Crédito y Caución no descarta que puedan producirse nuevas quiebras bancarias, pero sí una crisis financiera comparable a 2008.
Redacción ‘MS’- Crédito y Caución descarta la posibilidad de una crisis bancaria de forma inminente, ya sea a escala global o limitada a Estados Unidos o Europa. Esa es la principal conclusión del último informe difundido por la aseguradora, donde analiza la presión acumulada sobre el sistema financiero en el contexto de restricción monetaria para luchar contra la inflación. La aseguradora de crédito no descarta que puedan producirse nuevas quiebras bancarias como las ya registradas en marzo, pero en ningún caso comparables a la Gran Crisis Financiera de 2008.
“Gracias a las reformas normativas posteriores a la Gran Crisis Financiera, la posición de capital de los bancos es más sólida, al igual que la calidad del capital. En segundo lugar, la liquidez ha mejorado: los bancos mantienen mayores cantidades de activos líquidos para asegurar los flujos de caja y las necesidades de garantías para periodos de tensión. En tercer lugar, no vemos ningún equivalente a las hipotecas de alto riesgo y a los valores respaldados por hipotecas que socavaron la insolvencia bancaria en la Gran Crisis Financiera”, explica el informe, que destaca que “los bancos europeos se encuentran en una posición mucho mejor que en 2007, con altos índices de liquidez y bajos niveles de morosidad. Incluso los márgenes han mejorado debido a las fuertes subidas de tipos del Banco Central Europeo”.
De momento, el impacto de este escenario financiero en la economía real es limitado. Tras las quiebras bancarias de marzo, los bancos centrales han incorporado en su proceso de toma de decisiones las preocupaciones por la estabilidad financiera, ralentizado la subida de los tipos de interés en su lucha contra la inflación. Sin embargo, los acontecimientos actuales son esencialmente deflacionistas: muchos bancos enfrentan pérdidas en el activo del balance por lo que sus préstamos se verán limitados. Eso implicará menos inversión y crecimiento económico en el entorno empresarial, así como menos consumo de bienes duraderos. La conclusión es que, a pesar de la mayor prudencia de la Reserva Federal y el Banco Central Europeo en su endurecimiento monetario, la menor presión por parte de la demanda deprimirá los precios y reducirá las presiones inflacionistas.