Redacción ‘MS’- MAPFRE Economics, el Servicio de Estudios de MAPFRE, indica cómo, a lo largo del segundo trimestre de 2022, la economía global ha seguido transitando hacia un escenario de deterioro de la actividad y mayores tasas de inflación. Esto le lleva a aplicar un recorte de sus previsiones para el conjunto del año en su escenario base, del 3,6% al 3%, y “con un aumento de las señales sobre una posible recesión”, según apuntan en el informe “Panorama Económico y Sectorial: perspectivas para el tercer trimestre”.
Respecto a la economía española, recorta ligeramente su previsión una décima para 2022, del 4,2% al 4,1%, y prevé un crecimiento del 2,4% para 2023 (frente al 3% previo) con una inflación promedio del 8,2% para este año. Pero, como ocurre de forma generalizada, aumenta el riesgo de que se dé el escenario alternativo, es decir, aquel en el que el conflicto bélico se cristaliza, extendiéndose más allá de 2022, con mayores sanciones o recortes de suministro por el frente ruso, con tasas de inflación más persistentes y con una respuesta monetaria restrictiva más enérgica.
En este caso, el PIB entraría en terreno negativo el año próximo, hasta el -2,5%. “Con el objetivo de contener la inflación, tanto la Unión Europea como España, empezaron a convencer a los agentes sociales (asociaciones patronales y sindicatos) sobre la necesidad de hacer un esfuerzo por no incrementar los salarios tanto como la inflación. Estos han subido en torno al 2,5%, por lo que la pérdida de poder adquisitivo de las familias va a ser notoria”, indican los expertos del Servicio de Estudios.
Para dibujar este panorama algo más negativo, MAPFRE Economics se basa en la confluencia de eventos como las tensiones en las cadenas de suministro, cuyo componente principal radica en China tras la continuación de las políticas de tolerancia cero frente al Covid-19; el consecuente contagio a la cadena de valor global que deja incompleta la recuperación de una oferta aún más limitada; el componente geopolítico alargándose, lo que profundiza la crisis alimentaria y energética; y unos bancos centrales endureciendo sus políticas monetarias en respuesta a un entorno inflacionario de persistencia incierta, que comienza a permear en las expectativas de los agentes, vía contracción de los ingresos reales, y que asientan las bases “para que ciertas vulnerabilidades se integren hacia un régimen de inflación estructuralmente más alta”.
Estos factores van a tener, según el Servicio de Estudios, un mayor impacto sobre la eurozona que sobre EEUU. Sobre la región del euro, mantienen crecimientos esperados, en el escenario base, del 2,7% y del 1,8% para 2022 y 2023, respectivamente (frente al 2,9% y 2,7% previos). “Los condicionantes continúan siendo su elevada dependencia energética y los problemas de asequibilidad, así como las presiones en los precios. A esto se suma una política monetaria desfavorable que reequilibre la demanda agregada y reactive el riesgo de fragmentación, conllevando a una negativa influencia sobre comportamiento del gasto público con asimetrías por países”, incluyen en el informe.
En Estados Unidos, también se produce una revisión a la baja del crecimiento, aunque más limitado que en la eurozona, con un ritmo esperado del 2,5% y el 1,4% en 2022 y 2023 (frente al 3,2% y el 1,7% anterior). “La respuesta de política monetaria se espera más agresiva y el impulso, en su lucha contra la inflación, alcanzaría niveles restrictivos (frente a las perspectivas de neutralidad del informe anterior); con ello, se espera que la reducción de la demanda agregada sea más pronunciada y la tasa de desempleo más sensible al proceso”, añaden.
Por último, respecto a los emergentes, se espera que China y los países del sudeste asiático supongan “cierto amortiguador para el crecimiento global, aunque en menor medida que durante la reapertura tras la crisis del Covid-19”. En el caso concreto de Latinoamérica, MAPFRE Economics espera un “desempeño positivo”, aunque con diferencias notables entre los países exportadores, beneficiados del contexto actual de materias primas, y países importadores o con vulnerabilidades tácitas, que “podrían encontrar problemas en la financiación de sus cuentas corrientes”.
Impacto en el sector asegurador
El informe, como es habitual, incluye un análisis de cómo afectan estas previsiones en el desempeño del sector asegurador. Los expertos reconocen que el endurecimiento de la política monetaria ralentizará la demanda agregada enfriando la economía en un entorno de una inflación más alta y duradera de lo previsto que erosiona la capacidad adquisitiva de los hogares y los márgenes empresariales. Sin embargo, y aunque el entorno es complejo para el sector seguros, dada su correlación del negocio con el devenir económico, MAPFRE Economics considera que surgen oportunidades de negocio en los seguros de Vida ahorro y rentas vitalicias tradicionales con garantías de tipos de interés, y algunas líneas de negocio, como los seguros de salud, pueden seguir presentando un buen comportamiento ante el estado de saturación en el que se encuentran los sistemas sanitarios públicos.
En el caso concreto de España, la dinámica esperada es similar. Según destaca MAPFRE Economics, las altas tasas de inflación (10,2% en junio) y sus consecuencias ensombrecen el panorama para el negocio asegurador y erosiona su rentabilidad, elevando la presión sobre los precios de los seguros. Por su parte, la escasez de suministros continúa lastrando al sector automovilístico, por lo que el negocio de los seguros de autos seguirá sufriendo esta situación en los próximos meses, mientras el contexto para el negocio de los seguros de Vida vinculados al ahorro y de rentas vitalicias tradicionales continúa mejorando por el endurecimiento de la política monetaria del BCE. No obstante, los tipos de interés nominales continúan en niveles inferiores a la inflación, lo que también dificulta la comercialización de este tipo de productos.
Puede accederse a la consulta del informe completo a través del siguiente enlace
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