‘Muy Segura’ colabora a través de esta sección con Woman Forward, con el propósito de aproximar los perfiles de las profesionales que forman parte de ella, a modo de ejemplo para la sociedad, la economía y los negocios. La misión de Woman Forward es crear valor en las organizaciones impulsando el liderazgo femenino. Con esta alianza queremos seguir avanzando en este objetivo.
Esta institución sin ánimo de lucro está integrada por hombres y mujeres comprometidos con la sociedad civil, dispuestos a aunar su esfuerzo para promover el liderazgo femenino, incrementando la participación de las mujeres en las esferas de decisión del ámbito social y económico.
Este mes entrevistamos a Mirentxu Aquerreta, profesora de Gobierno Corporativo en la Universidad Pontificia Comillas.
¿Cuál es el mejor recuerdo que conserva de sus inicios profesionales?
Hay muchos, pero me quedaría con la generosidad de unas cuantas personas que apostaron por una recién licenciada que sabía muy poco de casi nada. He tenido mucha suerte en ese sentido.
¿Y el momento más complicado que atravesé en aquel momento? Pues iría en la misma línea. Es muy difícil aprender de un superior que menoscaba lo que haces en todo momento y se empeña en hacerte creer que eres un mal profesional. Corres el riesgo de buscar la aceptación y el afecto personal en vez del aprendizaje profesional. La frontera en ocasiones es muy fina. Y, desgraciadamente, a pesar de que se habla en todo momento de “cuidar el talento humano”, se actúa en la dirección opuesta con demasiada frecuencia.
«A pesar de que se habla en todo momento de “cuidar el talento humano”, se actúa en la dirección opuesta con demasiada frecuencia».
Si pudiera concretar tres hitos a lo largo de su andadura laboral: ¿cuáles mencionaría y por qué?
Como decía antes, creo que he tenido mucha suerte y me cuesta quedarme con sólo tres. Vienen más a mi cabeza.
¿Qué enseñanzas puede extraer de ellos? A mi juicio, hay una cualidad común en todos esos líderes: no se atribuyen el mérito de un éxito profesional, pero sí la responsabilidad de un fracaso. Y enseñan con el ejemplo qué significa asumir esa responsabilidad. Es una enseñanza que aplico a todos los ámbitos de mi vida.
«A mi juicio, hay una cualidad común en todos los líderes: no se atribuyen el mérito de un éxito profesional, pero sí la responsabilidad de un fracaso».
Actualmente es profesora de Gobierno Corporativo en la Universidad Pontificia de Comillas. ¿Puede hablarnos de esta labor suya como docente?
Está siendo enormemente enriquecedora. Los grupos son estupendos, tienen ganas de aprender y yo trato de enfocar su curiosidad hacia temas no puramente teóricos, sino hacia la lógica y el funcionamiento de las relaciones sociales, que a mi juicio son la base del Gobierno Corporativo, donde el debate en clase es piedra angular.
Somos personas con distintas perspectivas y, por qué no decirlo, en ocasiones con distintos intereses. Lograr un debate rico y de consenso en estos grupos, dadas las actuales circunstancias de cambio e incertidumbre, en un entorno donde el término “propósito corporativo hacia el stakeholder” encabeza la agenda del Consejo de Administración, es algo que quiero inculcar a los alumnos con un lenguaje que pueda acercarles a las empresas. Y creo que juntos lo logramos.
¿Qué temas clave acaparan sus clases en un momento como el actual? Además del marco teórico de qué es Gobierno Corporativo, me gusta poner el foco en este nuevo propósito corporativo hacia la sostenibilidad para todos los grupos de interés. Por eso me centro especialmente en el Consejo de Administración como órgano de gobierno cuyo liderazgo es esencial. Pongo énfasis en su funcionamiento como colectivo y en la actitud de cada uno de sus miembros, empezando por el propio presidente o el consejero coordinador.
La formación de un consejo diverso, y qué entendemos por diversidad para lograr al mismo tiempo un debate rico, abierto, consensuado, ágil en las decisiones y en continua comunicación con la alta dirección, me parece un tema clave.
«Los grupos son estupendos, tienen ganas de aprender y yo trato de enfocar su curiosidad hacia temas no puramente teóricos, sino hacia la lógica y el funcionamiento de las relaciones sociales, que a mi juicio son la base del Gobierno Corporativo, donde el debate en clase es piedra angular».
¿Cuándo y por qué surge su vínculo con la Fundación Woman Forward?
Este vínculo es reciente. Surgió a través de una compañera mía de la universidad, Paloma Bilbao. miembro de un grupo asesor de la fundación. Me propuso como ponente para hablar de sostenibilidad y liderazgo del Consejo de Administración en uno de los cursos que organiza la Fundación para directivas, Women joining Boards. El curso tenía ponentes de primer nivel y, la verdad, me pareció un lujo poder participar.
¿Qué papel desempeña dentro de la misma? Formo parte del Patronato de la Fundación a raíz de aquel primer contacto. Desde allí, tratamos de hacer visible el propósito de la Fundación, fundamentalmente fomentar un cambio de conciencia en los gobiernos de las empresas sobre qué es realmente la igualdad y la diversidad, qué es el empoderamiento de la mujer.
Creemos que un enfoque menos literal y más práctico y alejado de las ideologías es la más eficiente palanca del cambio, y ha de ser aplicado en todas las empresas, desde las sociedades cotizadas hasta las pymes o empresas familiares.
«Desde el Patronato de la Fundación Woman Forward tratamos de hacer visible su propósito, fundamentalmente, fomentar un cambio de conciencia en los gobiernos de las empresas sobre qué es realmente la igualdad y la diversidad».
¿Qué valor añadido considera que le aporta la Fundación a la mujer profesional y qué retos más destacados llevarán a cabo durante este año?
Creo que el elemento que realmente diferencia a la Fundación es que no consideramos a la mujer como un elemento aislado al que formar o empoderar. Hacerlo así a mi juicio sólo fomenta el mantenimiento de las etiquetas sociales que prolongan unas diferencias demodées y con las que es preciso acabar.
Su presidenta, Mirian Izquierdo, es el vivo ejemplo de lo que quiere aportar la Fundación, no sólo a la mujer profesional, sino al tejido empresarial. Todos los grupos de trabajo de la Fundación, desde el Patronato hasta el think tank son mixtos.
Si queremos hacer una sociedad equitativa, que no igualitaria, debemos ser inclusivos. Considero este punto de partida como algo de gran valor a aportar a la mujer profesional.
Para 2021, a pesar de la incertidumbre causada por la pandemia, tenemos una agenda llena de retos. Por un lado, se ha creado una herramienta tecnológica que permite a las empresas hacer un diagnóstico de su situación en términos de igualdad y que estamos presentando.
Por otro lado, se ha creado un club de empresas, integrado por empresas comprometidas que desean mejorar sus objetivos de igualdad y diversidad y que les permite acercar posturas y realidades.
Además la Fundación es muy activa en investigación sobre igualdad y colabora con entidades académicas de primer nivel. Asimismo, organizamos diversos cursos y tenemos algunos proyectos más en ciernes que confío podamos cerrar con éxito con algunas asociaciones profesionales.
«Para 2021, a pesar de la incertidumbre causada por la pandemia, tenemos una agenda llena de retos. Se ha creado una herramienta tecnológica que permite a las empresas hacer un diagnóstico de su situación en términos de igualdad y que estamos presentando».
¿Cuál es su visión acerca del nivel de visibilidad y el posicionamiento que posee la mujer profesional en nuestro país?
Aquí corro el riesgo de ser algo polémica. Creo que en los últimos años se han logrado hitos que antes parecían inalcanzables. La cuota de mujeres en los Consejos de Administración fue un requisito regulatorio que obligó a las empresas a revisar la composición de sus Consejos y que, como toda imposición, sigue siendo objeto de debate.
Mi posición es clara al respecto. Era necesario para tomar conciencia de que incorporar al 50% de la población profesional no era una opción para el desarrollo de la propia organización. Y se demuestra que tanto esa incorporación como el cambio de conciencia, lejos de ser discriminatorios, son acertados.
Ha puesto de manifiesto la existencia de una meritocracia en estas posiciones. Pero esto es sólo el comienzo. El cambio de conciencia ha de ser la palanca para que se incremente la presencia de mujeres en los puestos directivos, no sólo en el middle management.
Medidas que favorezcan la conciliación familiar son necesarias para que en el ámbito personal las mujeres no tengan necesariamente que renunciar al escoger. Y, en este sentido, la labor de divulgación que está llevando a cabo la Fundación Woman Forward es muy positiva.
«El cambio de conciencia ha de ser la palanca para que se incremente la presencia de mujeres en los puestos directivos, no sólo en el middle management».
Este mes celebramos el Día Internacional de la Mujer: ¿desea lanzar un mensaje a todas ellas, incluyendo a las que forman parte de la audiencia de Muy Segura?
¡Soy poco de eslogan! Y a pesar de todo lo que queda por hacer, prefiero quedarme con lo logrado, y felicitar al conjunto de mujeres y hombres que apuestan y actúan por un cambio fascinante.