Redacción ‘MS’- Con el propósito de apoyar a madres y jóvenes en riesgo de exclusión social en Marruecos, Fundación Pelayo y CODESPA colaboran en un proyecto de cooperación internacional. La alianza entre ambas organizaciones garantiza que jóvenes, mujeres y sus hijos, que viven en situación especialmente vulnerable en las calles de Tetuán, tengan acceso a una educación básica y a formación profesional. Esto les permitirá reintegrarse en la sociedad y en la vida de la comunidad.
Las situaciones a las que se enfrentan estos colectivos vulnerables son muy variadas: migración, familias desestructuradas, mendicidad. De ahí que el programa de intervención sea integral. Desde el inicio del proyecto se han prestado servicios de alojamiento, manutención, medicina y educación. También se han realizado diferentes talleres que contemplan actividades socioeducativas, creativas y de ocio, con el objetivo de mejorar las habilidades sociales y fomentar el trabajo en equipo.
CODESPA está presente en Marruecos desde hace más de 25 años. Su labor se centra en proporcionar oportunidades de negocio y empleo digno a personas y comunidades vulnerables proporcionándoles las herramientas adecuadas: conocimiento, servicios financieros y acceso al mercado; para que puedan, a través del trabajo, salir de la pobreza y ser protagonistas de su propio desarrollo.
Para formalizar la participación de Fundación Pelayo en este proyecto, se ha firmado un acuerdo de colaboración de la mano de los presidentes de ambas entidades. Por parte de Fundación Pelayo, D. Alvaro Gil Robles; y, por parte de CODESPA, D. Manuel Herrando. Durante la firma, han estado arropados por el presidente de honor de Fundación Pelayo, D. José Boada; el presidente de Pelayo, D. Francisco Lara; y el Director General de CODESPA, D. José Ignacio González-Aller.
Fundación Pelayo y CODESPA comparten una meta común, la atención a las personas en desventaja social. La nueva colaboración refuerza este compromiso y brindará oportunidades de futuro a comunidades vulnerables de la zona norte de Marruecos.
Jóvenes como Ali reflexionan sobre su presente y su futuro.
Ali Loupong tan solo tiene 17 años, pero, aun así, tiene la rutina y la disciplina de un adulto. Todos los días coge el autobús y acude al centro de formación Tabula para aprender el oficio de electricista. Le está costando encontrar prácticas, su situación es difícil; él es de Camerún, dada la situación del país, tuvo que migrar con sus padres y sus hermanos siendo muy pequeño. El idioma y las costumbres a veces le resultan incomprensibles. Pero él no se rinde. Participa en los talleres de formación para aprender el idioma y relacionarse con otros jóvenes. Se lo pasa bien y, además, está un poco más cerca de cumplir su sueño.
Nos dice: “Me estoy formando porque quiero tener opciones y oportunidades de empleo. Espero formar una familia algún día y que mis hijos tengan una vida decente sin que les falte de nada y que tengan acceso a una buena educación.”