Por Eva García, Consultor RRHH y Formadora Soft Skills en Coaching On focus. Talent Coach MBIT School.
Forman parte de nuestro día a día los dilemas entre lo que es ético, lo que es moral, lo que es justo, injusto e incluso lo que constituye un delito de lo que no lo es. Lejos de poner en tela de juicio el sistema social establecido, a veces nos resulta complicado entender y separar de manera adecuada los conceptos. Permitidme hacer el apunte sobre la diferencia entre lo que es moral y lo que es ético.
Podríamos decir que la ética estudia la moral, es la que nos dice cómo debemos o no actuar, la que nos ayuda a conocer lo que está bien y lo que está mal; mientras que la moral es la forma en la que realmente actuamos, tiene un carácter aún más social, es el hábito. Según esto, la ética sería la parte más teórica y la moral la más práctica. En ocasiones podemos tener disonancias entre los dos conceptos y es por ello que aunque seamos conscientes de que algo no está bien según nuestros valores, las normas o la moral social del momento es más permisiva que nuestra ética o viceversa.
«Podríamos decir que la ética estudia la moral, es la que nos dice cómo debemos o no actuar, la que nos ayuda a conocer lo que está bien y lo que está mal; mientras que la moral es la forma en la que realmente actuamos, tiene un carácter aún más social, es el hábito».
Beneficios de tener ética empresarial
Las relaciones interpersonales se rigen por la confianza mutua. Dicha confianza nos hace sentirnos más seguros a la hora de colaborar y de trabajar con otros. Potencia los vínculos personales y profesionales y facilita e incrementa la posibilidad de conseguir resultados y objetivos. Cuando una persona, (y esto lo hacemos extensivo a las organizaciones), se rige por principios éticos, promueve de manera natural esta confianza, tan importante para poder mantener en el tiempo las relaciones profesionales.
Las empresas cambian porque cambian las personas que las gestionan, es decir, el cambio siempre es posible. Es importante saber que la ética es algo que se puede entrenar, mejorar, practicar. No nacemos con un nivel determinado de ética, ni siquiera es algo fijo e inmutable, todo lo contrario, vamos cambiando nuestros valores, nuestras creencias y con ello nuestro carácter o Ethos (origen de la palabra ética).
Seguro que no nos es ajeno a ninguno de nosotros la frase de “contigo al fin del mundo”. Esa es la expresión que utilizamos cuando tenemos plena confianza en algo o alguien. Cuando sabemos que no nos van a fallar, a traicionar y que estamos compartiendo algo más que un proyecto o un objetivo.
«Las empresas cambian porque cambian las personas que las gestionan, es decir, el cambio siempre es posible».
Para los más prácticos, transmitirles tranquilidad y que sepan que la cuenta de resultados no se tiene por qué ver afectada porque dediquemos muchas horas a trabajar sobre los valores. Hace unos días una empresa tecnológica, hablando de sus políticas internas me decía: lo tenemos claro: ”invertimos en personas”; la monetización es una consecuencia natural, por tanto la ética y la reputación son fácilmente trasladables a resultados económicos. La diferencia que marca la diferencia es la prioridad que le damos a cada uno de los elementos.
Cesar Arjona, profesor de la escuela de negocios ESADE, al respecto de si podemos permitirnos el lujo de no ser éticos o trabajar en un entorno que no lo sea, comenta: «puede generar en grado variable consecuencias de todo tipo: problemas personales o de conciencia, falta de sentido del propio trabajo y, por supuesto, perjuicios de reputación para con colegas, clientes o la sociedad en su conjunto».
«Puede generar en grado variable consecuencias de todo tipo: problemas personales o de conciencia, falta de sentido del propio trabajo y, por supuesto, perjuicios de reputación para con colegas, clientes o la sociedad en su conjunto».
Cesar Arjona, profesor de la escuela de negocios ESADE.
Según un informe de la consultora Grant Thornton, realizado con altos directivos consultados, los cambios que principalmente afectarán a las empresas de aquí al 2030 serán: un mundo digitalmente conectado (42%); la Inteligencia artificial y el Big data (40%) y el uso creciente de la automatización y la robótica (35%).
Cobra especial importancia la ética con la gran cantidad de datos que manejamos en la era de la inteligencia artificial. Una buena gobernanza y gestión de los datos será algo que sin duda ocupará gran parte del tiempo de gestores y líderes en las organizaciones.
¿Cómo podemos cultivar la ética en nuestro equipo?
Es necesario tener muy claro nuestro propósito y comunicar muy bien las decisiones de ese por qué y para qué hacemos lo que hacemos, hacia donde vamos y qué es lo que queremos conseguir.
Por parte del líder son necesarias cualidades muy firmes que permitan que los equipos se inspiren en él, que sea un referente para todos.
Algunas de las acciones que se pueden poner en marcha para cultivar la ética en los equipos son:
- Crear Comunidad; permitir que todo el mundo encuentre su sitio en la organización. Escuchar a todos y que todos se sientan parte del proyecto. Compartir los valores nos va a aportar unidad, cohesión y confianza.
- Construir y vivir la cultura de la empresa, tomándonos nuestro tiempo para que todos y cada uno se sientan parte
- Empoderar a los equipos y a las personas, facilitando la colaboración y la cooperación. Ver el error como parte del aprendizaje colectivo ayuda a generar confianza y genera solidez en los equipos, que no se sientan juzgados, sino acompañados para dar la mejor versión de ellos mismos y que las decisiones se toman en base a criterios conocidos y coherentes.
- Potenciar y facilitar que la organización tenga procedimientos definidos y claros para el funcionamiento de los procesos. Dotar de transparencia todas y cada una de las áreas de la compañía.
“Nunca, nunca tengas miedo de hacer lo correcto, especialmente si el bienestar de una persona o animal está en juego. Los castigos de la sociedad son pequeños en comparación con las heridas que infligimos a nuestra alma cuando miramos para otro lado.”
(Martin Luther King)
Ser líder ético significa estar en paz con uno mismo, y saber que estás haciendo lo correcto. Dicho así, parece sencillo. ¿Comenzamos el cambio?
By Eva García
Consultora RRHH y Formadora Soft Skills en Coaching On focus | Talent Coach MBIT School
Bibliografía
- Thornton, L. F. (2013). Learning the Principles and Practices of Ethical Leadership. Leading in Context Llc.