‘Muy Segura’ habla con Marisa Soleto. Extremeña, licenciada en Derecho y con una impecable trayectoria profesional íntegramente referida al desarrollo de políticas públicas en materia de igualdad de oportunidades. Se define como feminista y siempre ha estado trabajando en el ámbito de la participación y reivindicación social de las mujeres desde diferentes organizaciones. Desde 2001 es directora de la Fundación Mujeres, organización no gubernamental sin ánimo de lucro que trabaja en proyectos dirigidos al desarrollo de la igualdad real y efectiva entre mujeres y hombres desde diferentes ámbitos de intervención.
¿Qué aspectos considera determinantes en el desarrollo de su carrera profesional y por qué los considera como tales?
Siempre he estado en el ámbito del activismo y la intervención social desde que era muy pequeña, incluso antes de entrar en la Universidad, en movimientos vecinales, juveniles… Mi vida está marcada por la creencia de que desde la sociedad civil se puede hacer política y se puede cambiar la vida de la gente.
A partir de mi primer trabajo formal en la Junta de Extremadura, en lo que en aquel momento era la Asesoría Ejecutiva de la Mujer, me encuentro con el feminismo institucional y con las políticas de igualdad. En ese momento social, el feminismo estaba muy denostado, pero me encuentro con personas, empiezo a ver contenidos y a leer autoras como Celia Amorós, Amelia Valcárcel, que me dan respuesta a muchas de las cosas que yo no entendía que estaban pasando. Y desde entonces, soy fan.
El momento era radicalmente distinto al actual, porque el feminismo era marginal y tenía una mala prensa considerable. A partir de entonces he procurado estar en espacios donde pudiera hacer mi trabajo y mi desarrollo profesional en ese entorno feminista. He trabajado en el Instituto de la Mujer y desde 2001 estoy en Fundación Mujeres. Para mí fue muy importante militar en la Asociación Mujeres Jóvenes en mi llegada a Madrid, que me permitió conocer el proyecto Fundación Mujeres. Estuve mucho tiempo colaborando desde la militancia y desde la colaboración externa y en 2001 accedí a la dirección.
«Mi vida está marcada por la creencia de que desde la sociedad civil se puede hacer política y se puede cambiar la vida de la gente».
¿Por qué su vinculación con la Fundación Mujeres y cuál es su misión actual?
Fundación Mujeres se crea en 1994 como un proyecto que nace en un momento muy interesante para las políticas de igualdad y el feminismo. La década de los 90 es la de la Gran Conferencia Mundial de Pekín, y tanto en España como en Europa había un gran interés por la políticas de igualdad. La Fudación pretende consolidar la actividad de la Asociación Mujeres Jóvenes y crear una organización que le diera contenido a las políticas de igualdad. Estábamos muy acostumbradas a que la igualdad fuera un intangible, vista como la no discriminación; pero realmente, a través de las políticas de igualdad estábamos dando un salto hacia la igualdad como un elemento que se maneja, que se manipula, que hay que integrar y desarrollar y que, por lo tanto, tiene contenido concreto.
El principal problema que nos encontrábamos era que la mayor parte de la gente que tenía la obligación de integrar ese principio de igualdad, no sabía cómo hacerlo. Fundación Mujeres aparece como una organización de la sociedad civil, sin ánimo de lucro, feminista, que pretende dar respuesta a esa necesidad: intentar mejorar el conocimiento de toda la sociedad sobre la igualdad de oportunidades y desarrollar instrumentos y herramientas que permitan hacer efectivo ese principio de igualdad que normalmente es bastante intangible. Y ese sigue siendo el proyecto.
«A través de las políticas de igualdad estábamos dando un salto hacia la igualdad como un elemento que se maneja, que se manipula, que hay que integrar y desarrollar y que, por lo tanto, tiene contenido concreto».
Se trabaja fundamentalmente en tres líneas estratégicas. Una, en todo lo que tiene que ver con el empoderamiento de las mujeres, tener servicios, líneas de apoyo, incluso incidencia política para que las mujeres puedan hacer efectivos sus derechos. De esta forma, tenemos programas que abordan las dificultades de participación social que tienen las mujeres, como es el caso de una mujer emprendedora ante un nuevo proyecto; en este caso, suele tener problemas de seguridad en sí misma, de financiación, etc. Nuestros programas están adaptados a acompañar en los itinerarios de desarrollo de las mujeres, también en el caso de la búsqueda de empleo, en activación social de mujeres que han abandonado el trabajo, incluso mujeres mayores que queremos que sigan siendo activas social, política, intelectual y culturalmente.
«Tenemos programas que abordan las dificultades de participación social que tienen las mujeres, como es el caso de una mujer emprendedora ante un nuevo proyecto».
Otra de nuestras líneas es de transformación social, de estructuras. Muchas veces las empresas y administraciones públicas tienen obligaciones concretas a través de la Ley para integrar la igualdad, pero necesitan formulaciones prácticas; por eso tenemos todo un área que tiene que ver con ofrecer formas de hacer y formación a profesionales. Lo hacemos en base a la especialización, tanto con administraciones públicas, como con el ámbito educativo; también con los diferentes agentes que operan en el ámbito de la violencia de género, etc.
«Muchas veces las empresas y administraciones públicas tienen obligaciones concretas a través de la Ley para integrar la igualdad, pero necesitan formulaciones prácticas».
Por último, sabemos que una de las cosas que más hace avanzar la igualdad y los derechos de las mujeres es el cambio social, el pensamiento social en general. De ahí que también nos dediquemos a hacer cuestiones que tienen que ver con el cambio cultural: sensibilización y mucha explicación a la sociedad de qué es la igualdad. Seguimos manejándonos con muchos mitos sobre qué es la igualdad y la discriminación, aunque en este momento el feminismo es un éxito social que no podíamos imaginar. No obstantes, seguimos encontrándonos con muchos malos entendidos sobre lo que la gente piensa de la igualdad y del feminismo. Desde aquí explicamos que la igualdad es un beneficio social, no un aprovechamiento para las mujeres exclusivamente.
«Sabemos que una de las cosas que más hace avanzar la igualdad y los derechos de las mujeres es el cambio social, el pensamiento social en general».
Estas líneas las desarrollamos intentando tener una organización fuerte, influyente, que interlocuta con los organismos públicos y que habla mucho con los medios de comunicación. Nos gusta la intervención social, trabajar con personas, con proyectos y con ideas. En la última década ha habido un interés exponencial por parte de los medios de comunicación, donde ha aumentado la presencia de mujeres en una profesión históricamente muy masculinizada. Nos dimos cuenta de que podíamos hacer mucha tarea explicativa a través del cambio cultural, exponiendo los principios de intervención de Fundación Mujeres y explicando a la sociedad nuestros contenidos a través de la comunicación.
«Nos gusta la intervención social, trabajar con personas, con proyectos y con ideas. En la última década ha habido un interés exponencial por parte de los medios de comunicación, donde ha aumentado la presencia de mujeres en una profesión históricamente muy masculinizada».
¿Puede hablarnos de su vinculación como miembro del Observatorio Estatal contra la Violencia de Género? ¿Qué significa para usted el Fondo de Becas Fiscal Soledad Cazorla Prieto?
Fundación Mujeres empieza a trabajar en violencia de género a partir de 1999; en principio estaba dedicada más a cuestiones de carácter político. Desde entonces, el compromiso siempre estuvo enfocado en temas de prevención y con trabajo dentro del sistema educativo. Esta última es la línea fuerte en la que estamos trabajando ahora a través de nuestro proyecto ‘Educar en Igualdad’ y del Observatorio de Violencia, que no aborda tanto el trabajo directo con las víctimas, como todo lo que tiene que ver con el contexto social de la violencia de género y las formas de intervenir para prevenirla. Con ese perfil, cuando se aprueba la Ley Integral contra la Violencia de Género, donde fuimos parte negociadora, solicitamos ser parte del Observatorio Estatal contra la Violencia de Género y se nos aceptó. Somos miembros desde 2006.
«Cuando se aprueba la Ley Integral contra la Violencia de Género, donde fuimos parte negociadora, solicitamos ser parte del Observatorio Estatal contra la Violencia de Género y se nos aceptó. Somos miembros desde 2006».
En el marco de este compromiso institucional, tuvimos la suerte de conocer a Soledad Cazorla, la primera Fiscal de Sala y, tanto a nivel personal como institucional, había una excelente relación con ella. Cuando Soledad muere en 2015, dejándonos la miel en los labios porque su madurez profesional nos hubiera dado muchas alegrías, su familia se dirige a Fundación Mujeres para ver qué se puede hacer. Quería continuar con la labor, rendirle un homenaje y volcarse en uno de los aspectos que más le preocupó a Soledad Cazorla, sobre todo en su última etapa profesional: los menores que estaban en contexto de víctimas de violencia de género. La Fiscal de Sala tuvo varias intervenciones en algún caso de asesinato por violencia de género donde algunas resoluciones judiciales no se ajustaban al tema de la protección a los menores. Eso nos ayudó mucho al resto de las organizaciones que interveníamos a comprender determinado tipo de problemas.
La familia de Soledad de Cazorla hace una generosa donación para constituir un Fondo de Becas y nos propone que intentemos alguna actuación a favor de estos niños y niñas que se quedan huérfanos a través de un crimen de violencia de género. Es el origen de la creación del Fondo de Becas, el cual ha sido una de las mayores alegrías que hemos tenido en estos últimos tres años. Es una acción muy difícil, por la dificultad que entraña localizar a las familias. Hemos aprendido mucho, pues era un ámbito muy desconocido y no sabíamos cuáles eran los problemas que tenían.
«La familia de Soledad de Cazorla hace una generosa donación para constituir un Fondo de Becas y nos propone que intentemos alguna actuación a favor de estos niños y niñas que se quedan huérfanos a través de un crimen de violencia de género».
Nos hemos encontrado con familias que nos han relatado situaciones de necesidad social, muchas de ellas que tienen que ver con aspectos económicos. No es cierto que existan ayudas económicas a estas familias, algo que en muchos casos pone en peligro el bienestar básico de los menores. Pero es que, además, hay todo un abanico de otro tipo de cuestiones, de carácter judicial, de carácter patrimonial, relacionadas con la tutela, con el ámbito educativo, etc., las cuales nos han desbordado, porque estas familias están viviendo una situación que ahora mismo no está prevista. Eso nos demuestra que aún son muchos los ajustes que hay que hacer en la legislación general, no en la específica de violencia de género. El objetivo tiene que ser garantizar la reparación del daño de las víctimas, porque se encuentran con situaciones, muchas veces, imposibles de resolver.
«Aún son muchos los ajustes que hay que hacer en la legislación general, no en la específica de violencia de género. El objetivo tiene que ser garantizar la reparación del daño de las víctimas, porque se encuentran con situaciones, muchas veces, imposibles de resolver».
En este punto, creo que las empresas de seguros deberían hacer una reflexión sobre el tema de las coberturas, saber cómo se asegura este tipo de riesgo o cómo se excepciona. Reale es una de las patrocinadoras del Fondo de Becas y estamos pensando conjuntamente con ellos qué tipo de cosas se podrían hacer, quizá no tanto vía operaciones aseguradoras y productos de seguro, pero sí vía RSC. Hay situaciones en las que un crimen de violencia de género se sale mucho de la lógica social; es una situación tan absolutamente excepcional que normalmente las coberturas no se contemplan, se considera un suicidio, cuando realmente ha sido un asesinato. Los huérfanos por violencia de género son víctimas muy vulnerables, es necesario concienciar a la sociedad de que cuando la violencia de género produce un daño sobre un niño o una niña de corta edad, estamos haciendo un daño que va a permanecer en la sociedad durante muchas generaciones. Por lo tanto, o garantizamos que ese niño o niña es capaz de alcanzar su pleno desarrollo, o las consecuencias de ese daño van a convivir con nosotros durante mucho tiempo.
«Creo que las empresas de seguros deberían hacer una reflexión sobre el tema de las coberturas, saber cómo se asegura este tipo de riesgo o cómo se excepciona. Reale es una de las patrocinadoras del Fondo de Becas y estamos pensando conjuntamente con ellos qué tipo de cosas se podrían hacer, quizá no tanto vía operaciones aseguradoras y productos de seguro, pero sí vía RSC».
La urgencia es intentar sistemas muy adaptados, muy conscientes de las necesidades de estas familias, para que ningún niño o niña se quede sin sus oportunidades de desarrollo porque se ha quedado huérfano por un crimen de violencia de género. Esa es la filosofía del Fondo, el cual funciona con pequeñas ayudas. Estamos dando hasta 2.000 euros anuales a cada huérfano que localizamos, normalmente para gastos relacionados con estudios o necesidades básicas. También hemos hecho mucha incidencia política. Hicimos un trabajo conjunto con el Parlamento para que se presentara una Ley de Pensiones de Orfandad dignas para estas familias, porque muchas de ellas no la recibían o era mínima, no superior a los 200 euros mensuales; estamos muy contentas porque esa Ley se acaba de aprobar y estamos a la espera de que se ponga en marcha por la Seguridad Social. Estamos en una situación en la que las pensiones de orfandad no van a ser nunca inferiores a 700 euros mensuales.
«La urgencia es intentar sistemas muy adaptados, muy conscientes de las necesidades de estas familias, para que ningún niño o niña se quede sin sus oportunidades de desarrollo porque se ha quedado huérfano por un crimen de violencia de género».
En estos tres años, hemos concedido 27 becas y estamos atendiendo a casi 20 familias. La labor de localización es difícil y nos encontramos todavía en proceso de difusión y de intentar localizarlas, sobre todo los casos recientes, para poder contarles todo lo que hemos aprendido en el tema. Recientemente, hemos presentado el Informe de este año. Es una actividad preciosa que esperamos que siga viva muchos años y donde las empresas han sido muy importantes para el mantenimiento de este Fondo, exclusivamente a través de fondos privados. Queremos reivindicar que el Estado haga lo que tenga que hacer y, a su vez, tener una herramienta de solidaridad social: que seamos la gente quienes ayudemos a estas familias desde los recursos de la sociedad civil, para poder pedirle a las instituciones que hagan lo que tienen que hacer con el dinero público, estableciendo líneas de ayudas y apoyo a estas familias. Hay algunas Comunidades Autónomas que ya lo han regulado, el Pacto de Estado contiene algunas medidas a favor de estas familias, etc. En Fundación Mujeres, modestamente, hemos contribuido a poner luz en una situación que se conocía muy poco.
«Es una actividad preciosa que esperamos que siga viva muchos años y donde las empresas han sido muy importantes para el mantenimiento de este Fondo, exclusivamente a través de fondos privados».
¿Cuál es la situación actual de los derechos de la mujer en nuestro país en materia de desigualdad: empleo, brecha salarial, políticas de conciliación? ¿Cómo percibe que es la situación en España y hacia dónde vamos?
Es una situación de luces y sombras. Por un lado, la posición social de las mujeres y su realidad cotidiana ha cambiado muchísimo. Desde el punto de vista de la participación social y de sus derechos, podemos decir que la vida de la mayor parte de las mujeres que estamos activas en este momento no se parece en nada a la de nuestras madres o a la de nuestras abuelas. En ese sentido, la evolución ha sido muy significativa. Creo que las mujeres en este momento en España representan ese cambio y representan en gran medida lo que ha sido la evolución del propio país, la modernidad, el desarrollo económico, etc.
«Las mujeres en este momento en España representan ese cambio y representan en gran medida lo que ha sido la evolución del propio país, la modernidad, el desarrollo económico, etc.».
Sin embargo, por otro lado, y esto hay que evaluarlo en un escenario global, la mayor parte de las situaciones y de la presencia de las mujeres sigue afectada por fenómenos que tienen que ver con la discriminación. Existe discriminación en el mercado laboral, siguen existiendo dificultades a la participación económica, política, etc., que tenemos que seguir analizando y avanzando en ellas. El objetivo tiene que ser que la igualdad sea un valor social de alcance, que evite la discriminación hacia las mujeres y que nos aporte escenarios de mayor calidad social, democrática y económica.
«La mayor parte de las situaciones y de la presencia de las mujeres sigue afectada por fenómenos que tienen que ver con la discriminación».
Hemos evolucionado mucho, hay muchas buenas noticias en este sentido, pero muchos problemas persisten. La discriminación existe y hay que tener mucho cuidado porque las involuciones son posibles. Esa es la principal reflexión en este momento y creo, además, que esta tercera o cuarta ola, según se cuente, del feminismo y su resurgir, tiene mucho que ver con esto. Los avances del ‘poco a poco’, la paciencia ‘astral’ que se nos pedía a las mujeres para que consideráramos nuestra situación en términos históricos, ya no es tal. Ahora mismo hay una generación de mujeres que dice: ‘yo quiero lo mío’, porque no hay ninguna razón en este momento en la experiencia vital de las mujeres que argumente los porqués de la discriminación. Este es el momento de la igualdad efectiva y es la reivindicación que se está formulando desde ‘Me too’. Es el momento de estar segura, tener plenitud de derechos, etc. La reivindicación es ahora, ya. Y el riesgo es que puede haber ciertas tentaciones de involución. De ahí que estemos ante un momento de luces y claros en todos los sentidos.
«Ahora mismo hay una generación de mujeres que dice: ‘yo quiero lo mío’, porque no hay ninguna razón en este momento en la experiencia vital de las mujeres que argumente los porqués de la discriminación».