Isabel López (Izharia): «Somos una empresa con valores, con un alto nivel tecnológico y que intentamos cuidar al personal y al cliente»

Isabel López (Izharia): «Somos una empresa con valores, con un alto nivel tecnológico y que intentamos cuidar al personal y al cliente»

La Asociación Española de Mujeres Empresarias de Madrid, ASEME, colabora en esta sección con ‘Muy Segura’ con el objetivo de dar a conocer a nuestra audiencia los diversos y valiosos perfiles de sus empresarias que constituyen, sin duda, un claro ejemplo para tod@s nosotr@s.

Este mes entrevistamos a Mª Isabel López Ferrer, fundadora y CEO de Izharia. Además de miembro de ASEME, es miembro de ‘Mujeres Influyentes de Asturias‘.

¿Qué momentos especiales destacaría en el transcurso de su trayectoria profesional? ¿Qué le ha enseñado cada uno de ellos?

El primer hito fue cuando decidí estudiar Ingeniería. La vida está llena de casualidades, yo quería hacer Económicas y mi padre me recomendó hacer una Ingeniería, al considerarla una carrera más completa. Entré en la Escuela de Ingeniería, era buena estudiante y en ese momento tocaba la guitarra en una orquesta y estudiaba la carrera de piano.

Al terminar, comencé a trabajar en Gijón en Sistemas Avanzados de Control, (SAC), una empresa del Grupo Duro Felguera. Allí, a los dos años me ofrecieron venir a Madrid para llevar unos proyectos especiales. Yo estaba saliendo con un compañero de clase que también había terminado la carrera e hicimos el proyecto en común de venir a vivir aquí y comenzar nuestra andadura. En aquella época, que alguien de Asturias viniera a vivir a Madrid es como hoy en día irse a Londres; ahora se han acortado las distancias, pero en aquel momento no era algo tan común.

«El primer hito fue cuando decidí estudiar Ingeniería».

Ya en Madrid, otro de los hitos es el día que decido salir de aquella empresa y buscar otro sitio donde trabajar. Veo que hay un posible puesto en Red Eléctrica de España. Allí estuve casi 20 años que han marcado mi vida y mi profesión. Aprendí muchísimo, pasando por cuatro departamentos. Durante la primera etapa (entré en 1991), no tenía hijos y la empresa era aún muy joven, estaba todo por hacer y tenía la gran ilusión de participar en todo lo nuevo con mi esfuerzo, trabajo e ilusión. Coincidió con el lanzamiento del primer tren de Alta Velocidad y la Expo de Sevilla, había que hacer todas las subestaciones de alta tensión y todo era muy bonito en mi profesión.

Después atravieso una etapa más ‘gris’ en el campo profesional, en la que comienzo a tener hijos y no me da la vida para hacer las dos cosas con la dedicación requerida. A nadie le explican que va a ser Ingeniero y que cuando se encuentra en lo mejor de su profesión y tiene hijos, no puede abarcar las dos cosas con el esfuerzo requerido. No sé si alguien tiene la fórmula, pero yo no la vi. En ese momento vivo dos años muy angustiada porque, además, aquí no tenía apoyo familiar de abuelos, ya que estos vivían los cuatro en Asturias y mi marido estaba en la misma situación que yo. En cualquier caso, me consideré una afortunada porque nos podíamos pagar ayuda en casa. Como yo estaba en una compañía semi-estatal (en aquella época, antes de privatizarse, el 80% era estatal), opté por pedir una reducción de jornada, cuando me lo permitieron. De este modo, no me desligaba de la profesión y podía estar con mis hijos por la tarde, disfrutar de ellos y tener algo de tiempo para mí. En aquella época me encontraba insatisfecha profesionalmente, pero busqué otras satisfacciones: me dediqué a mis hijos con pasión, empecé a recibir clases de pintura, buscaba algún momento para tomar un café con alguna amiga, podía jugar al pádel, etc. Además de estar con mis hijos, tenía mis momentos para mí.

«A nadie le explican que va a ser Ingeniero y que cuando se encuentra en lo mejor de su profesión y tiene hijos, no puede abarcar las dos cosas. No sé si alguien tiene la fórmula, pero yo no la vi».

La recuerdo como una época muy bonita, con el cariño de mis hijos, y lo viví con mucha alegría. En Madrid hice una amistad muy profunda con mi vecina, nos unimos mucho en la crianza de nuestros hijos e incluso viajamos juntos. Para mí fue como una hermana mayor, me apoyaba en el cuidado de mis hijos cuando yo estaba fuera. Me ayudó muchísimo, ya que en ese momento ella no trabajaba y tenia una hija de la misma edad.

Hubo otra etapa en la que mis hijos crecieron y se convirtieron en adolescentes. En ese momento me dieron un proyecto clave en la empresa, que duró seis años y gracias al cual descubrí en mí unas capacidades que no sabía que tenía: dirección de proyectos y manejo de personal. Intenté que esto fuera valorado y reconocido dentro de la empresa a través de un nuevo cargo, algo que estuvo a punto de suceder pero no sucedió. Fue cuando decidí irme.

En aquel momento tenía muchas ofertas de empleo porque trabajaba casi con 30 empresas a la vez. Aquí empezó mi otro hito, cuando dejé REE y fue para mí un momento muy decisivo. Mis hijos eran más mayores, se me acababa la reducción de jornada y era un momento muy apetecible para mí. Al entrar en la nueva empresa que elegí, me di cuenta de que no era para mí, estuve unos meses por el compromiso adquirido para un proyecto y llegué a un acuerdo de salida. En esa empresa tenía un puesto que no había hecho nunca: directora comercial. En ella descubrí nuevas habilidades y aprendí cómo manejar una Ingeniería. Fue cuando empecé a ver que yo podía montar mi propia empresa, ser la directora general y sacar partido a todo lo que había aprendido anteriormente. Eso sí que era arriesgado, porque estábamos en plena crisis. Ahora creo que fui muy valiente.

«Empecé a ver que yo podía montar mi propia empresa, ser la directora general y sacar partido a todo lo que había trabajado anteriormente».

Cabe destacar que yo nunca había sido empresaria, mis padres fueron funcionarios y eso siempre ha marcado mucho mi vivencia. Mi marido ya era empresario, pero a mí nunca se me había ocurrido. Fue a través de la propuesta de un amigo mío, que me ofreció la posibilidad de montar juntos una Ingeniería. Lo evalué y lo hablé con mi marido, el cual me apoyó en todo momento y me ofreció su ayuda y participar en ella. En octubre de 2010 montamos una empresa.

¿Cómo recuerda aquella época?

En ese momento tenía ganas e ilusión, era valiente; por momentos tenia miedo de que todo saliera mal. Yo me sentía apoyada por el paraguas de mi marido y no lo veía una locura, pese a que mis padres no lo comprendieron en un primer momento. En ese momento primaba mi felicidad, tenía cuarenta y pocos años y muchos de profesión por delante. Podía no acertar, pero pensaba hasta dónde había llegado con esfuerzo y coraje y creía mucho en mí misma, en mis nuevas posibilidades, tenía mucha experiencia y amigos que me podían ayudar.

«Creí mucho en mí misma, fui valiente y arriesgada y siempre me ayudaron mis amigos y mi marido».

Creamos mi empresa: su nombre, el logotipo, etc.,, visité a clientes amigos a los que también les pedí su apoyo como nuevos clientes. Así fue como empecé. En 2011 facturamos 100.000 euros y, a partir de ahí, en 2012 pasamos a 700.000 euros, y más adelante dimos el salto a 1,5 millones. Este año hemos facturado casi 6 millones entre España y Panamá.

«Monté mi empresa, su nombre, el logotipo, etc., con la colaboración de todos mis amigos, a los que también les pedí su apoyo como nuevos clientes».

¿Cómo ve su empresa hoy, tras diez años de andadura?

Veo una compañía muy consolidada y que es un referente en el sector energético.

¿Cuál es su posicionamiento?

Es una Ingeniería muy tecnológica del sector eléctrico, que eminentemente da servicio a las empresas eléctricas, pero también a las compañías que colaboran con las empresas eléctricas. Cuenta con un 90% de ingenieros, un 40% de ellos mujeres. No se buscan mujeres sino, sencillamente, buscamos personas y seleccionamos al profesional que nos vale, sin pensar en nada más. Lo que sucede es que, como no rechazamos el femenino, alcanzamos una cuota grande.

«Izharia cuenta con un 90% de ingenieros, un 40% de ellos mujeres».

¿Cree que ahí se encuentra la clave?

Sí, yo no pienso en que una mujer pueda estar en edad de tener hijos, por ejemplo. Solo pienso que es válida como profesional para el puesto que buscamos. Intentamos cuidar mucho nuestro capital humano. En este momento estamos en un momento muy fuerte en el sector, porque éste está demandando la sustitución de todas las energías que contaminan por energías renovables. Hay una gran cantidad de trabajo por hacer. Tenemos 56 empleados en España. En Panamá entramos en 2015 muy fuerte, con un contrato marco para renovar toda la red eléctrica del país de la mano de Naturgy. Tuvimos 45 personas. Este último año  hubo un parón porque cambiaron las condiciones dentro Naturgy, y ese cambio afectó. En Panamá hay muy pocas empresas eléctricas que se dediquen a esto; nosotros llevamos toda la tecnología y todo el expertise tecnológico de España y Europa.

«Estamos en un momento muy fuerte en el sector, porque éste está demandando la sustitución de todas las energías que contaminan por energías renovables».

¿En qué países están presentes?

Estamos en España y en Panamá con sede social con personal, y tenemos dos sedes comerciales en Colombia y en México.

¿Cuál es su política de empresa?

Somos una empresa con valores, con un alto nivel tecnológico y que intentamos cuidar al personal y al cliente. Estamos muy orientados y flexibles a las necesidades del cliente a cualquier hora del día e intentamos darle el servicio que requiere con la satisfacción del trabajo bien hecho.

De cara a 2020, además de toda la actividad mencionada con las energías renovables, ¿tienen algún proyecto más en marcha?

Hemos estado dentro del equipo directivo analizando lo que hemos hecho este año. De este análisis hemos diseñado un plan estratégico  que presentaremos en febrero de 2020, donde principalmente vamos a dar más apoyo a las eléctricas y a estar más involucrados aún en ingenierías renovables con las compañías más relevantes del sector. Además, vamos a abrir una delegación en Pontevedra para atender la zona de Galicia y León, que va a ser de gran crecimiento y que demanda tener allí una implantación local. Y vamos a seguir avanzando en lo que tenemos, pero replicando todo aquello que nos funciona.

«Vamos a dar más apoyo a las eléctricas y a estar más involucrados aún en ingenierías renovables».

¿Por qué una nueva delegación en Pontevedra?

Tenemos dos personas teletrabajando y que son importantes dentro de la compañía, en segunda línea de mando: una en Bilbao y otra en Pontevedra. Ahora nos ha salido un proyecto muy grande y donde nos recomiendan implantación allí. Naturgy tiene un gran volumen de actividad en Galicia, su primer cliente, y vamos a aprovechar el potencial de la persona que tenemos allí, vamos a ascenderla y a dotarla de recursos para potenciar aquella zona.

Por su parte, en Panamá seguiremos con fuerza. Además, tenemos dos proyectos nuevos a la espera que, si tienen éxito, durante este año los podremos contar. Son proyectos colaterales en los que Izharia participará como accionista. Estamos cargados de nuevas ideas, contamos con gente muy valiosa y con muchas ganas de continuar.

Personalmente, tengo la ilusión de ver la trayectoria de algo que empezó siendo una pequeña idea, y el nivel de crecimiento que ha experimentado.

«Estamos cargados de nuevas ideas, contamos con gente muy valiosa y con muchas ganas de continuar».

Este año celebran su 10º Aniversario…

En el mes de octubre celebraremos nuestro 10º Aniversario y lo celebraremos  involucrando a todo nuestro personal y clientes. Es un proyecto muy ilusionante.

Menos el equipo directivo, el resto del personal está compuesto por trabajadores muy jóvenes, menores de 35 años. Tenemos mucha ilusión y mucha camaradería. Cuidamos a cada una de las personas que trabajan con nosotros y valoramos mucho a nuestro equipo humano. De una encuesta de clima realizada este año, estamos implantando un plan denominado “Buscando la Felicidad En Izharia».

¿Cuál cree que es la clave de su éxito?

El trabajo diario, el esfuerzo, el formar equipos, creer en el trabajo de cada miembro, dar confianza. Que la gente se sienta parte de la empresa. Estar orientados al cliente y trabajar con calidad, Ese es el servicio que trato de dar: que el cliente se sienta acompañado y respaldado con Izharia. Y, por último: la flexibilidad y la adaptabilidad, estamos en un mundo muy cambiante y adaptarse es la única forma de sobrevivir.

Nuestra compañía es como la vida misma, cambiante. Primero hacíamos unas cosas, ahora hacemos otras y vamos evolucionando. Es una evolución permanente porque nos vamos adaptando a los continuos cambios que se van produciendo en la sociedad. Tenemos un proceso de adaptación rápido para identificar lo que nos incumbe en cada momento. Somos un ejemplo de adaptabilidad.

«Ese es el servicio que trato de dar: que el cliente se sienta acompañado y respaldado con Izharia».

¿Qué puede contarnos sobre su experiencia como mujer directiva?

El liderazgo femenino aporta en los puestos directivos la humanización de la empresa y de valores competitivos pero solidarios con el resto de las mujeres profesionales. Generalmente, la mujer está más abierta a lo desconocido, a la escucha, a preguntar sin miedo, posee un gran espíritu de superación, ya que lleva siglos venciendo resistencias. Cree en la colaboración y en el método “todos ganan”. Enfoca valores competitivos de colaboración, comunicación, empatía y consenso. También capta rápidamente conflictos personales, suele demostrar tacto para solucionarlos y para motivar a las personas.

«La mujer aporta un nuevo estilo de liderazgo que enriquece las organizaciones y las hace más rentables».

¿Cómo ve el concepto de igualdad?

Igualdad real no existe, pero cada día y cada año vamos caminando para mejorar en ello.

Tenemos demasiadas trabas en la sociedad, las normas, el pensar que es mejor que la mujer se queden en casa cuando tenga hijos, los problemas de la baja por maternidad y la reducción de jornada que te la dan, a veces, pero te arrinconan profesionalmente; no hay suficientes guarderías estatales para dejar a los bebés, las vacaciones de los niños y los horarios no coinciden con los horarios de los trabajos, los horarios de las vacunas son en horario laboral, las funciones escolares de los niños también son en horario laboral, nuestro propio techo de cristal, etc. Así que tienes niños y sufres una gincana contra miles de dificultades una tras otra. Nos ha hecho daño como personas y como profesionales, ya que pensamos todo el rato que no somos buenas madres y también que no hacemos bien nuestro trabajo.

La parte buena es que llevamos muchos años y somos muy resilientes. Creo que hemos saltado todos los obstáculos habidos y por haber y eso nos ha hecho más fuertes.

Por otra parte, el extremismo con el que se está llevando este tema ahora, en algún caso, a mí no me gusta. En ocasiones existe un ‘odio’ que no nos llevará a nada, porque tenemos que ir de la mano. De hecho, al principio muchos hombres también dieron la mano a la mujer para que esto se produjera. No podemos meter a todo el mundo en el mismo saco. Tenemos que cambiar la sociedad, e ir juntos de la mano, convencer y no agredir, defender nuestros derechos como iguales pero de forma civilizada y desde el diálogo.

«Al principio muchos hombres también dieron la mano a la mujer para que esto se produjera. No podemos meter a todo el mundo en el mismo saco».

Por mi parte, soy una defensora acérrima de las cuotas, de las asociaciones de mujeres (cosa que nos cuesta hacer), porque son las que nos van a hacer llegar arriba y que nosotras le demos la mano a otras mujeres para llegar allí. Promocionar las carreras STEM para que las mujeres estemos en más puestos de responsabilidad. Según subes en la pirámide de mando, la desigualdad es mayor. Ahora se está luchando por los Consejos de Administración, cuya cuota femenina está en el 20,3 % aproximadamente y muy lejos del 30%  exigido por la CNMV .

La igualdad real no llegará hasta que rompamos los techos profesionales y los gobiernos hagan apoyos reales para la conciliación.

«Soy una defensora acérrima de las cuotas, porque son las que nos van a hacer llegar arriba y que nosotras le demos la mano a otras mujeres».

¿Qué valor le aporta a usted el asociacionismo?

Aporta mucho valor. Yo nunca lo había hecho. De casualidad, yendo a una conferencia donde había una persona de ASEME, le pregunté y me asocié. Creo que el asociacionismo es muy bueno y nos podemos ayudar unas a otras. Anteriormente, nosotras teníamos menos oportunidades de desarrollar vínculos sociales.

Por ponerte un ejemplo, actualmente estoy en un Programa de Alta Dirección donde somos cinco mujeres de entre 30 personas. En cambio, cuando vas a programas más bajos, de dirección de proyectos, etc., el porcentaje está más igualado.

En las Asociaciones te encuentras con gente muy valiosa y compartes experiencias. De este modo, completas tu perfil personal.

Recientemente participio en el programa “Mujeres influyentes de Asturias», que es una herramienta para unir fuerzas, compartir ideas y generar  sinergias.

«Creo que el asociacionismo es muy bueno y nos podemos ayudar unas a otras. Anteriormente, nosotras teníamos menos oportunidades de desarrollar vínculos sociales».

En 2018 recibió el ‘Premio Mujer Empresaria’ de ASEME.

Así es, en octubre de 2018 me dieron el Premio a la Mujer Empresaria, cuando acababa de llegar a la Asociación. Les agradezco mucho lo bien que organizan sus Premios, cómo los comunican y la enorme visibilidad que le dan a la empresa y al trabajo que hacemos. Este año he ido a apoyar a las nuevas premiadas.

¿Qué otros galardones ha recibido por su labor?

También recibí el Premio Europeo a la Mujer Emprendedora, en 2019.

Después, la periodista Beatriz Recio me ha llamó para formar parte de ‘Mujeres Influyentes de Asturias’. Esto se está organizando por CC.AA. y luego se hará un Congreso Nacional de todas las CC.AA. Me parece una gran idea y desde aquí le doy las gracias a Beatriz Recio, ya que es una forma de unir fuerzas y generar sinergias. Es una cadena de reconocimientos que enlaza uno con otro. 

También hice un curso de Mujeres Consejeras en el IESE, y ahora estoy haciendo el Programa de Alta Dirección. Resulta muy fructífero, te ayuda a cortar con el estrés del día a día, te permite relajarte, entrar en otras cosas, conocer gente, ver y desarrollar nuevas ideas. No me refiero solo al conocimiento técnico, sino a que realmente te permite crecer como persona y como profesional.

«La periodista Beatriz Recio me ha llamó para formar parte de ‘Mujeres Influyentes de Asturias».

Para terminar, haciendo un guiño al mundo del seguro: ¿cuál es su experiencia con el mismo y, de modo especial, con el corredor de seguros?

El mundo del seguro aún sigue siendo ‘gris’ y la figura del corredor de seguros es poco conocida. Yo llegué a mujer empresaria consorte de hombre empresario durante 20 años, y ahí venía con algunas lecciones aprendidas. Mi marido tenía una correduría de seguros que le llevaba todos los seguros de la empresa y le asesoraba. Con ellos, cogimos también los de la casa y los coches. Pude experimentar un antes y un después de contar con un corredor de seguros. El corredor te defiende ante cualquier circunstancia que pueda sucederte con tu seguro contratado, se ‘pelea’ por ti. Es lo que me sucede a mí en la actualidad, ante cualquier siniestro con el coche, la casa o en la empresa. Antes de comunicar un siniestro, consulto a mi corredora para saber cómo debo redactar el parte, me asesora y me defiende.

Además, en el día a día de las empresarias, que estamos con la cabeza ‘como un bombo’, mi corredora está detrás de mí, me asesora acerca de los seguros que me faltan o los que debería hacerme, como el de Consejera, de Accidentes, de Salud, etc. Creo que, igual que cuando montas una empresa tienes un abogado de mercantil, de laboral, y de finanzas, tienes que tener un corredor de seguros. Es imprescindible. No obstante, es una figura aún poco conocida y a la que habría que darle más comunicación y publicidad. Es nuestro asesor de cabecera.

«Creo que, igual que cuando montas una empresa tienes un abogado de mercantil, de laboral, y de finanzas, tienes que tener un corredor de seguros».

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