Carolina Lavandero (IMQ): «Si existe algo en estos meses que es innegable es el concepto de humanidad compartida»

Carolina Lavandero (IMQ): «Si existe algo en estos meses que es innegable es el concepto de humanidad compartida»

‘Muy Segura’ entrevista a Carolina Lavandero Díez, psicóloga de IMQ.

¿Cuáles son las principales afecciones psicológicas que se están encontrando a causa de la actual pandemia sanitaria provocada por el COVID-19?

Es innegable que la pandemia provocada por la Covid 19 va dejando rastro a su paso y consecuencias de múltiples tipos. Unas de las más claras, universales, impactantes y de las que vamos dándonos cada vez más cuenta son las consecuencias de tipo psicológico.

Desde el inicio aparece la emoción que es más universal y potente, el MIEDO. En un principio fue el desconocimiento, el desconcierto absoluto sobre qué significaba esto, qué estaba pasando, el miedo al contagio, la incertidumbre. Ahora, 10 meses después, sigue arrastrándonos, con el MIEDO a que esto no se termine del todo, a que nos afecte en lo laboral de forma definitiva, en lo económico, en lo familiar, en lo personal.

«Desde el inicio aparece la emoción que es más universal y potente, el MIEDO».

La pandemia que vivimos nos está dejando ver numerosos casos de ansiedad, frustración, ira, desgaste, tristeza, contención, desánimo, aislamiento, irascibilidad, desilusión, agotamiento, rabia, limitación de nuestra libertad individual; en definitiva: inestabilidad emocional de grandes dimensiones.

La incertidumbre de las medidas restrictivas que van y vienen, el desgaste de unos meses de sobreadaptación sin precedentes, el enojo frente a los comportamientos insolidarios, la dificultad de sobrellevar todas estas cargas sin las válvulas de escape que todos tenemos y necesitamos, pero que ahora nos están extremadamente limitadas. Todo esto sin entrar en los casos más extremos  de contagios, sufrimiento en la salud, angustia inmensa frente a la perdida de trabajo, a la incertidumbre sobre el futuro profesional y económico, el duelo ante la irreparable pérdida, la angustia de la soledad en el aislamiento, el desgaste de una sociedad que fue parada en seco y no termina de poder arrancar.

«La pandemia que vivimos nos está dejando ver numerosos casos de ansiedad, frustración, ira, desgaste, tristeza, contención, desánimo, aislamiento, irascibilidad, desilusión, agotamiento, rabia, limitación de nuestra libertad individual; en definitiva: inestabilidad emocional de grandes dimensiones».

¿De qué manera están repercutiendo las distintas problemáticas, en función del sexo o de la edad?

Cada edad, cada situación presentará problemas diferentes, la soledad de los mayores lleva a más casos de depresión, la angustia económica de las personas en edad laboral, camina más hacia la ansiedad y la frustración, la limitación de la libertad en los jóvenes puede encaminarles más hacia cuadros de ira, irritabilidad e incluso actos de  rebeldía.

Pero si existe algo en estos meses que es innegable es el concepto de humanidad compartida. Esta pandemia, de una manera u otra, y a pesar de las grandes diferencias entre situaciones, es algo que nos está tocando a todos sin excepción. La humanidad compartida bien interiorizada, puede llevarnos a posturas solidarias, basadas en una empatía más cercana a los nuevos conceptos de compasión que se manejan actualmente. Esto situado frente a la comparación de unos con otros, que nos lleva en nuestro diario desgaste a situaciones de insolidaridad, incomprensión e irritación continuas. Llevándonos muy al límite de nuestras fuerzas.

«La humanidad compartida bien interiorizada, puede llevarnos a posturas solidarias, basadas en una empatía más cercana a los nuevos conceptos de compasión que se manejan actualmente».

Centrándonos en los jóvenes y el uso de las nuevas tecnologías, acentuado por las etapas de confinamiento y restricciones: ¿qué problemas más destacados está generando y por qué?

Los problemas que se pueden estar generando en este sentido tienen que ver con el uso excesivo de las nuevas tecnologías, tanto redes sociales como dispositivos tipo Play Station, Nintendo y demás. Son casi las únicas formas en las que nuestros chavales pueden estar en contacto con sus iguales en estos momentos.

Al mismo tiempo, se está generando una actitud de valoracion de aquello que tampoco tienen en este momento, como quedar en la calle, jugar, hacer deporte. No hay nada mejor que perder algo para darnos cuenta de su valor. Son las paradojas de la vida. Debemos tener paciencia con nuestros jóvenes y tratar de fomentar y cuidar en la medida de lo posible la comunicación en nuestras casas.

«Debemos tener paciencia con nuestros jóvenes y tratar de fomentar y cuidar en la medida de lo posible la comunicación en nuestras casas».

¿De qué herramientas dispone la propia persona para intentar gestionar sus emociones? ¿Es posible controlarlas? ¿A qué perfil de persona puede resultarle más sencillo este proceso?

Ante todo esto la pregunta es: ¿qué podemos hacer?. Respuesta: Cuidarnos y cuidar unos de otros. Fácil de decir, quizá más complicado de poner en marcha. Desde ahí las personas necesitamos tomar conciencia de cuál es nuestro estado, poder ser conscientes de cómo nos sentimos, tenga sentido o no, sea justo o injusto. Y en ocasiones pedir ayuda, sin dudarlo. Aquí la resiliencia, capacidad humana universal, es un don a trabajar desde la psicoterapia.

«Ante todo esto la pregunta es: ¿qué podemos hacer?. Respuesta: Cuidarnos y cuidar unos de otros».

¿Cuándo considera que es necesario pedir ayuda en situaciones de estrés y ansiedad?

Quizá en ocasiones pensemos desde la tiranía, que tenemos que saber llevar esto, que debemos demostrar fortaleza, que pedir ayuda psicológica es de débiles, y nosotros somos fuertes. Y lo somos. Solo por estar sobrellevando esta situación tan absolutamente impactante, lo somos. Pero pedir ayuda es, a mi modo de ver, un acto de valentía, es una forma de saber cuidarnos a nosotros mismos.

«Pedir ayuda es, a mi modo de ver, un acto de valentía, es una forma de saber cuidarnos a nosotros mismos».

¿A qué profesional médico es preciso acudir? Atención Primaria, psicólogo, psiquiatra…

Los profesionales de la salud, y en especial de la salud mental, tenemos aquí una tarea y un compromiso importante. Debemos recurrir en principio a aquel profesional más cercano, de referencia, de confianza, que en la mayoría de los casos suele ser el médico de Atención Primaria. De ahí, según criterio y ante la  más mínima duda, a los profesionales de psiquiatría y/o psicología, cuyo trabajo debe ser absolutamente complementario en la mayoría de los casos y a poder ser compartido.

«Los profesionales de la salud, y en especial de la salud mental, tenemos aquí una tarea y un compromiso importante».

¿Cree que la figura del psicólogo está lo suficientemente bien “vista” en nuestro país, o aún siguen existiendo tabúes al respecto, que evitan que las personas acudan abiertamente a solicitar su apoyo?

La visión que la sociedad tiene de la figura del psicólogo ha ido mejorando indudablemente en los últimos años. En la gran mayoría de los casos de rechazo tiene que ver con el desconocimiento. Debemos respetar cada punto de vista y siempre plantear las intervenciones psicológicas como una invitación, nunca como obligación, ya que corremos el riesgo de generar más rechazo.

Permitir que nos pregunten y nos cuestionen lo que necesitan. Y en algunos casos aceptar como profesionales que no todo vale para todos. Respeto a la naturaleza y tiempos de cada uno por encima de todo.

«La visión que la sociedad tiene de la figura del psicólogo ha ido mejorando indudablemente en los últimos años. En la gran mayoría de los casos de rechazo tiene que ver con el desconocimiento».

¿Con qué herramientas principales cuenta un psicólogo para ayudar a una persona en una situación de ansiedad? ¿Qué están haciendo y ofreciendo los profesionales del Grupo IMQ al respecto?

La tarea de los psicólogos es ofrecer sus conocimientos, experiencias y recursos para acoger a la persona en estos tiempos de pandemia. Ayudando al paciente a regularse emocionalmente, a expresar lo que haya, sin miedo a los juicios, a aceptarse en sus dificultades, a procesar con acogida y comprensión sus innumerables pérdidas y a poder ir reencontrándose con sus fortalezas y sus recursos.

Desde aquí los/las  profesionales de salud mental de IMQ tratamos de hacer un esfuerzo al servicio de la población en momentos tan complejos, sin olvidarnos de establecer pautas de autocuidado y afrontamiento personales para no descuidar nuestro propio mundo emocional.

«La tarea de los psicólogos es ofrecer sus conocimientos, experiencias y recursos para acoger a la persona en estos tiempos de pandemia».

¿Desea trasladar un mensaje a la audiencia de Muy Segura, dentro de nuestra sección de Salud y Bienestar?

Entrenarnos día a día en la comprensión de uno mismo, hacérnoslo fácil, no juzgar ni juzgarnos en exceso, utilizar la paciencia como herramienta de bienestar, la aceptación frente a la resignación y añadir el ingrediente de la amabilidad siempre en la comunicación, tanto con los demás como con uno mismo. Alejarme todo lo que pueda de lo que me daña y plantearme de vez en cuando: ¿qué puedo hace yo para mejorar todo esto?. 

«Utilizar la paciencia como herramienta de bienestar, la aceptación frente a la resignación y añadir el ingrediente de la amabilidad siempre en la comunicación, tanto con los demás como con uno mismo».

¿Quiere añadir algún comentario o reflexión adicional?

Aún no sabemos cuánto nos queda, cómo vamos a ir evolucionando, tenemos delante la luz de la esperanza que nos están ya trayendo las vacunas, eso ayuda. Cada vez queda  menos, y aún algo queda. Hasta entonces, vamos a cuidarnos, vamos a ofrecer ayuda, vamos a dejarnos ayudar, vamos a ser conscientes de qué nos pasa y de cómo estamos. Solo así podremos lograr que cuando pase todo esto, el peso que deje, sea un poquito más ligero. Y si hay suerte que alguien haya podido  hacer algún aprendizaje.

«Aún no sabemos cuánto nos queda, cómo vamos a ir evolucionando, tenemos delante la luz de la esperanza que nos están ya trayendo las vacunas, eso ayuda».