Cristina Puigdengolas (Diaconia España): «La trata se alimenta de la precariedad, de la pobreza, de la vulnerabilidad existente en muchos países y en muy distintos contextos»

Cristina Puigdengolas (Diaconia España): «La trata se alimenta de la precariedad, de la pobreza, de la vulnerabilidad existente en muchos países y en muy distintos contextos»

‘Muy Segura’ entrevista a Cristina Puigdengolas Carrera, abogada en ejercicio desde 1993 y actualmente Coordinadora Jurídica del Área de mujer y lucha contra la trata en Diaconía España, entidad cristiana sin ánimo de lucro.

¿Cómo inició su andadura profesional? En aquellos primeros pasos, ¿cuáles son los mayores desafíos que hubo de afrontar?

Tuve la suerte de crecer con dos idiomas pues mis padres me mandaban regularmente a Inglaterra desde pequeña. En mi generación (soy de 1970) no era muy frecuente. El conocimiento del inglés me permitió trabajar para las divisiones jurídicas internacionales de grandes multinacionales, ocupándome de Corporate law, Compliance, M&A (expansiones internacionales del negocio): Grupo Telefónica, UniCredit, KPMG, Praxair, Bank of New York Melon, en España, Italia e Inglaterra y, sobre todo, me permitió viajar. Tuve la suerte de acceder a una beca del Grupo Telefónica para jóvenes de alto potencial que me dió la posibilidad de formarme en Universidades tan buenas como Berkeley, Columbia, London Business School, ESADE y ESIC.

Durante mi época universitaria ya había entrado en contacto con el mundo social, acompañando a chavales muy jóvenes con problemas de adicción a la heroína, a darles asesoramiento en cárcel y fuera de ésta, en sus barrios y a acompañar y a apoyar legalmente también a sus familias. 

El principal reto durante esos primeros años fue precisamente compaginar la abogacía comercial con la social pues ambas exigen mucha dedicación. A primera vista puede parecer que se trata de dos abogacías muy alejadas la una de la otra, pero en esos años aprendí que la base ética, de servicio, compromiso y de búsqueda de la excelencia es y debe ser la misma.

«Durante mi época universitaria ya había entrado en contacto con el mundo social, acompañando a chavales muy jóvenes con problemas de adicción a la heroína, a darles asesoramiento en cárcel y fuera de ésta, en sus barrios y a acompañar y a apoyar legalmente también a sus familias». 

¿Qué hitos han acontecido para usted, y hasta el momento, en el transcurso de su recorrido laboral? ¿Por qué han tenido ese significado y qué enseñanza considera que le han aportado?

Hay varios acontecimientos que han marcado mi recorrido profesional y que agradezco profundamente.

Uno de ellos es la apuesta que el Grupo Telefónica hizo conmigo, siendo yo muy joven, de, primero, otorgarme una beca que me permitió formarme en prestigiosas Universidades en materias tan claves como la negociación internacional en entornos multiculturales, la gestión de equipos multidisciplinares o en el ejercicio práctico de la abogacía internacional fuera de Europa. Haber podido cursar un MBA, cursos de postgrado especializados en la formación a otros, ha marcado mi trayectoria pues desde muy pronto, me dio la posibilidad de reflexionar sobre mis intereses y sueños por cumplir y de trabajar duro y de desarrollar herramientas como la flexibilidad. Asimismo, se apostó por mí, como mujer responsable de un equipo internacional, lo que también contribuyó a que pudiera desarrollar, sobre todo, capacidades como el análisis y la gestión de asuntos complejos en entornos no siempre sencillos ni amigables con una exigencia de orientación a resultados. 

Agradezco profundamente que distintos profesionales de las diferentes empresas donde trabajé en mi etapa de abogada Corporate (casi 19 años) me enseñaran, a través de su propio ejemplo diario, a entender la abogacía como un servicio con el mayor nivel de calidad técnica y humana, que sirve a intereses aparentemente tan dispares pero comunes como la Justicia, los derechos humanos, la persecución del delito, el desarrollo de negocios responsables o la protección de intereses legítimos. 

«Haber podido cursar un MBA, cursos de postgrado especializados en la formación a otros, ha marcado mi trayectoria pues desde muy pronto, me dio la posibilidad de reflexionar sobre mis intereses y sueños por cumplir y de trabajar duro y de desarrollar herramientas como la flexibilidad».

¿Qué le empujó a cambiar por completo el rumbo en su trayectoria dentro de la abogacía de los negocios, hacia la abogacía social?

Llegó un momento en el que compaginar ambas abogacías, con una carga horaria, de trabajo y de responsabilidades tan potente, me hizo caer enferma. En ese momento, y gracias a un médico de familia del centro de salud del que era mi barrio en Londres, me paré a pensar lo que realmente me movía en el ejercicio profesional y lo ví claro: aplicar todo lo aprendido en abogacía comercial, en la promoción y acceso a derechos de personas vulnerables. Acompañar a los que nadie acompaña ni tienen la posibilidad de acceder a servicio jurídico alguno y dar visibilidad a situaciones invisibles que afectan a tantas personas vulnerables. 

Volví a España, a estudiar de nuevo, y a trabajar para la Fundación Fernando Pombo, donde pude participar en proyectos tan interesantes como el acompañamiento a personas en situación de calle, a menores extranjeros que llegan solos a España, a personas de cualquier condición que han tenido que huir de sus países de origen por miedo a ser perseguidos o por haberlo sido y que buscan asilo y protección en España. Fue una época apasionante de profundizar también en el papel que tienen las empresas en las violaciones de derechos humanos; una época de mucho estudio y de escribir mucho, participando en la elaboración de material jurídico didáctico accesible a la profesión jurídica.

«En la Fundación Fernando Pombo pude participar en proyectos tan interesantes como el acompañamiento a personas en situación de calle, a menores extranjeros que llegan solos a España, a personas de cualquier condición que han tenido que huir de sus países de origen por miedo a ser perseguidos o por haberlo sido y que buscan asilo y protección en España».

¿Cuándo y por qué surge su vínculo con Diaconía?

Durante mi vinculación laboral con la Fundación, comencé a viajar a la ciudad española situada en África de Melilla y acabé viviendo allí casi tres años. Se trata de un enclave de 12 kilómetros con una serie de necesidades jurídicas de personas muy vulnerables que me hicieron entrar en contacto con el fenómeno de la trata de personas, sobre todo, con fines de explotación sexual, un fenómeno global, un negocio que mueve millones de Euros y, sobre todo, una gravísima violación del derecho que tenemos las personas a una vida digna, pues supone despojar a la persona de su dignidad, para convertirla en una esclava generadora de ingresos para los tratantes. Fui abogada independiente hasta que se me terminaron los ahorros. 

Tras un periodo en Cataluña trabajando en acogida humanitaria, descubrí a Diaconía, una de las entidades más importantes en España en materia de trata, que además se ocupa de acompañar a solicitantes de asilo, de generar empleo para personas vulnerables, de compensar desigualdades educativas y de todos los ámbitos de la vida y de facilitar oportunidades a personas que no lo han tenido fácil en la vida.

En materia de trata, Diaconía trabaja con un nivel altísimo de servicio y respeto a las víctimas-supervivientes, con un compromiso y un know-how que me hicieron aplicar a un puesto de trabajo que tuve la suerte de conseguir. El trabajo de Diaconía en trata es artesanal, entendida como tratar a cada persona desde su unicidad, con protocolos y procesos de calidad auditados, pero generando relaciones de confianza y respeto con cada persona a la que acompañamos. 

«Tras un periodo en Cataluña trabajando en acogida humanitaria, descubrí a Diaconía, una de las entidades más importantes en España en materia de trata».

¿En qué se centra la actividad de esta plataforma de acción social?

Hace casi tres años que comenzó mi aventura en Diaconía, una auténtica aventura, pues lo que empezó siendo un puesto de abogada de dos recursos residenciales para mujeres supervivientes a la trata y sus hijos e hijas, ha ido creciendo y ampliándose a trabajar con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en la identificación de víctimas y protección de sus derechos, a trabajar en Tribunales para perseguir el delito de trata y conseguir indemnizaciones para las supervivientes y que puedan recuperar una vida digna, a sensibilizar a la sociedad sobre la gravedad de la trata a través de una formación especializada, acompañar a mujeres que han sido explotadas sexualmente y en definitiva, a ejercer una abogacía basada en la defensa de sus derechos, coordinando un servicio jurídico en el que atendemos necesidades de víctimas de trata en toda España.

«Hace casi tres años que comenzó mi aventura en Diaconía, una auténtica aventura, pues lo que empezó siendo un puesto de abogada de dos recursos residenciales para mujeres supervivientes a la trata y sus hijos e hijas, ha ido creciendo y ampliándose».

Desde su posición, ¿cuáles son sus actividades principales y con qué objetivos? (Nos consta que es una de las pocas abogadas que trabajan en su área).

Nuestras líneas de actuación en Diaconía, en el Área de Mujer y lucha contra la trata, donde ejerzo mi profesión letrada, se pueden resumir en: 

(i) la prevención, a través de acciones de sensibilización a jóvenes, a profesionales del ámbito social, a estudiantes universitarios, a miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y a través de cursos técnicos especializados que ofrecemos online a través de nuestra Escuela de Diaconía, en formatos presenciales y online.

(ii) el acompañamiento, asesoramiento y atención integral y multidisciplinar, en mi caso concreto, jurídica, a las víctimas y supervivientes a la trata. Facilitamos su acceso a los derechos que les corresponden como víctimas con el objetivo de que puedan tener una vida digna, y elegida libremente.

Yo, en concreto, trabajo en Tribunales, en los procedimientos penales que persiguen el delito de trata y los delitos aparejados a éste, en defensa de los derechos de las víctimas y ejerciendo la acusación frente a los tratantes, pues es importante que no puedan repetir este grave delito contra nuevas víctimas.

(iii) la investigación técnica con objeto de ir avanzando en la lucha contra esta lacra social, con el objetivo de adquirir buenas prácticas en la gestión de la protección de las supervivientes a la trata.

«Trabajo en Tribunales, en los procedimientos penales que persiguen el delito de trata y los delitos aparejados a éste, en defensa de los derechos de las víctimas y ejerciendo la acusación frente a los tratantes, pues es importante que no puedan repetir este grave delito contra nuevas víctimas».

¿Qué puede contarnos acerca del resto de equipo de trabajo en Diaconía? ¿Qué perfiles tienen y qué acciones desarrollan?

Si algo me llamó la atención desde mis primeros momentos en Diaconía, es el nivel tan alto de capacitación y compromiso del equipo. 

Tenemos profesoras universitarias en el grado de derecho, doctora en derechos humanos con tesis doctoral en trata, antropóloga y trabajadora social con más de 15 años de experiencia en trata que, de hecho, nos guía y que montó el Área desde cero con una dedicación y un respeto hacia las victimas supervivientes, a sus deseos y al fomento de su autonomía, dignas de seguir su ejemplo.

Contamos con personas que vienen de otros países, de trabajar a pie de calle con las supervivientes, en cárceles, con experiencia en mediación intercultural, especialistas en la elaboración y gestión de proyectos, profesionales muy jóvenes con una formación impecable en materia de cooperación; se trata de un equipo eminentemente femenino que estamos ampliando  con presencia masculina, con el objetivo también de abandonar estructuras rígidas de pensamiento derivadas del sufrimiento de las víctimas explotadas sexualmente por hombres. 

Contamos con educadoras sociales, trabajadoras sociales, integradoras, psicólogas, sociólogas, directoras de recursos habitacionales para la acogida, recuperación y tránsito a una vida autónoma de las supervivientes a la trata. Disponemos de economistas, matemáticos, expertos en intervención integral y otros abogados y abogadas especializados en derechos de las mujeres, en extranjería.

El común denominador del equipo es el altísimo nivel técnico, de compromiso y de humanidad, unido a una vocación de servicio con una profesionalidad impecables. Los mejores dando lo mejor de cada uno, cada día.

«El común denominador del equipo es el altísimo nivel técnico, de compromiso y de humanidad, unido a una vocación de servicio con una profesionalidad impecables. Los mejores dando lo mejor de cada uno, cada día».

¿Cuál es el perfil de las víctimas de la trata de mujeres en nuestro país, desde la perspectiva de la experiencia y conocimiento de la plataforma en la que trabaja?

En palabras del profesor Kevin Bales, en su obra: La  nueva esclavitud en la economía global, «ya no importa tanto el color de piel, sino la credulidad, la vulnerabilidad y la pobreza. Todos podemos experimentar alguna de esas cosas o las tres en algún momento de nuestra vida.”

La trata se alimenta de la precariedad, de la pobreza, de la vulnerabilidad existente en muchos países y en muy distintos contextos. 

En los últimos años hemos visto un aumento de víctimas procedentes de Colombia y Venezuela, que se han unido a mujeres víctimas de países del Este como Rumanía y Bulgaria donde los tratantes usan como engaño hacia estas mujeres la figura del «lover boy» haciéndolas creer que son sus parejas para después, traerlas a España y prostituirlas, convirtiendo sus vidas en un infierno.

Mujeres asiáticas de países como Vietnam que creen viajar a España para tener un trabajo digno o mujeres de países del África Subsahariana que han sufrido la mutilación genital, que han sido casadas con hombres 40 años mayores que ellas que las abusan y agreden continuamente y que, en un intento de buscar una vida mejor, caen en manos de redes de trata que las venden en países como Argelia, Libia o Marruecos, a tratantes que las explotan sexualmente durante años.

Mujeres marroquís que han sido obligadas a casarse.

La trata siempre tiene como objetivo la explotación de la persona, ya sea sexual, laboralmente, traficando con sus órganos, a través de matrimonios forzosos, obligando a la persona a ejercer actividades delictivas.

«La trata se alimenta de la precariedad, de la pobreza, de la vulnerabilidad existente en muchos países y en muy distintos contextos». 

¿Qué objetivos y planes estratégicos poseen en el medio plazo?

En Diaconía abogamos y luchamos activamente por la abolición de la prostitución, que parte de una situación de desigualdad donde una persona paga por sexo y por tanto, se cree con determinados derechos, sobre otra. Desgraciadamente, España es el primer país consumidor de prostitución de Europa y el tercero del mundo, por detrás únicamente de Tailandia y Puerto Rico. No toda la prostitución es trata, pues esta última precisa de unos elementos de captación, traslado, trasporte y acogida a la víctima conseguidos a través de engaños, amenazas, violencia en ocasiones, abuso de situación de vulnerabilidad de la víctima y de superioridad del tratante, que no siempre concurren en todas las situaciones de prostitución ni de prostitución coactiva, pero que pueden derivar en ella. 

Asimismo, trabajamos para que se apruebe finalmente una ley integral de lucha contra la trata, con dotación presupuestaria suficiente para invertir en recursos, formación y sensibilización a la sociedad sobre lo que es e implica la trata. 

Abogamos porque la sociedad en general y los profesionales en particular estén suficientemente formados en materia de trata, sobre todo, aquellos profesionales que son actores principales en la lucha contra la trata de personas como Policía, Guardia Civil, Mossos, Ertzaintza, jueces, fiscales y en lo que a mi contribución se refiere, poder contar con una abogacía informada, formada y sensibilizada en materia de derechos humanos, derechos de las mujeres, trata….

Existen reputados profesionales en las Administraciones Públicas con un extenso conocimiento y una amplísima experiencia con los que colaboramos y queremos seguir colaborando pues la lucha contra la trata es tarea de todos. 

La trata sigue siendo muy invisible. Únicamente 1 de cada 20 víctimas es identificada como tal. 

«Desgraciadamente, España es el primer país consumidor de prostitución de Europa y el tercero del mundo, por detrás únicamente de Tailandia y Puerto Rico».

¿Desea añadir algún comentario, reflexión o valoración adicional?

En nombre de Diaconía quiero agradecer la visibilidad que Muy Segura ofrece a nuestro trabajo a través de esta entrevista. Yo soy una pieza más de un engranaje donde todos y cada uno somos importantes y tenemos un papel en la lucha contra la trata. 

Personalmente, los profesionales del equipo de Diaconía aprendemos diariamente de las mujeres supervivientes a la trata a las que acompañamos, de su resiliencia, de su capacidad de adaptación y de su fortaleza. Aprendemos los unos de los otros en el equipo y de muchos, cada vez más, profesionales comprometidos desde otras entidades, la Fiscalía de Extranjería, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, la Administración Pública….

Gracias de nuevo por este altavoz tan potente. 

«Los profesionales del equipo de Diaconía aprendemos diariamente de las mujeres supervivientes a la trata a las que acompañamos, de su resiliencia, de su capacidad de adaptación y de su fortaleza».