Redacción ‘MS’- La Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (FESNAD) ha elegido como lema del Día Nacional de la Nutrición 2021, que se celebra el 28 de mayo, la ‘Dieta mediterránea en tiempos de pandemia’. Y es que en la actualidad se valoran cada vez más los efectos preventivos de la dieta mediterránea frente a la incidencia de muchas enfermedades. Una de las particularidades de esta dieta es la utilización del aceite de oliva virgen como única grasa de adición.
«Los estudios epidemiológicos sugieren que la ingesta de aceite de oliva virgen está asociada a un menor riesgo de padecer enfermedades crónicas de base oxidativa e inflamatoria, que son precisamente las más prevalentes en las sociedades actuales».
Dra. Ana Tellería, médica de la Unidad Asistencial de Dietética y Nutrición del centro médico-quirúrgico IMQ Zurriola, de Donostia.
El aceite de oliva virgen se caracteriza por ser el puro zumo natural de la aceituna, sin aportaciones de aditivos, colorantes ni conservantes, preservando todos sus componentes originales. Esto implica que los únicos procedimientos empleados para su obtención son el prensado, lavado, decantación, centrifugado y la filtración. «Esto supone una gran diferencia con los aceites de semillas, ya que para su elaboración y posterior consumo es necesario un proceso de refinado, que destruye gran parte de sus componentes beneficiosos. Lo mismo ocurre con el aceite de oliva refinado, que pierde muchas de sus valiosas propiedades, como pueden ser los flavonoides naturales».
El aceite de oliva virgen como fuente de salud
Según explica la Dra. Tellería, los efectos beneficiosos de este aceite «han sido atribuidos a la presencia de ácidos grasos monoinsaturados, en concreto, el ácido oleico». Pero también destaca la presencia de «una serie de compuestos que, aunque minoritarios en cuanto a su concentración, han mostrado potentes propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y antiproliferativas, como son la vitamina E (a-tocoferol) y la provitamina A (beta-carotenos), responsables de la coloración amarillenta del aceite».
«Lo que realmente diferencia al aceite de oliva virgen con el resto de aceites vegetales, es la presencia de compuestos fenólicos (flavonoides), que no solo le dotan de su sabor característico, sino de propiedades indiscutibles para la salud. Es casi el único aceite que contiene cantidades notables de sustancias fenólicas naturales, ya que el resto de aceites comestibles, al consumirse refinados, pierden estos elementos tan interesantes para la salud»,
Dra. Ana Tellería, médica de la Unidad Asistencial de Dietética y Nutrición del centro médico-quirúrgico IMQ Zurriola, de Donostia.
El aceite de oliva y su efecto cardioprotector
El papel del aceite de oliva en la protección frente a la arteriosclerosis está ampliamente reconocido en la literatura científica. El aceite de oliva actúa a distintos niveles. «Por un lado, tiene la capacidad de aumentar el colesterol HDL y reducir la lipemia postprandial, es decir, el aumento en la circulación de la sangre de lipoproteínas ricas en triglicéridos, durante unas horas, tras una comida. También tiene un efecto inhibidor de la oxidación del colesterol LDL, que favorece la aparición de ateromas, antesala de la ateroesclerosis. Posee igualmente un efecto antitrombótico y contribuye a la disminución de la presión arterial», detalla la Dra. Tellería.
Otros efectos beneficiosos del aceite de oliva virgen
Las actividades antioxidantes y antiinflamatorias del aceite de oliva virgen, junto con su efecto antiproliferativo, «son la base de los estudios que muestran el efecto del aceite de oliva virgen en la prevención del cáncer».
Por otra parte, «las enfermedades neurodegenerativas también tienen fuertes componentes oxidativos e inflamatorios, que pueden resultar beneficiados por las propiedades del aceite de oliva virgen».
Otros beneficios destacados de esta grasa vegetal se refieren a que «mejora el control de la glucosa, reduce el riesgo de diabetes, beneficia la salud digestiva, modula la microbiota intestinal —favoreciendo el tránsito y mejorando la absorción de nutrientes—, además de que es más digestivo que otras grasas, ya que no retrasa tanto la evacuación gástrica», concluye la experta.