Redacción ‘MS’- Pilar González de Frutos intervino el pasado mes de noviembre en la jornada: “¿Qué ha pasado con las pensiones en estos 30 años? ¿Hemos perdido el tiempo? ¿Dónde está el Pacto de Toledo?”, organizada por El Nuevo Lunes y AXA. La presidenta de UNESPA, respondiendo a la cuestión de si hemos perdido el tiempo, no dudó en afirmar que “en algunas coas sí y en otras no”, y explicó que en lo que respecta a adaptar sus reglas de juego a cada situación, “no se ha perdido el tiempo en absoluto, porque se ha hecho, y se ha hecho mucho”. También expuso que “hoy en día, está cada vez más de moda atizarle al Pacto de Toledo, pero yo sigo valorándolo positivamente”. Señaló que lo que el Pacto de Toledo ha perdido hasta el momento es “la oportunidad de convertirse, además de en una Comisión Parlamentaria, en un auténtico grupo de trabajo permanente, en un observatorio multidisciplinar, en un sandbox de las pensiones”. En su opinión, “el Pacto de Toledo no debe desaparecer, pero sí reformarse a sí mismo”.
«Hoy en día, está cada vez más de moda atizarle al Pacto de Toledo, pero yo sigo valorándolo positivamente».
En referencia al gran error cometido en estos 30 años, sostuvo que éste ha sido “no darnos cuenta de que con cambios paramétricos lo único que íbamos a conseguir era llegar donde hemos llegado, una situación en la que no tenemos claro haber alcanzado la sostenibilidad del sistema”, y donde, además, “una vez que tengamos plenamente desplegada la reforma de 2011, ya prácticamente no nos quedará otro parámetro que ajustar que la edad de jubilación”. Esta es, según la presidenta de UNESPA, la herencia que nos deja el reformismo de los últimos 30 años.
«El sistema de reparto español necesita más que un ajuste de parámetros, necesita ser pensado y necesita ser visto como un sistema de bienestar complejo del que forman parte otros elementos que hoy prácticamente no existen, como es el ahorro capitalizado».
González de Frutos afirmó que las soluciones son complejas y son varias, “pasan por considerar y asumir que lo que tiene que cambiar es la premisa de partida: el sistema de reparto español necesita más que un ajuste de parámetros, necesita ser pensado y necesita ser visto como un sistema del bienestar complejo del que forman parte otros elementos que hoy prácticamente no existen, como es el ahorro capitalizado”. En definitiva, resumió su intervención diciendo que “en suma, necesitamos que la misma cosa sea otra, y necesitamos hacerlo así porque sólo de esa manera la conservaremos”.