Redacción ‘MS’- Los implantes cocleares han supuesto una revolución en el manejo de los pacientes con pérdida de audición (hipoacusia) severa o profunda. Estos dispositivos electrónicos implantados en el oído interno son capaces de transformar las ondas sonoras en un impulso eléctrico que estimula la vía auditiva para propiciar la recuperación de la audición a personas que presentan una hipoacusia neurosensorial profunda bilateral (sordera) y que obtienen escasos beneficios con los audífonos. Los implantes cocleares no dejan de evolucionar para ofrecer soluciones auditivas de mayor calidad. De hecho, los últimos esfuerzos se centran en mejorar los electrodos insertados en la cóclea para que transmitan de forma más fidedigna los sonidos.
Así lo detalla IMQ a través de un reciente comunicado.
Sin embargo, tal y como pone de manifiesto el Dr. Iñigo Ucelay Gallastegui, especialista en Otorrinolaringología de IMQ, en el marco de la conmemoración, el 25 de febrero, del Día Internacional del Implante Coclear, «la gran revolución que está en camino son las terapias génicas: modificar genéticamente el oído interno permitiendo el desarrollo de aquellas proteínas ausentes al nacer y causantes de la sordera. Estudios recientes han conseguido que neonatos con sordera profunda recuperen la audición sin necesidad de dispositivos implantados».
Mientras se desarrolla toda la investigación que hay en marcha en torno a la terapia génica para la recuperación de la audición, y se pone a disposición de la comunidad sanitaria, el implante coclear es la opción que más beneficios presenta.
Los candidatos a un implante coclear presentan una pérdida de audición derivada de una alteración en la cóclea o, en algunos casos, en el nervio acústico. Esta situación se da en una amplia lista de causas congénitas o adquiridas que pueden ocurrir en las fases pre, peri o poslocutiva del desarrollo del lenguaje
«Pueden implantarse tanto en niños desde los 6 meses de edad hasta adultos. Es por ello que los sistemas de cribado de hipoacusia congénita son fundamentales para detectar los candidatos en edades tempranas», advierte el experto.
En los últimos años, las indicaciones para la implantación han ido aumentando gracias a los avances en los procesadores. «Se ha demostrado el beneficio de colocar un implante incluso en pacientes con sordera en un único oído o realizar estimulaciones bimodales, en las que en un oído se lleva un implante coclear y en el otro, un audífono».
Ventajas
Para los menores con problemas graves de audición, el uso de un implante coclear desde edades tempranas facilita «un óptimo desarrollo de las vías y centros auditivos, permitiéndoles desarrollar las habilidades del lenguaje a un ritmo comparable al de los niños con audición normal», aclara el especialista de IMQ. Por el contrario, el retraso en el diagnóstico o en la decisión de realizar el implante «puede condicionar la adquisición del lenguaje y, por tanto, el desarrollo cognitivo y social de esa persona».
Aquellos beneficios comunes en personas menores y adultas son «la mejoría de diferentes habilidades auditivas, como el reconocimiento del habla, la localización del sonido, la reducción del esfuerzo de escucha y la recuperación de la audición binaural. Todo ello se traduce en una mayor calidad de vida, tanto en el ámbito social y personal como en el escolar o profesional», apunta el Dr. Iñigo Ucelay Gallastegui.
Sin embargo, el implante coclear también presenta contraindicaciones, por lo que es imprescindible una cuidadosa valoración de cada caso. Entre éstas, el especialista enumera «los casos de malformaciones congénitas que cursan con una agenesia (ausencia) bilateral de la cóclea; la ausencia de funcionalidad de la vía auditiva; la presencia de enfermedades que originen una hipoacusia de tipo central; las enfermedades psiquiátricas severas; las enfermedades que tengan contraindicado la cirugía bajo anestesia general; la ausencia de motivación hacia la realización del implante; y el incumplimiento de los criterios audiológicos».
Equipo multidisciplinar: imprescindible
Con la finalidad de atender todos estos aspectos, se debe contar con un equipo multidisciplinar que, de forma coordinada, sea capaz de cubrir cada una de las etapas que conforman un programa de implante coclear: selección, cirugía, programación, rehabilitación y seguimiento.
Este equipo está formado por especialistas en otorrinolaringología, técnicos de audiología, audioprotesistas, logopedas, y especialistas en neurofisiología, psiquiatría (o psicología) y radiología.
«La realización de un implante coclear es una cuestión de por vida, que precisa de un trato y seguimiento personalizados. Es fundamental disponer de personal especialmente formado para la programación del implante y para coordinar las labores de rehabilitación que se lleven a cabo en el entorno familiar, escolar, hospitalario y en las unidades de logopedia. El apoyo familiar, especialmente en edad pediátrica puede marcar la diferencia. Además, las asociaciones de implantados cocleares desempeñan una gran labor de divulgación y de apoyo a pacientes y familiares», concluye el especialista en Otorrinolaringología de IMQ.