Por Elena Mayor Lozano, CEO en EmotionHR y vicepresidenta de la Asociación Nacional de Felicidad de Personas y Organizaciones, Conciencia y Compasión.
En una serie de Netflix, la aclamada Downton Abbey, el personaje de Maggie Smith (Violet, la condesa viuda de Grantham), una mujer mayor llena de sabiduría, le dijo a una de sus nietas algo que podría resumirse en la frase “la vida es una sucesión de problemas que debemos resolver”. No lo decía con resignación sino de una manera totalmente práctica, “hoy resolveremos lo que toca y mañana lo haremos con lo que llegue”.
Aceptar algo tan simple y a la vez tan complicado reducirá los victimismos tan habituales cuando el trabajo nos trae malas noticias y sobre todo simplificará nuestro día a día. Nos preparará para estar dispuestos a afrontar los problemas en todo momento.
Este adoptar una actitud adecuada para estar en modo “afrontamiento” requiere de ser consciente de cual es el panorama. Por ello, me gustaría explicarte mi teoría del muelle.
«Si observamos un muelle en la disposición de la imagen, estaremos observando la manera en la que se produce el crecimiento profesional y personal de cualquier persona.
Nada más nacer estamos en el extremo inferior del muelle y vamos avanzando en la vida en constante crecimiento, pero no en línea recta, sino en forma de muelle. De vez en cuando se presentan las dificultades a resolver que nos sitúan en la parte inferior de una de las curvas del muelle».
Entender y aceptar este crecimiento a pequeños círculos que nos colocan arriba cuando las cosas van bien y abajo cuando vienen malos tiempos es fundamental para no frustrarnos y poder adaptarnos con mentalidad práctica a lo que “toca” en cada momento porque el bienestar mental y la felicidad no deberían depender de los acontecimientos que nos ocurran, sino que deberían hacerlo de nuestra capacidad para asumirlos, nuestra fortaleza para afrontar y para resolver cada nueva situación que se nos presenta. Afrontar la vida con determinación y sin victimismo, acción en lugar de emoción, podría ser un eslogan para lo que quiero explicar.
El muelle nos explica que, aún estando en curva ascendente vivimos problemas, dificultades, frustraciones que nos hacen bajar en la curva pequeña y que vamos resolviendo para situarnos en la parte superior de la curva del muelle. Las curvas del muelle en ascenso representan los pequeños problemas a resolver que decía Maggie Smith en Downton Abbey.
Durante los primeros treinta o cuarenta años de nuestra vida vamos dando vueltas en pequeños círculos aunque SIEMPRE en trayectoria ascendente, lo hayamos planeado o no, tengamos buena actitud o indiferencia. Seas una persona de objetivos y muy luchadora, o no lo seas, da igual, la vida siempre nos sitúa en modo de ascenso en la primera parte de nuestra trayectoria vital.
A nivel profesional crecemos en conocimientos, experiencia y responsabilidad y cada uno escala hasta donde quiere o puede, llegando en torno a los cuarenta años a nuestro culmen, a nuestro máximo, el lugar donde más cotizarán nuestras carreras. Este punto máximo suele coincidir en la vida personal, será también el momento en el que habrás conseguido una familia consolidada, una pareja madura o aquel pequeño triunfo personal que siempre perseguiste.
En definitiva. cuando llegamos a la parte superior de la curva nuestra vida es plena. Y se produce en torno a los cuarenta años. Por supuesto, cada uno si tiene sus tiempos, es orientativo.
En la parte superior de esta curva que has ido ascendiendo en forma de muelle, en esa meseta que constituye nuestra plenitud profesional, nos situamos durante un tiempo en el que nuestra estima inicialmente y nuestro ego posteriormente se disparan hasta hacernos creer que somos invencibles a la adversidad, disfrutando del efecto que otorga la plenitud. Hemos llegado a nuestra meta deportiva, hemos alcanzado un puesto directivo en la empresa, hemos conseguido un salario muy competitivo, en definitiva hemos alcanzado la meta que nos habíamos propuesto.
Sin embargo, todo lo que sube tiene que bajar, como decía Newton y eso también ocurre con nuestra proyección profesional. Algún día llegamos al tope de nuestro desarrollo, cuando alcanzamos la madurez profesional y nos situamos en la parte superior de la curva completa del muelle que vemos en la figura de más abajo.
«Esta situación es temporal, dura unos años, en torno a diez años, para después, queramos o no, comenzar el descenso.
A partir de ese momento tu vida profesional y la personal no deja de presentarte situaciones a resolver, sigue comportándose al estilo muelle, pero su dirección es como una línea recta descendente en forma de muelle, de la misma manera que se presentó en su trayectoria ascendente».
Se dice que para alcanzar una situación con responsabilidad en una empresa tienes que hacerlo ayudándote del impulso ascendente de tu vida profesional y conseguirás posicionarte definitivamente en el área de meseta, cuando has adquirido la madurez personal y profesional necesaria para ofrecer aportaciones de calidad y resultados excepcionales basados en la experiencia.
Sin embargo, debes entender que existirán otras fuerzas en ascenso, otras personas llegando a su meseta, a su plenitud, personas que traen consigo nuevas formas de pensar, nuevos resultados y quizá coincida con el comienzo de tu descenso.
«Tu eres responsable de agarrarte desesperadamente a tu momento meseta y no aceptar la situación de descenso, aunque este sea absolutamente inevitable».
Cuando llega ese declive, inicialmente imperceptible y más acusado después, tienes la oportunidad de aprovechar toda la sabiduría que has ido adquiriendo en tu trayectoria vital. La experiencia te da esa nueva competencia que nunca tuviste. Utilízala para dejar de resistirte. Usa tu sabiduría para crecer en otros ámbitos.
La sabiduría te guiará. Quizá sea el momento de cambiar los objetivos, alejarlos un poco de la parte profesional y centrarlos en otros caminos que te acerquen a nuevas formas de bienestar. Esa es tu responsabilidad, porque aceptar la vida en su transcurrir es fundamental para mantener la estabilidad personal.
Disfrútala mientras tanto, estés donde estés.
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