‘Muy Segura’ habla con la psicóloga de Blua de Sanitas, Grecia de Jesús, acerca del mindful eating o alimentación consciente. Actualmente, el ritmo de vida nos lleva a comer con prisas, sin ser conscientes del valor nutricional de lo que ingerimos y, muchas veces, sin preguntarnos si realmente tenemos hambre. Frente a estos hábitos poco saludables, hay una tendencia que busca recuperar una alimentación más sana que evite futuros problemas de salud y que cada vez tiene más adeptos.
¿Qué significa para usted el concepto ‘mindful eating’? ¿Cuál es su origen?
El mindful eating o también llamado alimentación consciente es una práctica de Mindfulness (Atención o conciencia plena). Consiste en prestar plena atención a todas las emociones y sensaciones corporales a la hora de comer, con el fin de saber diferenciar el “hambre real” del “hambre emocional”. Muchas veces comemos sin que nuestro cuerpo lo necesite por una mala gestión de las emociones, la mayoría de las veces por ansiedad, aburrimiento, enfado o tristeza.
El mindful eating implica llevar una consciencia amable, sin juicio y curiosa a los alimentos que comes así como a los pensamientos, sensaciones corporales y emociones antes, durante y después de comer.
El Mindfulness es una práctica de origen budista (concretamente, nace del Budismo Theravada) que cuenta con más de 2.500 años de antigüedad. Sin embargo, hasta hace 30 años no reaparece; concretamente comienza a darse importancia a esta práctica en Estados unidos, y actualmente en España también. Ha sido incluida dentro de una gran variedad de intervenciones y terapias psicológicas.
«El mindful eating consiste en prestar plena atención a todas las emociones y sensaciones corporales a la hora de comer, con el fin de saber diferenciar el ‘hambre real’ del ‘hambre emocional’. Muchas veces comemos sin que nuestro cuerpo lo necesite por una mala gestión de las emociones, la mayoría de las veces por ansiedad, aburrimiento, enfado o tristeza».
¿Cuáles son los principales factores de riesgo que existen en nuestra sociedad actual que repercuten de manera negativa en nuestra alimentación?
En primer lugar, destacar la cultura del consumo de nuestra sociedad actual, lo que genera una gran disponibilidad de alimentos. Aparentemente, este factor es una gran virtud, pero lamentablemente hace referencia sobre todo al creciente éxito de los alimentos poco saludables. Los alimentos que parecen más accesibles son aquellos que vienen empaquetados y/o procesados así como la comida rápida en general. A su vez, la elección de este tipo de alimentos se fomenta con las presiones de tiempo, factor que somete a la mayor parte de la población activa a comer alimentos que se puedan hacer o comer rápidamente. Por ejemplo: comida disponible en máquinas expendedoras (sándwich, chocolatinas, etc.). Esto es debido a las demandas de nuestro día a día como el cumplimiento de las obligaciones laborales, la coordinación con las actividades de los hijos o la realización de las tareas del hogar.
«La elección de alimentos poco saludables se fomenta con las presiones del tiempo, factor que somete a la mayor parte de la población activa a comer alimentos que se puedan hacer o comer rápidamente. Esto es debido a las demandas de nuestro día a día como el cumplimiento de las obligaciones laborales, la coordinación con las actividades de los hijos o la realización de las tareas del hogar».
Por otra parte, influye también el factor económico, es decir, sale más caro ir a un buen restaurante que a uno de comida rápida, y esto también influye en nuestras decisiones.
Por último, resaltar el “factor emociones”. Se trata de una dimensión en la vida de las personas que muchas veces se descuida, lo que genera consecuencias que tienen que ver con la mala gestión emocional. Cuando no tenemos herramientas para cuidar nuestras emociones más intensas, nuestra mente intenta compensar en ocasiones esa frustración con la comida. Se produce entonces lo que llamamos comer por “hambre emocional” y no hambre real, aportándole de esta manera calorías al cuerpo totalmente innecesarias.
En resumen: tendemos a comer de forma impulsiva y con ansiedad alimentos poco saludables, sin cuidar sus ingredientes y en muy poco tiempo.
Es aconsejable prevenir estos factores que pueden influir en nuestra forma de alimentarnos. Se pueden seguir alguna de las siguientes recomendaciones: planificar un menú semanal y ceñirnos al mismo, cocinar el domingo y guardar tuppers para toda la semana, aprender recetas fáciles y rápidas de elaborar, llevar fruta y frutos secos cuando salimos por si tenemos hambre, elegir las opciones más saludables en los restaurantes y, finalmente, saber identificar nuestras emociones para poder cuidarlas sin tener que recurrir a la comida para ello.
«Se pueden seguir alguna de las siguientes recomendaciones: planificar un menú semanal y ceñirnos al mismo, cocinar el domingo y guardar tuppers para toda la semana, aprender recetas fáciles y rápidas de elaborar, llevar fruta y frutos secos cuando salimos por si tenemos hambre, elegir ente las opciones más saludables en los restaurantes y, finalmente, saber identificar nuestras emociones para poder cuidarlas sin tener que recurrir a la comida para ello».
¿Qué perfil de persona es la más adecuada para practicar ‘mindful eating’? ¿Percibe diferencias entre el hombre y la mujer en este sentido y qué debe hacer cada uno?
Si sólo tenemos en cuenta el género como variable, se puede decir que las mujeres necesitamos más el mindful eating que los hombres. La razón es que las mujeres estamos más acostumbradas al multitasking o multitarea, lo cual se asocia con mayores niveles de la hormona del estrés (el cortisol). El cortisol dificulta el funcionamiento cognitivo, lo que lleva a una mayor tensión.
Existen controversias entre los estudios que muestran la efectividad de las multitareas, pero lo que sí que es cierto es que las mujeres tendemos más a la multitarea según autores como Mihaly Csikszentmihalyi y Svetlana Kuptsova, la cual confirma que “las mujeres son capaces de hacer sus tareas más eficientemente que los hombres, sin activar algunos recursos adicionales del cerebro”.
Teniendo en cuenta que el Mindfulness (y, por tanto, el mindful eating) en general implica concentrarnos en solo un estímulo a la vez, cabe concluir que a las mujeres nos costará un poco más dejar a un lado otros pensamientos mientras comemos.
«Si sólo tenemos en cuenta el género como variable, se puede decir que las mujeres necesitamos más el mindful eating que los hombres. La razón es que las mujeres estamos más acostumbradas al multitasking o multitarea, lo cual se asocia con mayores niveles de la hormona del estrés, el cortisol. El cortisol dificulta el funcionamiento cognitivo, lo que lleva a una mayor tensión».
¿Qué profesionales/disciplinas deben interactuar para proporcionarle a la persona una enseñanza y práctica completa del ‘mindful eating’? ¿Existen estudios, talleres o escuelas donde pueda o deba acudir?
Para proporcionarle a una persona una enseñanza y una práctica completa del mindful eating, los profesionales deben ser sanitarios reglados (psicólogos, médicos, nutricionistas…) con formación en Mindfulness. Existen diversas formaciones como, por ejemplo, las que se imparten en Mindful Eating España.