Redacción ‘MS’- Con la llegada del verano, muchas personas padecen agotamiento físico, hinchazón en las extremidades, falta de apetito o escasez de sueño. El calor puede afectar negativamente a la salud, sobre todo, de las personas mayores, con obesidad, embarazadas y niños, colectivos especialmente vulnerables ante la subida de los termómetros.
Las vacaciones, además, no siempre ayudan a mantener rutinas saludables y en los días de descanso son habituales las comidas abundantes, una mayor ingesta de alcohol y menos ejercicio físico, factores que pueden tener efectos nocivos en nuestro bienestar.
La deshidratación, las alteraciones cardíacas, los problemas bucodentales o las afecciones en la piel son algunas de las consecuencias más habituales de no seguir unas pautas adecuadas durante el verano. Para evitarlas y seguir cuidando de la salud sin dejar de disfrutar, es fundamental mantener buenas rutinas, también en la época estival.
Los expertos de Sanitas han elaborado una lista con 7 sencillos hábitos matutinos para afrontar los días de verano con seguridad y salud:
Empezar el día activo. El ejercicio es fuente de bienestar, pero, en verano, practicar deporte puede ser un riesgo cuando se realiza en las horas centrales del día o en lugares con exposición directa al sol. “Las primeras horas del día, cuando las temperaturas son todavía moderadas, son el momento adecuado para activar el cuerpo en verano al aire libre y evitar posibles golpes de calor”, comenta Javier García, entrenador personal de bluaU de Sanitas. A este respecto, un paseo de 6.000 pasos al día cada mañana, como recomienda el proyecto Healthy Cities de Sanitas, es muy buena opción para comenzar a activar el cuerpo e incorporar este ejercicio en la rutina.
Proteger la piel. Aunque el sol es una excelente fuente de vitamina D, la exposición directa y prolongada a la radiación solar puede provocar graves daños en la piel. Si bien la concienciación de la población es cada vez mayor, adquirir el hábito de aplicar diariamente crema solar en la cara y en aquellas zonas corporales más expuestas y sensibles, como hombros o escote, evitará males mayores en el futuro. En este sentido, Carmen Arsuaga, jefa de servicio de Dermatología del Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela, añade que «para que la fotoprotección sea eficaz, es importante aplicar de forma adecuada el fotoprotector antes de iniciar la exposición al sol y reponerlo cada dos horas en cantidad suficiente (aproximadamente dos mg. por centímetro cuadrado). Hay una gran variedad de presentaciones para que podamos elegir la que más se adapta a cada persona (piel grasa, seca, atópicos, alérgicos…). Y se debe evitar siempre la exposición en las horas centrales del día no solo por el mayor riesgo de quemadura, sino por riesgo de deshidratación por las altas temperaturas«.
Meditación contra el estrés. Convivimos con el estrés de manera continua, también en verano. Aunque las vacaciones proporcionan cierto alivio, aquellos que deben trabajar en esta época lidian diariamente con las consecuencias físicas y mentales derivadas de las altas temperaturas. “Prácticas como el yoga, la meditación o breves pausas a lo largo de la jornada laboral para hacer estiramientos o respiraciones profundas, contribuyen a evitar y aliviar dolores musculares, a relajar el cuerpo y a despejar la mente”, explica Andrea Trujillo, psicóloga de bluaU de Sanitas.
Desayuno ligero y nutritivo. Aunque las comidas copiosas no son aconsejables en ninguna época del año, todavía lo son menos en verano, sobre todo, si se busca evitar el letargo y cansancio. “Se recomienda optar por alimentos ligeros y frescos pero nutritivos como las frutas, cereales integrales y lácteos que favorecen una buena digestión y garantizan la dosis de energía necesaria para afrontar el día”, señala Cristina Morillo, nutricionista de bluaU de Sanitas
Alimentación con un extra de hierro. El cansancio provocado por el calor y la falta de sueño pueden combatirse asegurando la ingesta correcta de hierro, un mineral que contribuye a la reducción de la fatiga y que encontramos en numerosos alimentos. Los frutos secos (anacardos, nueces, avellanas, pistachos), las verduras de hoja verde (berros, acelgas, espinacas), los mariscos de concha (berberechos, almejas, mejillones, zamburiñas) o las legumbres (garbanzos, lentejas, soja, guisantes) son buenas fuentes de hierro. No obstante, “para garantizar su correcta absorción se recomienda combinarlos en la misma comida con alimentos ricos en vitamina C, como son las frutas cítricas, especialmente, la naranja o las fresas”, comenta Cristina Morillo.
Hidratación desde primera hora. Beber un vaso de agua en ayunas no solo ayuda al cuerpo a recuperar la hidratación tras una noche de calor, sino que contribuye a activar el metabolismo y asegurar su correcto funcionamiento. Además, si se toma con un poco de limón, tiene efectos depurativos y antiinflamatorios mientras que, beber agua tibia ayuda a mantener una correcta regularidad intestinal.
Ducha refrescante. Una ducha refrescante por la mañana ayuda al cuerpo a activar los músculos y la circulación, reduce la fatiga muscular y tiene efectos antiinflamatorios.