‘Muy Segura’ entrevista a María Quevedo, psicóloga, directora Sanitaria y de Tratamiento en Fundación Recal, Clínica de Tratamiento de Adicciones.
En primer lugar, cuéntenos los aspectos más relevantes de su trayectoria profesional, así como cuándo y por qué surge su vinculación con la Fundación Recal.
He tocado todas las ramas de la Psicología. Empecé con la rama pedagógica y acabé dirigiendo un colegio. De ahí pasé al área de recursos humanos y llevé la selección de personal de una agencia de modelos y azafatas de imagen. A continuación, me interesó mucho la psicología clínica, una parte a la que era muy difícil acceder con poca edad, ya que la gente no confía demasiado en los psicólogos jóvenes por su falta de experiencia.
Dentro de la clínica me interesaba muchísimo el tema de las adicciones, me llamaba la atención porque creía que era un campo con poca ayuda y poco conocimiento en profundidad. Me puse en contacto con la Fundación Recal y me contrataron en el año 2005.
«Dentro de la clínica me interesaba muchísimo el tema de las adicciones, me llamaba la atención porque creía que era un campo con poca ayuda y poco conocimiento en profundidad».
¿Cuál es el objetivo de la Fundación y su dinámica de funcionamiento?
El objetivo de la Fundación Recal es ayudar a dejar de consumir al adicto que sufre. En nuestros estatutos como Fundación también se encuentra la necesidad de eliminar el estigma que esta enfermedad tiene en la sociedad. En definitiva, la labor del día a día es ayudar al adicto a construir una nueva vida en la que la recuperación sea posible.
Nuestra organización para ello está dividida en fases. Tenemos una primera fase de internamiento, que dura aproximadamente tres meses. Después, acompañamos a los adictos hasta un año: quien tiene un sitio seguro donde vivir, se va a su casa; y para quien no, contamos con pisos de apoyo, llamados pisos de medio camino, donde acuden durante esos aproximadamente nueve meses, viniendo a la Fundación en cualquier caso (bien desde su casa o desde los mencionados pisos que están en Pozuelo), a hacer una terapia individual una vez a la semana y un grupo diario de una hora y media.
«El objetivo de la Fundación Recal es ayudar a dejar de consumir al adicto que sufre. En nuestros estatutos como Fundación también se encuentra la necesidad de eliminar el estigma que esta enfermedad tiene en la sociedad».
¿Qué pacientes pueden optar a un tratamiento y a través de qué vías?
El tipo de paciente al que atendemos puede ser cualquier adicto a cualquier sustancia: cocaína, heroína, alcohol, cannabis, etc.; o cualquier comportamiento: trastornos alimentarios, juego, compras, sexo, trabajo, relaciones, y un largo etcétera.
Para optar al tratamiento en la Fundación Recal, con llamarnos es suficiente para realizar una valoración médica antes de que el paciente pueda ser admitido. Viene mucha gente derivada por sus médicos de atención primaria, sus psicólogos o psiquiatras; otros a través de nuestra página web; y también funcionamos muchísimo por el boca a boca, de pacientes que han estado aquí. La experiencia es nuestra mejor presentación y nuestro mejor embajador es un adicto que se haya recuperado aquí.
«La experiencia es nuestra mejor presentación y nuestro embajador es un adicto que se haya recuperado aquí».
¿Quiénes integran su equipo humano y con qué tipo de perfiles cuentan?
Actualmente, nuestro equipo está compuesto en nómina por 30 personas, algo que indica nuestro enorme crecimiento, al compás del cual hemos ido incluyendo nuevos perfiles. El contacto directo con el paciente lo tienen psiquiatras, psicólogos clínicos, médicos de medicina general, enfermeras, terapeutas de yoga, de acupuntura, de terapia artística, de muay thai, dietistas y entrenadores personales. También contamos con monitores, que nosotros los llamamos personal de apoyo a la recuperación, gente que duerme con los pacientes, les da la comida, etc.
«El contacto directo con el paciente lo tienen psiquiatras, psicólogos, médicos de medicina general, enfermeras, terapeutas de yoga, de acupuntura, de terapia artística, de muay thai, dietistas y entrenadores personales».
¿En qué consiste una adicción y cómo se identifica?
Podemos hablar de adicción cuando una persona pierde la capacidad de elegir si quiere consumir o hacer algún tipo de comportamiento o no. Hay fases, que son el uso, el abuso y la dependencia. Cuando llega la dependencia, hay que consumir sí o sí y se anulan tanto la voluntad como la libertad del enfermo. Eso empieza a afectar a todos los órdenes de su vida, porque la adicción se va apoderando de su tiempo y de su espacio, de manera que se resiente el resto: familia, ocio, amigos, trabajo, etc., porque la organización de su vida está enfocada en consumir.
«Podemos hablar de adicción cuando una persona pierde la capacidad de elegir si quiere consumir o hacer algún tipo de comportamiento o no. Hay fases, que son el uso, el abuso y la dependencia».
En lo que respecta a su identificación, podemos obtener datos objetivos a través de test. Pero vale muy poco que un profesional le diga a un adicto que lo es, si él no lo quiere aceptar y no lo admite. De ahí la importancia del autodiagnóstico, porque existe mucha negación por parte del enfermo. Importa muy poco el diagnóstico de un profesional si la persona no piensa que realmente tiene un problema. En esos casos, no iniciamos tratamiento porque no tiene ningún sentido, hasta que el enfermo toca fondo. Para nosotros es muy importante el concepto de tocar fondo, que suele producirse cuando las consecuencias negativas del consumo son mayores que los beneficios que proporciona.
El autoengaño en estos casos está basado en argumentos por parte del paciente tales como: si lo quisiera dejar, lo haría, lo que pasa es que no me he puesto a ello en serio. Y es todo lo contrario,hay casos en los que lo han intentado muchas veces por su cuenta y no les ha resultado posible.
«Importa muy poco el diagnóstico de un profesional si la persona no piensa que realmente tiene un problema. En esos casos, no iniciamos tratamiento porque no tiene ningún sentido, hasta que el enfermo toca fondo».
¿Está el adicto estigmatizado socialmente? ¿Qué vías plantean desde la Fundación para que esta situación se resuelva y se normalice dentro de la sociedad?
Efectivamente, hay un estigma social importante en torno a las adicciones. En la Fundación Recal hacemos muchísimos actos en ese sentido, como prevención en colegios y actos públicos de todo tipo. El modelo que seguimos es el Modelo Minnesota, que contempla que un porcentaje de la plantilla sean adictos en recuperación y promovemos muchos actos y testimonios protagonizados por nuestra gente para contar qué es la adicción. La gente ve personas que son normales y corrientes, profesionales, que llevan una vida útil y productiva dentro de la sociedad. Es una manera de normalizarlo. En todos nuestros actos benéficos también hay testimonios de este tipo. Además, celebramos nuestras jornadas anuales en el auditorio Caixaforum donde hacemos especial hincapié en el concepto, hoy en día incuestionable, de que la adicción es una enfermedad.
«El modelo que seguimos es el Modelo Minnesota, que contempla que un porcentaje de la plantilla sean adictos en recuperación y promovemos muchos actos y testimonios protagonizados por nuestra gente para contar qué es la adicción».
El hecho de normalizarlo y quitar el estigma está muy basado en tratarlo como una enfermedad, no como un vicio o una deficiencia moral. La adicción es una enfermedad muy democrática, que no respeta a nadie y se encuentra en todos los estadios de la sociedad (no solo en personas incultas o de bajo nivel social).
Algunas personas famosas que se han recuperado con nosotros han reconocido su adicción en los medios y, ante todo, han dicho que hay una solución. En Estados Unidos y en todo el mundo anglosajón esto no pasa, sino que el hecho de ser adicto y pertenecer, por ejemplo, a un programa de Alcohólicos Anónimos o de Narcóticos Anónimos, a la hora de pedir un puesto de trabajo, suma puntos; porque saben lo que implica realizar esos programas y que es sinónimo de integridad, de honradez, de intentar hacer las cosas bien, etc.
En la Fundación Recal somos muy conscientes de que hacemos nuestra parte y ponemos nuestro granito de arena. En ese sentido, no somos ni ambiciosos ni soberbios, pero sí que nos centramos en hacer muy bien nuestra parte.
«Algunas personas famosas que se han recuperado con nosotros han reconocido su adicción en los medios y, ante todo, han dicho que hay una solución».
Para terminar, hablemos de mujer y adicción. ¿Han detectado que exista algún tipo de adicción más común en una mujer?
Estamos muy interesados, y yo me involucro mucho personalmente, en ver la adicción desde una perspectiva de género, ya que la mujer tiene muchísimos más problemas en este contexto. Para empezar, está muchísimo peor visto una mujer adicta que un hombre. Por ponerte un ejemplo, el hecho de ver una mujer borracha tiene unas connotaciones mucho más negativas que ver a un hombre, y también va unido a percepciones erróneas acerca de su posible disponibilidad sexual. Contrariamente, la mujer borracha suele ser la víctima pues está en una situación en la cual puede resultar perjudicada, herida y vulnerada.
Pero aquí no acaba la cosa, sino que a la hora de entrar en un tratamiento, la mujer tiene muchas más dificultades, porque tradicionalmente es la que se ocupa de la prole, de los hijos. Tenemos muchos hombres que han tocado fondo, quieren entrar a tratamiento y, para ello, dejan a los hijos a cargo de la mujer, la madre, la suegra, la hermana… En cambio, muchas mujeres tienen este problema añadido, ¿qué hacen con los hijos? En la Fundación Recal tenemos una sensibilidad especial hacia la paciente mujer e intentamos facilitarle el proceso de tratamiento, que pueda ver a los hijos, etc. Como conclusión, sí puedo decir que el acceso al tratamiento es mayor en los hombres que en las mujeres.
«A la hora de entrar en un tratamiento, la mujer tiene muchísimas más dificultades, porque tradicionalmente es la que se ocupa de la prole, de los hijos».
En lo que respecta a adicciones más propias de una mujer, nos encontramos con las sociales. En las compras ya no hay tanta distinción con respecto a los hombres, pues los hay muy adictos a las compras, pero el tipo de objetos que compran sí que es diferente. Por otra parte, el consumo de alcohol de la mujer es muchísimo más oculto y más en privado que el del hombre. Y algo que es tremendo, donde existe una diferencia sustancial entre hombres y mujeres, es en tranquilizantes, benzodiazepinas, donde la mujer tiene un consumo mucho más elevado.
«Algo que es tremendo, donde existe una diferencia sustancial entre hombres y mujeres, es en tranquilizantes, benzodiazepinas, donde la mujer tiene un consumo mucho más elevado».
Buenos días,conozco a María cómo persona y profesional….. vosotros sabéis a la persona que tenéis delante,pocas como ella.gracia hace de la psicología una profesional y a la vez humana ,está mezcla es casi imposible encontrar en un terapeuta… gracias María un placer conocerte ,tu admiradora Sara marco