Nueve mitos sobre el bronceado

Nueve mitos sobre el bronceado

Redacción ‘MS’- Durante las vacaciones de verano son muchos los que escogen destinos de playa para descansar, disfrutar del mar y, sobre todo, broncear su piel. La obsesión por lucir moreno ha llegado hasta tal punto que ya se ha acuñado el término tanorexia para definir el deseo de estar bronceado a toda costa, con los riesgos que ello conlleva. Así lo explica la aseguradora Sanitas a través de un reciente comunicado.

Exponerse demasiado tiempo al sol, no utilizar protección solar o no aplicarla de manera incorrecta son hábitos demasiado extendidos y enormemente peligrosos para la salud. Y es que, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año se producen entre 2 y 3 millones de nuevos casos de cáncer de piel a nivel mundial.

“En los últimos años han aumentado los casos de daños graves en la piel por anteponer la estética a la salud. Si bien el sol es fuente de vitamina D, la radiación solar es la causa principal de los daños en la piel. No hay manera de exponerse al sol de forma totalmente segura, por ello es importante tomar precauciones durante todo el año y, sobre todo, en verano cuando el peligro es mayor”.

Cristina Villegas, jefa de Dermatología del Hospital Universitario Sanitas La Moraleja. 

Para despejar todas las dudas sobre la exposición al sol, los expertos de Sanitas han elaborado una lista con los 9 mitos más extendidos sobre el bronceado.

La crema solar impide el bronceado. La misión de la protección solar es evitar los daños del sol en la piel, pero no supone una barrera para su pigmentación. La producción de melanina también se genera con la crema solar, pero de manera más segura, evitando la quemadura solar.

Cuanto más tiempo de exposición, más bronceado. Es una de las creencias más extendidas y es totalmente falsa. La producción de melanina que es lo que hace que la piel adquiera un color más oscuro, depende de la genética de cada persona y del capital solar, es decir, el tiempo máximo que una persona puede exponerse al sol a lo largo de su vida. Por lo tanto, una persona de piel clara, por mucho tiempo que tome el sol, no conseguirá estar morena y se quemará con facilidad, que es lo que debemos evitar.

Los aceites aceleran el bronceado. Este tipo de productos no solo no aceleran el bronceado, sino que pueden suponer un peligro para la piel ya que, en su mayoría, tienen un factor de protección muy bajo. La sensación de “broncearse” puede provenir de la mayor desprotección de la piel y, por lo tanto, del enrojecimiento que, sin embargo, es una quemadura y, en ningún caso, bronceado.

La crema solar resistente al agua no necesita aplicarse de nuevo. Aunque muchas cremas solares del mercado se presentan como resistentes al agua, siempre pierden algo de eficacia. Por ello, tras el baño es importante seguir las pautas de aplicación.

Existen cremas en dermofarmacia de marcas excelentes que van etiquetadas como “waterproof y “water resistant” que persisten durante más tiempo protegiendo nuestra piel que las convencionales a pesar del contacto mantenido con el agua, y son las indicadas para la realización de deportes acuáticos.

A menor SPF, mayor bronceado. Cuanto menor sea el factor de protección de la crema solar, mayores son los daños en la piel ya que el tiempo de exposición sin riesgo se reduce. Broncearse no depende ni del número de horas al sol, ni del menor uso de cremas solares, sino del tipo de piel que tenemos: las pieles más claras, no se broncean, se queman. Aumentando el grado de pigmentación que presenta nuestra piel, el bronceado es más rápido y factible.

Las quemaduras se convierten en moreno. Las quemaduras en la piel no solo no la broncean, sino que son un daño que perdura en el tiempo, contribuye al envejecimiento cutáneo e incluso puede derivar en el peor de los casos en cáncer de piel.

De hecho, es frecuente que la exposición al sol produzca cambios en lunares y provoque aparición de nuevas manchas que, en su mayoría no son peligrosas, pero que es conveniente revisar y, en su caso, consultar cuando estos presenten cambios, tanto en color, como en forma o tamaño.

Pedir consejo a un especialista es importante a la hora de prevenir males mayores y, aunque durante el verano las consultas médicas suelen postponerse, hoy en día la tecnología permite seguir cuidando la salud incluso en vacaciones. Los servicios de videollamadas como los que ofrece Sanitas a través de BluaU, resultan útiles para realizar una primera valoración del posible problema y determinar la necesidad de una exploración más profunda.

Comer zanahoria contribuye al bronceado. Aunque es cierto que tomar betacarotenos no es sinónimo de bronceado, si se recomienda su consumo ya que ayuda a preparar la piel a la exposición al sol ya que la hidrata, le proporciona poder antioxidante y estimula la producción de melanina, responsable de aportar un mayor color a nuestra piel”, explica Natalia Galán, nutricionista de bluaU de Sanitas. “Lo ideal es incluir en nuestra alimentación alimentos como la zanahoria, el tomate, el maíz, el brécol, el germen de centeno, la acelga, el berro, la col rizada, las endibias, la escarola, la espinaca, el hinojo, las hojas del puerro y el pimiento rojo, además del albaricoque, el melocotón, el mango, el pomelo y la papaya que aportarán betacarotenos y, por tanto, proporcionarán beneficios a nuestra piel unas 6-8 semanas antes de exponernos de forma responsable al sol”, concluye la nutricionista de Sanitas.

Tomar el sol en las horas centrales del día aumenta y acelera el bronceado. En las horas centrales lo único que aumenta es el riesgo de quemadura solar, y debemos evitar la exposición directa al sol entre las 12h y las 16h del día.

En los días nublados no hace falta aplicar protección solar. La ausencia del sol o de sensación de calor en días nublados lleva a pensar que la radiación no es tan fuerte y, por lo tanto, a desprotegerse ante ella. Sin embargo, deben tomarse las mismas precauciones que en días soleados pues la incidencia de la radiación solar es la misma.