Por Mª Jesús Álava Reyes, presidenta de Apertia-Consulting y de la Fundación María Jesús Álava Reyes. También dirige el Centro de Psicología Álava Reyes y el Instituto de Bienestar Psicológico y Social.
Desde la psicología sabemos muy bien la importancia que la amistad tiene en el equilibrio emocional de las personas.
Sin duda, el concepto de la amistad es muy distinto y cambia en función de las diferentes culturas y costumbres. En EEUU se dice que la amistad tiene una acepción muy diferente a la que le damos en España. Allí si la gente tiene un problema no llama a los amigos, pues consideran que es un abuso quitarles el tiempo a los demás, contándoles nuestros problemas.
Afortunadamente, en nuestro país la amistad en un bien valioso. Ser amigo tiene un profundo significado y valoramos mucho la amistad. Para nosotros es normal acudir a nuestros amigos/as en busca de ayuda cuando nos sentimos mal. En esos momentos, la posibilidad de poder contar nuestras dudas o dificultades, ejerce un efecto muy beneficioso para nuestra salud emocional.
¿La amistad nos ata a nuestra ciudad?
«Cuando las empresas, especialmente las multinacionales, se quejan a veces de la poca disponibilidad que los españoles tienen para cambiar de lugar de residencia, una de las causas que más insisten como responsables de este hecho es el arraigo que en nuestro país producen los amigos y la familia».
De la misma forma, los psicólogos vemos muchos casos de falta de adaptación a nuevas ciudades, barrios, o entornos diferentes, que han dado lugar a crisis importantes, y que han sido causadas en gran medida por la pérdida o el poco contacto con los amigos o las personas más cercanas que tenían.
En definitiva, los amigos pueden atarnos a nuestra ciudad, pero no lo veamos como un aspecto negativo; lo que demuestra claramente es la importancia que damos a la amistad.
¿Damos demasiada importancia a la amistad?
No, no damos demasiada importancia a la amistad; somos muy conscientes de su valor, y lo tenemos muy claro en todas las etapas de nuestra vida.
«Ya desde pequeños, los niños buscan desesperadamente tener amigos y sentirse aceptados por sus compañeros. Para los adolescentes, los amigos son más importantes que la propia familia. Los jóvenes se sienten perdidos y solitarios si no tienen amigos, y los adultos dan gran importancia a la llamada red social (a sus amistades)».
Sin duda, los amigos favorecen las relaciones interpersonales. Cuando la amistad es sólida, son nuestros mejores confidentes, les contamos todos nuestros secretos, escuchamos sus opiniones, nos enriquecen con sus valoraciones y constituyen un gran apoyo en los momentos difíciles. Además, los amigos nos proporcionan seguridad, equilibrio y estabilidad emocional.
Desde la psicología, cuando una persona está vulnerable emocionalmente, sabemos que uno de los mejores pronósticos que podemos encontrarnos es que tenga buenos pilares de amistad. Los amigos preservan, cuidan y fortalecen nuestra salud emocional.
¿Los amigos fomentan nuestra autoestima?
«La respuesta es muy categórica, SÍ, los amigos son una parte importante en la que se asienta nuestra autoestima; ellos nos ayudan a sentirnos valorado/as y querido/as».
Pero si todos coincidimos en que los amigos son tesoros valiosos que debemos cuidar, mimar y conservar; no sustituyamos las relaciones personales por contactos virtuales, no es lo mismo. Hay un hecho que nos preocupa últimamente mucho a los profesionales de la psicología, y es que a veces, muchos adolescentes y jóvenes están desarrollando numerosos miedos en sus relaciones interpersonales; miedos que cada vez se traducen más en fobias sociales o conductas de evitación de contacto directo.
¿Es peligroso quedarnos sin amigos?
«Sí, es peligroso. Sabemos que uno de los mayores dramas que alguien puede experimentar es haberse quedado sin amigos. Cuando nos sentimos bien, atareados con nuestros trabajos, entusiasmados con nuestras conquistas o con nuestros amores, parece que no los necesitamos tanto y, sin darnos cuenta, los vamos dejando: no les llamamos, no les vemos y, con demasiada frecuencia, les perdemos».
Hacemos una inversión desastrosa, porque al cabo del tiempo lo normal es ya no estemos tan entusiasmados con nuestros trabajos ni con nuestros amores, y en esos momentos empezamos a sentir un gran vacío; el vacío de nuestra soledad.
Las circunstancias aún pueden ser negativas y a veces nos podemos encontrar sin trabajo, sin ocupaciones y, lo que es peor, sin afecto. En esos momentos, ¡cuánto echamos de menos a los amigos!. Cuando hemos roto con nuestra pareja, o nos hemos enfadado con las nuevas personas que llegaron a nuestra vida, el vacío parece insuperable. En esos instantes nos arrepentimos de casi todo lo que hemos hecho, pero de forma muy especial nos lamentamos de una pérdida irreparable; la pérdida de esos amigos entrañables que sintieron nuestra lejanía, y respetaron nuestra decisión.
Es importante cuidar a los amigos
Claro que es importante. En uno de mis libros, Emociones que hieren, insistía en que no esperemos a perder lo que ahora tenemos. ¡Cuidemos, mimemos y conservemos a nuestros amigos!. Aunque estemos muy atareados/as o enamorados/as, ¡no dejemos de quererles, de llamarles, de verles…!. Su cariño es insustituible, su afecto impagable.
Los amigos son nuestro principal tesoro; no los podemos comprar, pero permanecerán a nuestro lado si sienten nuestra amistad.
En otro de mis libros Saca partido a tu vida, en relación a la importancia de cuidar a los amigos, exponía que “Cuando las cosas te vayan muy bien, deja tiempo siempre para estar con tus buenos amigos; cuando las cosas te vayan mal, ellos estarán contigo. Un amigo no te cobra los favores que te hace, su mejor recompensa es tu alegría y tu bienestar.
¿Qué podemos hacer si no tenemos amigos?
Seguramente se debe a cierta inseguridad ante las relaciones interpersonales, a miedos ante lo que puedan opinar los demás, o a una actitud bastante miope que nos ha llevado a pensar que podemos vivir sin amigos. En cualquier caso, conviene que inmediatamente trabajemos los siguientes aspectos:
- La empatía. Es decir, nos pondremos en el lugar de los otros, intentaremos ayudarles cuando lo necesiten y nos mostraremos comprensivos ante sus dificultades.
- La generosidad y la flexibilidad, son auténticos talismanes en las relaciones de amistad.
- Practicaremos la escucha activa. Recordaremos que las dificultades de comunicación se vencen a través de una actitud de escucha y de respeto.
- Practicaremos la Asertividad; es decir, aprenderemos a exponer nuestros criterios con seguridad, pero con habilidad; lo haremos de la forma adecuada y en el momento oportuno, y siempre sin manipular.
- Nos apuntaremos a actividades que nos gusten y que puedan ofrecernos una ocasión de conocer a otras personas que compartan nuestras preferencias.
- Intentaremos realizar algún deporte o actividad de “equipo”, que nos permita desarrollar una actitud de compañerismo, que favorezca relaciones de amistad.
- Podemos colaborar con ONG´s o entidades de ayuda a los demás, en los que conoceremos a personas con las que poder compartir nuestros esfuerzos.
- Si a pesar de todo nos sentimos muy inseguros/as en las relaciones con otras personas, o nos preocupa mucho lo que los demás piensen de nosotros/as, podemos hacer algún curso de Habilidades Sociales o leer libros que traten este tema o acudir a los profesionales de la psicología, para que nos ayuden a comunicarnos mejor.
Conclusión final
Los amigos de verdad miran con ternura tus debilidades y alientan tus fortalezas. Los amigos de verdad comparten su precioso tiempo contigo. Los amigos de verdad nos enseñan a vivir y están siempre a nuestro lado. Bridemos por un tesoro único: ¡LA AMISTAD!