‘Muy Segura’ colabora con WomanTalent, de la mano de Beatriz Recio, su fundadora y CEO, en esta sección, con el objetivo de visibilizar diversos perfiles de mujeres profesionales, emprendedoras y líderes de esta potente y consolidada red, nacida en noviembre de 2014.
En esta ocasión nos acompaña María Andrés, directora de la Oficina del Parlamento Europeo en España.
Periodista, directora de la Oficina del Parlamento Europeo en España y equilibrista de profesión. Así se define usted misma en su perfil de Twitter. Con todos estos roles que aúna en su persona: ¿cuáles han sido los principales hitos que ha atravesado tanto en su vida personal (si desea destacar alguno), como especialmente de su trayectoria laboral?
Desde luego, convertirme en madre como persona para mí fue un hito muy relevante que me cambió totalmente mi visión de las cosas, tanto en lo profesional como en lo personal. Si algo tengo que destacar ha sido cómo convertirme en madre me ha hecho tener otra mirada hacia muchas cosas y aplicarlo, tanto a la hora de comunicar, como a la hora de tener una sensibilidad mayor hacia la necesidad que tenemos las mujeres de apoyarnos entre nosotras mismas en el entorno laboral. Y conocer los obstáculos que tenemos que vencer muchas veces para tener un puesto de responsabilidad cuando nos convertimos en madres.
«Si algo tengo que destacar ha sido cómo convertirme en madre me ha hecho tener otra mirada hacia muchas cosas».
En el nivel profesional, si tuviera que destacar un hito o una parte especialmente importante, destacaría el hecho de haber hecho una carrera fuera; el hecho de haber estudiado en Estados Unidos, o de haber pasado diez años en Bruselas como funcionaria del Parlamento Europeo, me ha dado una visión mucho más enriquecedora de las cosas y me ha aportado una flexibilidad y una apertura de miras que es lo que yo destacaría; María Andrés no sería la misma persona sin haber estado tanto tiempo fuera.
«En el nivel profesional, si tuviera que destacar un hito o una parte especialmente importante, destacaría el hecho de haber hecho una carrera fuera».
¿Cómo es su día a día?
Yo diría que no hay días iguales, porque a pesar de trabajar en una oficina y uno se imagine que estás delante del ordenador ocho horas al día, es todo lo contrario; hay muchas reuniones, pero la verdad es que lo que hacemos aquí es intentar acercar la realidad de la Unión Europea y de lo que está ocurriendo en Bruselas, a un público que no tiene por qué saber nada de la legislación europea, pero al que le afectan directamente las consecuencias.
Por ejemplo, si en Bruselas están tratando una Directiva importante sobre medio ambiente, nuestra misión y nuestro día a día es organizar seminarios, conferencias, charlas con el sector que se va a ver directamente afectado, para que ellos conozcan de primera mano lo que está ocurriendo y tengan también la capacidad de comunicarse con los Eurodiputados o de influir en los resultados. Está muy bien que las empresas, en sus diversos sectores, como el asegurador, tengan la oportunidad de mostrar sus prioridades y ver de qué manera se van a ver afectadas.
«Lo que hacemos aquí es intentar acercar la realidad de la Unión Europea y de lo que está ocurriendo en Bruselas, a un público que no tiene por qué saber nada de la legislación europea, pero al que le afectan directamente las consecuencias».
También hacemos encuentros con medios de comunicación. Y tenemos un rol más institucional de dar visibilidad a la Institución frente a otras Administraciones Públicas y representarla aquí: encuentros con Ministerios; o cuando somos invitados a Premios; etc. Somos como sus pequeños embajadores. Es una parte preciosa, lo mismo estás con Su Majestad el Rey en Yuste viendo cómo otorga el Premio Carlomagno a una personalidad importante; como teniendo un desayuno con embajadores; o reuniéndote con una ONG muy pequeña aquí, pero que está muy preocupada sobre un tema medioambiental; etc. Nunca hay un día igual.
«Tenemos un rol más institucional de dar visibilidad a la Institución frente a otras Administraciones Públicas y representarla aquí».
¿Cuáles constituyen sus responsabilidades fundamentales y más inmediatas? ¿Hay algún aspecto prioritario en el que se encuentre envuelta en el momento actual que quisiera destacar?
Mi responsabilidad como directora de esta Oficina es dar visibilidad al Parlamento Europeo, tanto en el entorno Institucional como en el público, con instituciones, ONGs y empresas. También me incumben las relaciones con los medios de comunicación e intentar que no se olviden de lo que está ocurriendo en Europa, que amplíen su cobertura sobre lo que ocurre en el Parlamento Europeo.
Tenemos un reto crucial, que ya surgió con las elecciones y que nos estaba costando mucho, pero en el que creo que estamos avanzando, que es acercar Europa, su idea y el valor que tiene pertenecer, a la generación más joven. Tenemos la sensación de que la gente mayor que ha tenido que luchar para entrar en la Unión Europea, que se acuerda perfectamente de que antes del 86 España era un país mucho más retrasado que el resto de sus socios europeos, y que anhelaban formar parte de este club, es muy consciente de lo que les ha costado y del valor que tiene.
Pero la generación joven que ha nacido ya sintiéndose europea no percibe la importancia que tiene muchas veces y lo da por sentado. En el momento en el que estamos, con auges de partidos más extremistas, un Reino Unido queriendo salir y movimientos más populistas a nivel global (no solo en Europa), nos parece especialmente importante que la gente joven entienda el valor añadido que tiene pertenecer a una comunidad de valores como es la Unión Europea.
«En el momento en el que estamos, nos parece especialmente importante que la gente joven entienda el valor añadido que tiene pertenecer a una comunidad de valores como es la Unión Europea».
¿Los medios de comunicación le prestan la suficiente cobertura a estos temas?
Lo que nos pasa muchísimo es que llamamos a un medio de comunicación con un tema muy interesante, por ejemplo, sobre derechos del consumidor, y nos dice: «yo ya tengo un corresponsal en Bruselas; llámale». Pero el problema que tienen los medios hoy en día es que no se dan cuenta de que tener un corresponsal en Bruselas no implica que todo lo que tenga una dimensión europea se cubra desde allí; porque ese corresponsal va a estar muy pegado a las noticias del día a día, como una agencia de noticias, y, sin embargo, el Parlamento Europeo saca más de 500 leyes en una legislatura que afectan diariamente a todos los ciudadanos, y que el corresponsal no tiene tiempo de cubrir. Sucede que, además, no afectan directamente a las páginas de Internacional, sino que afectan a Sociedad, a Medioambiente, a Cultura, etc.
«El problema que tienen los medios hoy en día es que no se dan cuenta de que tener un corresponsal en Bruselas no implica que todo lo que tenga una dimensión europea se cubra desde allí».
Por ejemplo, yo lo que quiero es que en las páginas de Sociedad, el español que lee tu medio de comunicación entienda lo importante que es que, a partir de ahora, todos los padres van a tener cuatro meses remunerados de baja paternal. Se trata de integrarlo en la actualidad del país, y no solamente en las páginas de Internacional desde Bruselas. Es un tema aún no resuelto y que cuesta mucho; por eso tenemos esta Oficina aquí, en la que estamos siempre hablando con medios de comunicación aquí.
Hablemos de su valoración acerca del nivel de visibilidad de la mujer, tanto en España como en Europa, de modo especial en lo que se refiere a puestos de responsabilidad laboral.
España no lo está haciendo peor que el resto de Europa, pero eso no es una buena noticia. Contamos solo con un 35% de puestos directivos ocupados por mujeres en la Unión Europea; en el caso de España, si nos fijamos en el Ibex35 el porcentaje es menor del 20%. Con lo cual, cuanto mayor sea la empresa, menos oportunidades hay de encontrarse con una mujer al cargo.
En los Consejos de Administración se vuelve a repetir el patrón y, sin embargo, las mujeres muchas veces son mayoría en esa empresa; lo que sucede es que tienen un efecto tijera a lo largo de su vida laboral en las promociones y en desempeñar puestos de responsabilidad que hace que, efectivamente, la visibilidad de las mujeres en las empresas es mucho más inferior de lo que debería ser. Sobre todo porque hoy en día, cada vez más, tenemos más licenciadas, por ejemplo en Periodismo; en esta carrera, el 70% de las personas que la cursan son mujeres y, sin embargo, son menos del 30% las que llegan a puestos de dirección. Se trata de ver por qué está ocurriendo esto.
«España no lo está haciendo peor que el resto de Europa, pero eso no es una buena noticia. Contamos solo con un 35% de puestos directivos ocupados por mujeres en la Unión Europea».
Cuando uno se pone a analizar en detalle, y a mí me motiva muchísimo el tema de la igualdad, me preocupa y le dedico mucho tiempo, en todos los informes que leo,veo sobre todo dos motivos. Uno, el tema de la maternidad y la conciliación, que no está bien resuelto. Me refiero a la conciliación entendida como ese papel, ese estereotipo y ese rol que tenemos las mujeres de que somos las que cuidamos la casa, a nuestros mayores, a nuestros niños, etc. Entonces, somos las que nos incorporamos más tarde, o con un mayor tiempo parcial. El 32% de las mujeres utiliza jornada reducida frente al 8% de los hombres, atendiendo a cifras europeas.
En España, el porcentaje es peor, ya que solo un 5% de los hombres solicita jornada reducida para cuidar o para conciliar en casa. La mujer se incorpora más tarde, trabaja menos horas, cotiza menos, y encima cobra menos, porque la brecha salarial existe. De hecho, ésta última se sitúa en el 16% en la Unión Europea. Todo esto lleva a que la mujer tenga menos valor añadido en las empresas, encuentre más dificultades para optar a un puesto de cierta responsabilidad y a tener menos visibilidad en las empresas. La conciliación no está bien resuelta, es un tema pendiente que tanto los legisladores como el Parlamento Europeo tenemos que ayudar a que este panorama cambie. Pero, sobre todo, la sociedad tiene que cambiar, es un tema de educación, de concienciación y de eliminar los roles tradicionales de que siempre tiene que ser la mujer la que se hace cargo de la casa, de los hijos, etc.
«En España, solo un 5% de los hombres solicita jornada reducida para cuidar o para conciliar en casa. La mujer se incorpora más tarde, trabaja menos horas, cotiza menos, y encima cobra menos, porque la brecha salarial existe».
El segundo problema que hay es que tradicionalmente siempre ha habido menos mujeres en puestos de responsabilidad en empresas como las de seguros, que son muy masculinizadas, y faltan referentes. Está demostrado que el techo de cristal más invisible pero más eficaz a la hora de frenar a una mujer a optar a un puesto directivo, es la falta de referentes femeninos. Cuando una mujer no ha conocido a otra mujer en un puesto de responsabilidad en su entorno, no se cree capaz, no se ve reflejada o no se siente inspirada para pensar que también puede.
«Está demostrado que el techo de cristal más invisible pero más eficaz a la hora de frenar a una mujer a optar a un puesto directivo, es la falta de referentes femeninos».
Hace poco hablaba en un artículo sobre la nueva presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen, sobre la capacidad de inspiración y de imitación que tiene el encontrar referentes femeninos en puestos singulares e importantes. Hay que resolver esas dos cosas. Es preciso facilitarle la vida a las mujeres que quieran, porque todas las opciones son válidas, por supuesto. La mujer que no quiera escalar, ascender o tener un puesto de responsabilidad porque quiere dedicar más horas en casa, es una opción súper respetable.
«Es preciso facilitarle la vida a las mujeres que quieran, porque todas las opciones son válidas, por supuesto».
Para cambiar esos roles la solución tiene que pasar por contar con los hombres, no podemos dejarlos en un lado en nuestra lucha por la igualdad. Ellos cuentan y son el 50% de la sociedad; tienen que entender que la solución es la corresponsabilidad y que ellos también tienen que estar involucrados en eso. Tenemos ese problema: la mujer ha entrado en el mercado laboral, pero el hombre no ha entrado en las tareas del hogar. Ahí está la incoherencia donde nosotras acabamos cargando con todo. Buscando soluciones a esas dos cosas es como vamos a conseguir facilitar la tarea; si no, va a ser imposible.
«Para cambiar esos roles la solución tiene que pasar por contar con los hombres, no podemos dejarlos en un lado en nuestra lucha por la igualdad».
Hay un estudio que me sorprendió mucho y que hace muy visible la falta de igualdad. Dice que si no conseguimos cambiar este paradigma a través de leyes, cuotas y cambios legislativos, tardaremos hasta 200 años en conseguir la igualdad real en el entorno laboral entre hombres y mujeres.
Enlazando precisamente con el nombramiento de la nueva presidenta de la Comisión Europea, como usted bien explica en su artículo han tenido que pasar seis décadas para que una mujer asuma este cargo. Y seis décadas en las que menos del 20% de los puestos de comisarios han sido ocupados por mujeres. Quería conocer su particular valoración de esta situación y, concretamente, de este acontecimiento histórico.
Creo que hay que darle la importancia que se merece. Es una señora que ha roto un techo de cristal importantísimo y que afecta a 400 millones de personas europeas que están ahí y que se pueden ver reflejadas. Pueden ver cómo ha habido una mujer que además es madre de familia numerosa, es una profesional del entorno de la salud, y ha conseguido llegar tan lejos. Ese es el valor fundamental, la capacidad de crear referentes en un entorno donde, hasta ahora, solo había habido hombres.
Cuántas veces nos hemos quejado en una Cumbre de Jefes de Estado de las pocas mujeres que hay y, además, del trato diferente que se les da. En este sentido, cabe preguntarse por qué nos fijamos mucho más en el aspecto físico cuando estamos hablando de ellas, y en el caso de ellos nos metemos directamente en el contenido y les juzgamos por su capacidad intelectual más que por su estética. Creo que eso es una tiranía que viene del pasado, una tiranía estética que, a veces, alimentamos las mujeres sin darnos cuenta. Eso es algo contra lo que hay que luchar. Es un obstáculo más que han de afrontar de manera especial las mujeres que desempeñan una función pública, y es que les juzgan por cómo visten y por qué estética transmiten. Es una dificultad extra que se añade a las que ya lleva en la mochila la mujer que intenta llegar a un puesto de responsabilidad.
«Cabe preguntarse por qué nos fijamos mucho más en el aspecto físico cuando estamos hablando de ellas, y en el caso de ellos nos metemos directamente en el contenido y les juzgamos por su capacidad intelectual más que por su estética».
En este tema, no quería dejar de comentar la falta de seguridad que a veces tenemos en nosotras mismas. Nos llegamos a imponer un modelo de perfección, una necesidad de dar la talla en lo estético, de tener un conocimiento pleno de lo que hacemos, de conciliar y llegar a casa pronto, etc. A veces todo esto está vinculado con un tema de autoestima y de falta de seguridad en nosotras mismas y podemos ser nuestro propio obstáculo a la hora de optar por puestos de responsabilidad. Nos imponemos un nivel de perfección que ellos no se imponen y que no es sano.
«Nos llegamos a imponer un modelo de perfección, una necesidad de dar la talla en lo estético, de tener un conocimiento pleno de lo que hacemos, de conciliar y llegar a casa pronto, etc.».
Mujer y seguro: ¿qué análisis puede realizar sobre este mercado? ¿Hay alguna medida que considere que pueda implementar el sector en esta materia?
La última estadística que he visto de UNESPA dice que el sector de los seguros emplea a un 52% de mujeres y, sin embargo, solo el 15% está en puestos directivos. La conclusión se cae por su propio peso: sigue existiendo un techo de cristal, la igualdad de oportunidades no ha llegado al sector asegurador, como a muchos otros sectores.
Se pueden hacer muchas cosas. Desde la educación, cambiar la percepción y que las futuras generaciones modifiquen esos roles y estereotipos de lo que se esperan de unos y otros. Desde el entorno legislativo, medidas de conciliación para ayudar a las mujeres a que puedan desarrollarse profesionalmente sin que les frene la familia o las personas a cargo. Y, por supuesto, desde las empresas; las empresas tienen una responsabilidad social importante a la hora de entender que la igualdad es un derecho de todos. Hay que tener medidas activas de promoción para conseguir esa igualdad de derechos y de oportunidades entre las mujeres y los hombres.
«Sigue existiendo un techo de cristal, la igualdad de oportunidades no ha llegado al sector asegurador, como a muchos otros sectores».
¿Desea lanzar un mensaje a la audiencia femenina que constituye una parte muy importante del público objetivo de Muy Segura?
¿Qué consejos le daría yo a mi hija cuando crezca? Tengo tres niñas y son un buen ejemplo. Les diría que tienen que creer en ellas mismas, es muy importante la confianza en sí mismas. Que se busquen un referente femenino en su entorno que las pueda inspirar, porque eso motiva muchísimo. Y el tema del respeto: cada persona vive la maternidad de una manera, así como la vida laboral, profesional y las aspiraciones. Las mujeres hemos de respetar cualquier aspiración; cualquiera es válida. Lo que hay que poner son facilidades para que cada persona viva su maternidad y su vida profesional de la manera que ella quiera, sin complejos y sin imposiciones.
«Buscar un referente femenino en el entorno que pueda inspirar, motiva muchísimo».