Por Eva García, socia fundadora en Coaching on Focus, consultora de RR.HH., Bioquímica y Neurocoach.
Estamos en plena era digital y el acceso a miles de datos, no ha sido nunca tan sencillo.
Pero verdaderamente, ¿sabemos interpretarlos? O incluso una pregunta más sencilla, ¿buscábamos estos datos? O¿ nos han venido dados? Ya que los tenemos podemos hacer algo con ellos? En la interpretación de dichos datos¿actuamos de manera impulsiva o reflexiva?
¿En qué medida los datos nos aportan información y en qué medida nos aportan confusión?
«En muchas ocasiones nos olvidamos que la tecnología y los datos están a nuestro servicio, al servicio de la sociedad, y no lo contrario. Nos puede la impulsividad, nos vemos apremiados por el tiempo o nos dejamos aconsejar por expertos en el tema pero que no comparten o incluso no conocen nuestra misión, valores, propósitos».
El conocimiento y la experiencia por sí solos no valen. Necesitamos darles el barniz de la ilusión, de la meta, el objetivo, la razón de ser y esto únicamente se consigue cuando varios factores: conocimiento, compromiso, propósito y entorno están alineados.
Es muy fácil decirlo, pero requiere de una reflexión muy profunda que en muchas organizaciones se realiza por el contrario, de una manera muy superficial o sesgada.
Pensemos cómo en ocasiones tomamos decisiones en base a datos que nos vienen dados; cuando realmente el proceso más adecuado es iniciar la búsqueda de los datos s partir de nuestro propósito. Hacernos de manera previa las preguntas de ¿qué es lo que quiero hacer?, ¿dónde quiero llegar?, o ¿cuáles son mis objetivos?, y a partir de aquí, qué datos me pueden ayudar a tomar decisiones adecuadas.
Y una vez los tengamos, los filtremos, los analicemos y como punto final, tomemos las decisiones. No sabemos si correctas o incorrectas, pero que con la información que tenemos, consideramos la más adecuada.
Este es el proceso que se lleva a cabo en la Ciencia de los Datos (Data Science), ¿Realmente seguimos este proceso o metodología para la búsqueda, recogida, interpretación de los datos y la toma de decisiones?
La neurociencia nos ha demostrado que la mayor parte de las veces tomamos las decisiones de una manera emocional. ¿Podemos permitirnos esto en nuestras empresas?
«Los expertos en inteligencia artificial, Big Data, Blockchain, es decir, personas que trabajan con datos de manera cotidiana, llevan más de una década preocupados por la humanización de los mismos, desde el origen o la creación del mismo».
Si no compartimos esa misma preocupación y somos precisamente, los que, desde cada una de nuestras organizaciones, llevamos a cabo acciones concretas en base a esos datos, los que ni los sabemos interpretar, no vale de nada la humanización en origen.
Es necesario por tanto, tener este enfoque humano, con un propósito que revierta en las personas, ya sea a un nivel social o corporativo, pero siempre por y para la mejora de las personas. Añadamos elementos, no solo cuantitativos, sino cualitativos; y midamos. no solo en términos de productividad, sino en términos de bienestar personal y social, que de manera indirecta, nos revertirán en una mayor productividad mucho más comprometida y responsable.
Y no olvidemos que no todo acaba en la interpretación, sino que una vez tengamos claras y definidas las acciones a llevar a cabo, debemos comunicarlas de una manera adecuada y en este punto, se producen muchos malentendidos.
Si ya nos resulta complicado analizar y extraer nuestras propias conclusiones, debemos ser muy cautos, honestos, claros y transparentes a la hora de transmitir la información.
«En multitud de ocasiones una iniciativa lanzada con la mejor de las intenciones, que se comunica como un éxito, tiene el efecto totalmente contrario al no haber tenido en cuenta las posibles posiciones o percepciones de las personas a las que va dirigido el mensaje».
Por ejemplo, el crecimiento de una compañía reflejado en un incremento de más de un 20% de ganancias respecto al año anterior, puede volverse en una noticia demoledora cuando ese año aplicas subidas salariales del 5% o incluso no se hacen revisiones salariales. Lejos de compartir la alegría por la consecución de éxitos como equipo, podemos provocar el malestar de los empleados al no sentirse partícipes ni beneficiarios de dicho éxito.
Por tanto, tengamos en cuenta que el “cómo” comunicamos es muy importante, el tipo de lenguaje que usemos es fundamental para, más allá de comunicar, transmitir y llegar a nuestros equipos con el efecto que queremos conseguir.
Por supuesto, es obvio, que la solución no reside en utilizar fórmulas marketinianas que contengan elementos seductores o disuasorios, sino en ser honestos y transmitir los mensajes con positividad y empatía hacia los demás.
Al igual que en el cuento “El Rey y los dos sabios”(ver cuento al final del artículo), no debemos olvidar, que además de la importancia de trasladar de manera adecuada el mensaje y el contenido, debemos transmitir y generar pasión, postitivismo, confianza y seguridad.
«Ser capaces de anticiparnos a las expectativas e intereses de las personas solo lo conseguiremos si somos capaces de ponernos en la piel del otro, mirar con la mirada del otro. En definitiva hacer uso de la empatía social, que sin duda nos va a llevar a humanizar nuestro entorno laboral».
Algunos de los beneficios de humanizar datos y procesos, y de comunicar, no solo qué hacemos, sino para qué y por qué, son aquellos relacionados con la motivación, el compromiso y la reputación, tales como:
- Tener empleados más implicados
- Conseguir una reducción del absentismo laboral
- Mejora del clima laboral
- Proyectar una mejor imagen a nuestros clientes
- Acercarnos a los ODS’s / Agenda 2030
- Mejorar los procesos de toma de decisiones
- Tener modelos de liderazgo más conscientes, auténticos y transformacionales
- Ser modelo y referente de empresa social responsable, con la mejora de la reputación corporativa
Está en nuestra mano obtener, tratar e interpretar los datos y modificar los procesos hacia modelos mucho más humanos.
Como vemos, humanizar los datos y los procedimientos, es un proceso con múltiples implicados. Pero no olvidemos que las verdaderas protagonistas son las personas.
El Rey y los dos sabios
Érase un rey poderoso que había pasado una mala noche. En su sueño, una horrible pesadilla le hacía experimentar la pérdida de todos sus dientes. Se despertó preocupado, y enseguida mandó llamar a uno de sus fieles consejeros para interpretar la visión.
El sabio escuchó el relato, y soltó su interpretación.
“Su majestad. Siento comunicarle que este sueño trae malas noticias. Significa que todos sus familiares morirán”.
Al escuchar la noticia el rey enfureció contra el consejero. La impertinencia del aviso le cegó de ira, y mandó a sus soldados que castigaran al sabio con una sesión de latigazos.
Como seguía preocupado, mandó llamar a otro de sus hombres de confianza. El segundo sabio escuchó con atención, y después de un momento de reflexión comentó su interpretación del sueño.
“O rey afortunado. Este sueño es una bendición. Significa que sobrevivirá a todos sus parientes.”
Contento con la interpretación, el rey se dejó llevar por su buen humor y regaló al consejero una bolsa de monedas de oro.
Un sirviente que había observado las dos escenas se acercó al segundo sabio mientras este salía de los aposentos del rey.
“Excelencia. Disculpe mi ignorancia, pero ¿lo que le dijo al rey no significaba exactamente lo mismo que la interpretación del otro sabio? ¿Por qué entonces él recibió un severo castigo y usted un fastuoso premio?”
“Es cierto. La noticia que dí al rey era la misma. Pero la forma de comunicarla fue muy diferente. Aprende que la presentación de tus palabras tiene tanta importancia o más como el significado de las mismas”.