vida.
En resumen, la meta sería poder hacer un trabajo de alta calidad, desde cualquier lugar y realizado en los momentos en los que uno se siente más productivo y, aunque ahora parezca aún ciencia ficción, la tecnología y la pandemia nos han hecho acercarnos mucho a este escenario y ese será el camino que habrán de transitar las empresas del sector TIC que deseen ser atractivas para sus empleados más jóvenes.
«Todos sabemos que existen personas que trabajan con mayor concentración y son más productivos durante la noche. Al contrario, muchos nos sentimos más creativos y lúcidos a primera hora de la mañana».
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