Por Elena Mayor Lozano, CEO en EmotionHR y vicepresidenta de la Asociación Nacional de Felicidad de Personas y Organizaciones, Conciencia y Compasión
A estas alturas de la película crees conocer todas las estrategias para ser feliz: mindfulness, pensamiento positivo, cultivar las amistades y poner el amor en el centro. Sin embargo, ¿por qué aún nos resistimos a ser felices?
Nos resistimos, has leído bien.
En el fondo tenemos una personalidad o unos hábitos adquiridos que nos empujan a seguir respondiendo a la vida de la misma forma de siempre, de esa forma que nos roba la capacidad de disfrutar de ella.
Sueles leer artículos o escuchar a influencers con estrategias universales para ser feliz, sin embargo no hay fórmulas que sirvan de la misma forma para todos, dependerá de la forma que tenemos de resistirnos a ser felices. Aquí te explico las nueve diferentes formas por las que nuestra personalidad nos boicotea, ¿cuál es la tuya?
“Me molesta que las cosas no se hagan bien, de forma ordenada y planificada”
¿Te identificas con esta frase? Si es así, date cuenta de que buscas desesperadamente que todo ocurra o se haga bien, siguiendo las normas establecidas y por eso juzgas a la gente que no busca la perfección, como lo haces tu.
Es posible que esta rigidez mental te impida vivir bien, relajado. Entiende que no hay una única forma de hacer las cosas, intenta ser más flexible para ganar en bienestar, aunque tengas la sensación de ir contra lo que se debe hacer, contra ti mismo, esa es tu resistencia a la felicidad.
“Yo me desvivo por los demás e intento ser amable con todos, por eso espero recibir el mismo trato de los demás”
Si tu motivación principal es conectar con otras personas, hacer que se sientan bien, es muy posible que estés anteponiendo el bienestar de los demás al tuyo.
Seguro que tu frase favorita es “todos van a lo suyo” cuando compruebas que no hay reciprocidad hacia tu esfuerzo. ¿Sientes ira en ese momento, incluso a veces la has manifestado?. Te recomiendo que no esperes que las personas se comporten de la forma que tu esperas porque no podrás evitar sentir frustración, céntrate más en tus propias necesidades.
“Este año ha sido agotador, pero ha merecido la pena, he conseguido el ascenso”
Las personas cuyo foco vital principal es conseguir el éxito personal y/o profesional suelen ser esclavos de sí mismos, intentado ser los mejores en todos los órdenes de su vida: en el trabajo, en su aspecto personal o como padres. Eso requiere un esfuerzo brutal.
Debes parar y pensar en cuales son las prioridades de tu vida. Piensa también en el coste personal que estás pagando por esa necesidad de admiración constante. Piensa si merece la pena rebajar la presión y cambiar un poco las prioridades.
“A la gente le cuesta reconocer mi valía, yo necesito que sepan lo especial que soy”
¿Te consideras único y especial? Seguramente te gusta hacer las cosas de forma distinta a lo habitual, necesitas diferenciarte y te encanta hacerte notar. Lo que más te motiva es contar con seguidores en cualquier plano de la vida.
Sueles sentirte mal cuando te sientes ignorado, como si fueras uno más. En estos casos, sientes que no reconocen tu valía y te es difícil renunciar a la sensación de ser original y diferente, incluso sientes envidia hacia otras personas que reciben este trato que tu necesitas. ¿Te das cuenta de cómo te generas malestar? Intenta expresarte, pero vivir de la atención de los demás te hace adicto a ser venerado para sentirte valioso.
“Dedico mi tiempo libre a leer e investigar sobre lo que me interesa, hasta el punto que baso mi autoestima en mi capacidad para saber más de cualquier tema que los demás”
¿Los demás creen que sabes de todo? Seguramente te ocupas de investigar todo lo que puedes sobre los temas que te interesan y te encantan los retos intelectuales. El problema es que debes invertir gran parte de tu tiempo en leer a solas y claro, las relaciones te cuestan un poco. Quizá te relacionas con otros con tus mismos gustos y tiendes a competir para ver quién sabe más.
Quizá estás invirtiendo demasiado tiempo en actividades en soledad y poco en cultivar tus relaciones sociales. Ten cuidado porque puede producirte ansiedad. Competir por ser constantemente el más inteligente del grupo tiene su coste, más ansiedad. Mi consejo es que amplies tu tiempo en compañía con la estés relajado y con la que disfrutes.
“Suelo dudar de la gente poco transparente, me siento atacada fácilmente si noto que me ocultan algo”
Además de desconfianza, sueles sentir temor por lo que pueda ocurrirte en la vida, constantemente te plantease ¿y si….?. Tu mayor anhelo es sentirte permanente segura y confiada y como eso no es posible, echas la culpa al mundo y te quejas. ¿Te das cuenta de cómo te boicoteas?
Te aconsejo que dejes de pensar tanto, confía más en la vida y no presupongas que algo malo ocurrirá, baila con la vida y déjate llevar un poco, te sentirás mejor y la presión bajará. Escribe y registra los miedos sobre el futuro que te acechan y comprueba más adelante que casi ninguno se produjo.
“Estoy muy contenta, mi vida es muy divertida, no puedo parar”
Si te dices esto con frecuencia seguramente será porque es cierto, persigues emociones y diversión casi en adicción, no puedes parar. Eres una persona que vive la vida intensamente. Sólo que de vez en cuando, cuando inevitablemente el nivel de emoción cae, te hundes en un estado de irritación y negatividad que te hace sentirte mal.
No eres bipolar, simplemente necesitas ilusiones y mucha diversión, hasta el punto de que te vuelves un poco adicto a la emoción intensa. Cuando no la tienes te sientes en abstinencia y tu malestar se vuelve insoportable para ti y para los demás. Mi consejo es que seas consciente de esta necesidad limitante de vivir al máximo y que hagas el esfuerzo de centrarte para construir una vida más equilibrada.
“Querer es poder: este es mi lema”
Si tu motivación más potente y movilizadora es adquirir poder, estoy segura de que lo has alcanzado o estás en ello. Eres fuerte, sabes imponerte y la gente te sigue porque les gusta tener un líder. Sin embargo, no tienes techo, sueles querer siempre más. Tu otro lema es “hazlo y luego pide perdón”. Ten cuidado porque puedes estar cruzando el límite, si decides olvidar los escrúpulos y tus valores con tal de ganar.
La lucha constante te motiva, pero te desgasta. Cuando llegas a una meta quieres más y te das cuenta de que ya no te paras ante nada. ¿Estás recurriendo a la manipulación?, ¿estás siempre en lucha con otros?. Quizá merece la pena parar y no obligar a la gente a estar contigo o contra ti porque en el fondo eso no te hace sentir bien.
“Dicen que rehúyo el conflicto, pero es que no soporto el drama”
Si eres un especialista en huir de los conflictos porque para ti la tranquilidad es como el agua para el pez, simplemente te sientes fatal en una situación conflictiva. Todos nos sentimos mal, pero tu eres incapaz de enfrentarte a la situación y directamente te vas. No se trata de cobardía sino de incapaz de gestionar el conflicto.
Lo único que quieres es que no te presionen, que te dejen ir a tu bola, llevas fatal las riñas y los gritos. Harías cualquier cosa para no oírlos. Para evitarlo, haces lo que te dicen los demás o te escapas, ¿un maratón de Netflix, un largo paseo en soledad?.
Piensa en las consecuencias de no enfrentar los conflictos, puesto que el conflicto indefectiblemente está presente en la vida. Mi consejo es que te enfrentes y los resuelvas, será la mejor apuesta para recuperar el bienestar y tu ansiada tranquilidad a medio plazo.
Estoy completamente segura de que te identificas con al menos una de estas frases, con alguna de estas formas de procurarte infelicidad. Si buscas detenidamente te darás cuenta de que tus problemas se relacionan en gran parte con este enfoque que tu tienes. ¿Crees que el hacerte consciente te puede ayudar a gestionarlos?. Me gustaría que fuera así y que este texto te ayude en algún sentido.
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