Redacción ‘MS’- Los pacientes con enfermedades neurológicas degenerativas, entre ellos los que tienen párkinson, se han visto directamente afectados por la pandemia de Covid-19. Según explica el Dr. Juan Carlos García-Moncó, neurólogo de IMQ “han tenido más dificultades para caminar y realizar los ejercicios que les son beneficiosos. El ejercicio físico es altamente recomendable para estos pacientes y diversos estudios demuestran que la práctica de deportes como el Tai-Chi y similares resulta muy positiva para ellos. Las restricciones a la movilidad han dificultado estas prácticas con la consiguiente repercusión negativa».
El Dr. García-Moncó explica que también ha habido «en determinados casos, una mayor dificultad para el acceso de los pacientes a sus neurólogos de referencia, debido a las medidas de seguridad para evitar contagios. Esto, en ocasiones, ha dificultado las modificaciones en la medicación. Este aspecto se ha paliado mediante consultas telefónicas y videoconferencias allá donde ha sido posible, como en la red de IMQ».
Afectación cerebral
La pandemia de Covid-19 ha puesto también de manifiesto la aparición de diversos problemas neurológicos asociados a la infección por coronavirus. Aunque la mayoría de ellos surgen en la fase inicial de la infección, algunos pacientes muestran síntomas persistentes durante semanas o meses después de la misma.
Recientemente, un estudio publicado en la revista Brain, que analiza mediante autopsia cerebral a 40 pacientes con Covid-19 en Estados Unidos, sugiere que los cambios neurológicos que se observan a menudo en estos pacientes pueden deberse a una inflamación provocada por el virus en otras partes del cuerpo o en los vasos sanguíneos del cerebro.
En el caso de la enfermedad de Párkinson, algunas informaciones aparecidas en medios de comunicación han apuntado también a un posible vínculo entre el coronavirus y esta enfermedad neurodegenerativa.
«En la Covid-19 se ha descrito la aparición de muy pocos casos de párkinson con inicio poco tiempo después de la infección aguda. Han sido en su mayoría pacientes jóvenes con una infección respiratoria grave. Sin embargo, el hecho de que hasta la fecha haya habido tantos millones de infecciones y un número mínimo de pacientes con párkinson, sugiere que esta asociación es probablemente una casualidad».
Dr. Juan Carlos García-Moncó, neurólogo de IMQ.
Para el especialista, con respecto al SARS-CoV-2 «cabe la hipótesis, no demostrada hasta el momento, de que el coronavirus haya podido ser un precipitante en pacientes predispuestos previamente, pero mayoritariamente no es una causa del párkinson».
En algunos «pocos casos», la inflamación asociada a la Covid-19, así como «las lesiones vasculares, y la invasión (poco frecuente) del sistema nervioso por el virus han podido contribuir al desarrollo de parkinsonismo en algunos pacientes, pero son muy pocos», puntualiza igualmente el neurólogo de IMQ.
Vacunación
Con respecto al proceso de vacunación frente a la Covid-19, el especialista recalca la «conveniencia» de que estos pacientes reciban la vacuna «en el momento que se les adjudique». Según indica, «los beneficios de cualquiera de ellas son, sin duda, superiores a los riesgos que puedan conllevar. Hay que evitar adquirir la infección por todos los medios posibles».
La enfermedad de Párkinson se produce como consecuencia de una pérdida progresiva de neuronas que contienen dopamina y que están localizadas en un área del cerebro, la sustancia negra del mesencéfalo.
Se caracteriza por alteraciones de la movilidad tales como rigidez, lentitud de movimientos y temblor, y de otros síntomas no motores, como la pérdida de olfato, estreñimiento, alteración del sueño, etc. La inmensa mayoría de los casos son esporádicos, es decir, no tienen una base hereditaria o genética. La enfermedad aparece con más frecuencia en personas de más de 60 años.