Redacción ‘MS’- La Federación Mundial de Neurología (WFN) ha elegido este año ‘La salud y la prevención del cerebro’ como tema para el Día Mundial del Cerebro 2024, que anualmente se conmemora el 22 de julio. El objetivo de esta efeméride, según sus impulsores, es crear una conciencia crítica para prevenir enfermedades cerebrales en todos los rincones del mundo.
El estudio de la carga global de las enfermedades correspondiente a 2021, conocido como GBD por sus siglas en inglés (Global Burden of Disease), puso de manifiesto que más de 3.400 millones de personas en todo el mundo sufrieron ese año deterioros en la salud del sistema nervioso, lo que provocó 11,1 millones de muertes. Este estudio recogió datos de distintas afecciones neurológicas, como accidentes cerebrovasculares, enfermedad de Alzheimer, otras demencias, epilepsia, esclerosis múltiple, enfermedad de Parkinson, encefalitis, meningitis y discapacidad intelectual idiopática.
Según destaca el Prof. Wolfgang Grisold, presidente de la WFN, «cuando hablamos de salud cerebral y prevención, estamos salvaguardando nuestro plan para el futuro. No se trata simplemente de reaccionar; se trata de desarrollar activamente una cultura de prevención de enfermedades neurológicas. La dedicación a la prevención de trastornos neurológicos es la piedra angular de nuestra resiliencia para el mañana».
Aunque muchos trastornos neurológicos carecen todavía de una cura eficaz, conocer, comprender y abordar los factores de riesgo puede aliviar significativamente esta carga, retrasando su debut, disminuyendo la agresividad de sus síntomas o ralentizando su progresión.
Para influir de forma positiva en la salud del cerebro y evitar hábitos que manifiestamente le perjudican, es necesario tener en cuenta unas sencillas pautas e interiorizarlas en la vida diaria. Así, el Dr. Tirso González-Pinto, neurólogo de IMQ, da unas claves para ello.
Cinco hábitos a adoptar para la salud del cerebro
En primer lugar, el especialista destaca la conveniencia de «realizar ejercicio físico de manera rutinaria, integrándolo en el estilo de vida de cada persona, adecuando la intensidad y características a las circunstancias individuales».
En segundo lugar, el Dr. Tirso González-Pinto señala la necesidad de «fomentar la actividad cognitiva. La presencia de una reserva cognitiva elevada desde los primeros años de vida retrasa la aparición de síntomas cognitivos en el futuro».
El tercer aspecto en el que incide el especialista es el «control periódico de los factores de riesgo cardiovascular, como la hipertensión arterial y diabetes mellitus, principalmente, los cuales se han relacionado en diversos estudios con el deterioro cognitivo».
Llevar una alimentación sana y equilibrada constituye el cuarto hábito a adoptar. «No existen alimentos milagro, pero una dieta sana, variada, equilibrada y moderada, previene la aparición de factores de riesgo y otras comorbilidades que predisponen al deterioro cognitivo».
Con respecto al quinto hábito a adquirir, el neurólogo de IMQ hace hincapié en la conveniencia de abordar precozmente los trastornos del estado de ánimo, «especialmente la depresión, ya que pueden acelerar la progresión del deterioro de la función cerebral».
Cinco hábitos a evitar para la salud del cerebro
El primer hábito a erradicar para favorecer la salud del cerebro es el consumo de alcohol y tabaco, que se han presentado como factores que perjudican la función cerebral. Por ejemplo, la OMS estima que el 14% de los casos de alzhéimer de todo el mundo podrían atribuirse al tabaco. Asimismo, los efectos combinados del consumo de alcohol y tabaco sobre la cognición pueden ser mayores que la suma de sus efectos individuales.
El Dr. Tirso González-Pinto también llama la atención sobre el aislamiento social. «Diferentes estudios relacionan el aislamiento social a partir de los 50 años de edad con un aumento de casi el 50% del riesgo de demencia y otras afecciones graves, y un incremento del riesgo de muerte prematura».
También es conveniente evitar la desnutrición, manteniendo un índice de masa corporal superior a 20 a partir de los 70 años de edad. «Un bajo peso en ancianos puede ser un precursor de deterioro cognitivo o de estadios iniciales de la enfermedad de Alzheimer», señala el experto.
Otro hábito a desterrar es el de comer más de lo necesario. «Es conveniente evitar la obesidad; en este caso, sobre todo, en la edad media de la vida. Es importante disminuir el peso en personas obesas y con sobrepeso en la mediana edad, para reducir el riesgo posterior de neurodegeneración y demencia».
El neurólogo de IMQ concluye señalando la necesidad de evitar los problemas de audición. «La pérdida de audición se ha presentado como un factor de riesgo independiente para el desarrollo de demencia en estudios recientes. Por ello, en los casos en los que se puede paliar, hay que evitarla».