Por Elena Mayor Lozano, CEO en EmotionHR y vicepresidenta de la Asociación Nacional de Felicidad de Personas y Organizaciones, Conciencia y Compasión.
A pesar de ser una época de cambios y alteraciones constantes, muchos de nosotros coincidimos en adorar esta estación. ¿Qué tiene la primavera que la sangre altera, como dice el refranero popular?
Primavera es renacer. En esta época, la Naturaleza se pone un año más en marcha para volver a reiniciarse, para crear un nuevo ciclo de vida. Cambios profundos con los que nuestro cuerpo conecta intensamente.
Esta maravillosa estación influye cada año poderosamente en nuestro cuerpo. Es una influencia química generada por la nueva vida que fluye en el exterior. Es como si esos cambios locos de ahí fuera, el clima, la polinización, el aumento de las horas de luz, tuvieran un reflejo en nuestro interior. Como si nuestro cuerpo se sincronizara con el resto de los seres vivos formando parte del Todo, de la Naturaleza con mayúsculas. En primavera nos sentimos totalmente conectados a la vida. Somos como un solo ser vivo global fluyendo al unísono.
«¿Qué tiene la primavera que la sangre altera, como dice el refranero popular?»
¿Cómo nos integramos con el resto de la Naturaleza, qué cambios químicos se producen en el cuerpo?
Por un lado, como tenemos más horas de luz, generamos más serotonina. Esta sustancia es la encargada de activar nuestro estado emocional positivo y, sin razón aparente, con el aumento de esta sustancia en nuestro organismo, nos sentimos bien. Es como una maravillosa droga natural que modifica nuestro organismo y nos coloca las gafas de lo positivo. Seguro que recuerdas eso que solemos sentir en esos espléndidos días primaverales soleados en los que estamos contentos sin que exista una razón concreta.
Desde su otra cara, la primavera también provoca la disminución de las betaendorfinas en el plasma. Las betaendorfinas son las sustancias encargadas de regular el sistema del bienestar. Con su disminución, sentimos cansancio, somnolencia, falta de motivación, apatía, insomnio e irritabilidad. En resumen, sentimos el famoso síndrome de la astenia primaveral. Capítulo aparte serían las alergias, tan protagonistas también en la estación de la polinización y que tanto nos afectan también físicamente.
Nuestro organismo pasa de la euforia que produce el subidón de serotonina al agotamiento de la astenia, sin solución de continuidad con una frecuencia habitual en esta época. Es como si el cuerpo quisiera unirse al ritmo de los cambios climáticos y a la renovación del ciclo biológico que caracteriza a esta estación. Por dentro y por fuera todo está descontrolado y en movimiento y todos estos cambios nos impiden mantenernos concentrados en lo habitual. Es la época de los enamoramientos adolescentes, la estación de las flores y de las aventuras de la infancia. Es la estación más emocional.
«Por un lado, como tenemos más horas de luz, generamos más serotonina. Esta sustancia es la encargada de activar nuestro estado emocional positivo y, sin razón aparente, con el aumento de esta sustancia en nuestro organismo, nos sentimos bien».
La primavera está loca, decimos a veces, porque es así como nos hace sentir. Es una estación de continuos cambio y alteraciones naturales constantes. “La primavera la sangre altera” dice el refranero y el estado anímico se une también a esos cambios porque, como nunca me cansaré de repetir, somos mente y cuerpo. No somos una mente sumada a un cuerpo, somos las dos cosas mezcladas de manera indisoluble. Nuestro cuerpo es mente y nuestra mente es cuerpo.
Y esos cambios internos conectados a los externos nos hacen estar alterados casi continuamente. Detente a pensar que ese bullir no es otra cosa que sentir que ESTAMOS VIVOS, no es otra cosa que sentir la vida corriendo por nuestras venas. O al menos esa es la visión que aquí me gustaría compartir.
La máquina del consumo nos ofrece muchos fármacos y sustancias de todo tipo que tienen como objetivo reducir el impacto de la primavera en nuestro cuerpo, minimizar las emociones que alteran nuestra concentración en el trabajo, en las obligaciones de cada día y así, eliminar artificialmente esta oportunidad de conectar con el vaivén desconcertante de la primavera, con el sentir la vida renaciendo fuera y dentro de nosotros. Por eso, yo me pregunto, ¿por qué habríamos de tomar un fármaco que anule esta maravillosa oportunidad de sentirnos parte de la Naturaleza?
«La primavera está loca, decimos a veces, porque es así como nos hace sentir. Es una estación de continuos cambio y alteraciones naturales constantes».
Desde mi personal punto de vista, la primavera es la ocasión perfecta para SENTIR LA VIDA RENACIENDO un año más. Los cambios del cuerpo son una ocasión perfecta para descubrir nuestra esencia, lo que realmente somos: cuerpo y mente conectados en el aquí y en el ahora.
Somos cuerpo y mente conectados en el momento presente. No somos ninguna otra cosa, tan simple y tan complejo a la vez, nada más y nada menos.
La primavera es una enorme oportunidad para sentir nuestro SER sin esfuerzo, sin colocarnos en situación meditativa, sólo tenemos que respirar profundamente la vida que fluye a nuestro alrededor. Es curioso que decidamos tomar fármacos para eliminar esa conexión con la Naturaleza y después vayamos a una sesión de mindfulness, donde nos esforzamos para ser capaces de sentir lo que los fármacos han anulado. No somos conscientes de que la primavera nos ofrece en cada momento de cada día una ocasión perfecta para sentir su paso por el cuerpo y hacer mindfulness de manera natural, poniendo nuestra atención plena en cada pequeño cambio que sentimos, en cada nueva emoción que nos recorre el cuerpo y que nos hace sentir VIVOS. Siempre hay que elegir la vida.
«La primavera es una enorme oportunidad para sentir nuestro SER sin esfuerzo, sin colocarnos en situación meditativa, sólo tenemos que respirar profundamente la vida que fluye a nuestro alrededor».
Esta primavera plantéate por qué consideras negativo sentirte alterado. La vida es cambio y tu eres vida, no te alejes de lo que realmente eres, siéntelo y disfrútalo. No podemos perdernos eso que cada año se nos regala, el sentir intensamente nuestro cuerpo y nuestras emociones.
La primavera no sólo nos trae este regalo de identificación con nuestra esencia. En esta época, nos llega una segunda oportunidad. La primavera nos acerca a otra de las mayores y mejores fuentes de bienestar de las que puede disfrutar el ser humano: la intensificación de las relaciones. Con la mejora de la temperatura y el aumento de las horas de luz, nos sentimos mas impulsados a salir y relacionarnos con otras personas, una necesidad básica para el equilibrio emocional. Mantener relaciones nutritivas con nuestros seres queridos, nuestros amigos y el grupo de referencia es para nuestra faceta emocional tan necesario como comer o dormir lo es para nuestro organismo.
Más luz, mejor temperatura, más conexión emocional, más relaciones sociales… dicho de otro modo, mayor bienestar y uno de los mejores antídotos naturales contra la depresión.
«La primavera nos acerca a otra de las mayores y mejores fuentes de bienestar de las que puede disfrutar el ser humano: la intensificación de las relaciones».
En lugar de convencerte de que la primavera es molesta porque sientes cambios, te invito a que este año te dejes llevar y la vivas intensamente, te invito a que renazcas con ella como el resto de los seres vivos en la Naturaleza. Menos fármacos y más conexión, es mi deseo para el nuevo ciclo que está ya entre nosotros.
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¡¡Feliz Primavera!!