Los acuerdos en negociación con Australia y Mercosur ampliarían la influencia de la Unión Europea en el comercio mundial y reducirían las desventajas competitivas con China y Estados Unidos.
Redacción ‘MS’- Unión Europea afrontará en los próximos meses nuevas rondas de negociación para cerrar acuerdos de libre comercio con el bloque Mercosur y Australia.
La firma de estos acuerdos ampliaría enormemente la influencia de la Unión Europea en el comercio mundial, mejoraría su autonomía estratégica y resistencia económica, reduciría las desventajas competitivas con China y Estados Unidos en Latinoamérica y Oceanía, diversificaría las cadenas de suministro y ayudaría al cumplimiento de los ambiciosos objetivos de sostenibilidad europeos.
El acuerdo con Mercosur supondría el mayor cerrado hasta la fecha en términos de reducción arancelaria: eliminaría el 91% de los aranceles que pesan sobre las exportaciones europeas a la zona, lo que supondría un ahorro estimado de 4.500 millones de euros para las empresas europeas. Además, crearía la mayor zona de libre comercio del mundo, que abarcaría a unos 720 millones de personas, lo que permitirá a la Unión Europea diversificar sus cadenas de suministro, reducir su dependencia de China y cumplir sus ambiciosos objetivos de sostenibilidad, al tener acceso prioritario a las materias primas y otros productos básicos que ofrece la región. En particular, Mercosur tiene un gran potencial para la producción y exportación de hidrógeno verde a precios competitivos y Europa es uno de sus principales mercados potenciales. En el caso de los países que conforman Mercosur, un acuerdo reduciría su dependencia de Estados Unidos, la influencia de China y abarataría el acceso por parte de los consumidores a los productos manufacturados en Europa.
El acuerdo con Australia, con potencial para convertirse en un socio clave de la Unión Europea, abriría un mercado de 450 millones de consumidores y el acceso a abundantes reservas de litio, aproximadamente la mitad de la producción mundial, cobalto, titanio, paladio, níquel, zinc y tierras raras que son clave para avanzar hacia los ambiciosos objetivos de digitalización y sostenibilidad que se ha fijado la Unión Europea. Además, el país oceánico cuenta con un gran potencial para la producción de hidrógeno verde de cara a la descarbonización de la industria pesada europea. Para Australia, un acuerdo con la Unión Europea le permitiría diversificarse después de que su principal socio comercial, China, impusiera bloqueos a numerosos productos agrícolas australianos.
A pesar de la voluntad general de todas las partes por cerrar estos acuerdos, ambas negociaciones volvieron a complicarse antes del verano debido, por un lado, a las reticencias por parte del sector agrícola de algunos Estados miembros (en particular, Francia, Irlanda y Países Bajos) y, por otro, a las nuevas exigencias medioambientales de la Unión Europea. A pesar de los recientes contratiempos, hay perspectivas de acuerdo en ambos casos ya que todas las partes siguen comprometidas públicamente con su firma antes de que empiece 2024. En el caso de la Unión Europea, el cierre de cualquier acuerdo exigirá la ratificación de cada uno de los 27 Estados miembros.