‘Muy Segura’ entrevista a Sonia Navarro, directora asociada del Instituto de Innovación Social de ESADE.
¿Cómo fueron los comienzos de su andadura profesional? ¿Qué aprendizaje considera que adquirió en aquella etapa?
Siempre me ha gustado aprender y se me daba bien estudiar, tanto ciencias como letras. Como la ingeniería parecía asegurar un buen futuro y una vida interesante, empecé por ahí. Estudié ingeniaría industrial y mi primer trabajo fue como ingeniero de sistemas en el sector de automoción. Era la única mujer ingeniero en mi empresa y solo eso ya fue un gran aprendizaje. Sentía la responsabilidad de hacer muy bien mi trabajo y demostrar que la capacidad y la responsabilidad, no tienen sexo. Pasé meses fuera de casa en fábricas en Bélgica y en Alemania, trabajando muchas horas al día, y me di cuenta que me interesaba más la gestión y la relación con personas que estar todo el día programando autómatas. También recuerdo sentarme al final de la línea de montaje viendo cómo se producían dos coches por minuto y preguntarme dónde iban tantos coches de tantas fábricas y cuánto contaminaría un día de producción sólo de esa fábrica… Siempre he tenido inquietudes sociales y medioambientales. Tras dos años en ese entorno tan intenso decidí estudiar un MBA en Esade para ampliar mis conocimientos más allá de lo técnico.
«Estudié ingeniaría industrial y mi primer trabajo fue como ingeniero de sistemas en el sector de automoción. Era la única mujer ingeniero en mi empresa y solo eso ya fue un gran aprendizaje».
¿Qué hitos identifica en el transcurso de su trayectoria laboral y por qué?
Tras estudiar el MBA conseguí trabajo en la oficina de Londres de una nueva start-up tecnológica americana. Desde allí pusimos en marcha el canal de distribución para Europa. Mi rol en este caso era de desarrollo de negocio y viajaba casi cada semana a algún país europeo. Un hito importante que cambió mi rumbo fue el nacimiento de mi hija. En Londres, sin familia ni red de apoyo, de repente sentí que no podía continuar con el ritmo que había llevado los 5 años anteriores en la start-up en la que cada año, había asumido más responsabilidades. Así que conseguimos volver a Barcelona y entré en Esade para lo que pensé que serían solo uno o dos años mientras me dedicaba a la familia.
«Un hito importante que cambió mi rumbo fue el nacimiento de mi hija».
¿Cuándo y por qué surge su vínculo con el Instituto de Innovación Social de ESADE?
Entré en ESADE primero para poner en marcha varios proyectos en ESADE Alumni, entre ellos un programa de apoyo en consultoría pro-bono para ONG’s. Mientras yo ponía este programa en marcha entró en ESADE Ignasi Carreras, ex director de Oxfam Intermón durante muchos años (ahora presidente) que entró a poner en marcha el Instituto de Innovación Social. Ignasi un día se sentó conmigo en la cafetería y me propuso si quería entrar a montar el Instituto con él. Esa noche algo en el estómago me dijo que tenía que subirme a ese tren. Y así es como en el 2008 me convertí en la directora asociada del Instituto de Innovación Social donde he tenido la ocasión de conocer a gente maravillosa y apasionada además de seguir aprendiendo cada día.
«En 2008 me convertí en la directora asociada del Instituto de Innovación Social donde he tenido la ocasión de conocer a gente maravillosa y apasionada además de seguir aprendiendo cada día».
¿Cómo ha evolucionado su responsabilidad dentro del mismo?
Al principio el trabajo en el Instituto era como en una start-up, en el sentido que hacía de todo, igual empaquetaba cajas por la mañana para un evento como que me sentaba con un CEO por la tarde para pedirle financiación para el Instituto. Poco a poco fuimos consolidando los proyectos y al equipo y me pude enfocar a pensar más estratégicamente junto con el equipo de profesores, establecer relaciones con el ecosistema nacional e internacional de la innovación social e internacionalizar al instituto a través de fondos EU principalmente.
¿Cuáles son los principales proyectos que han llevado a cabo durante este 2020?
Me gustaría destacar dos proyectos muy diferentes de este difícil 2020 que nos han llenado de energía e ilusión. Uno ha sido el ciclo de conferencias, “Connecting through the workplace”, organizado junto a ISS Facility Services en el que analizamos y debatimos con directivas/os y expertas/os sobre los principales retos, tendencias y estrategias de futuro que debe afrontar la empresa del S. XXI para ser competitiva, sostenible e innovadora en un entorno de alta incertidumbre y volatilidad como el que estamos viviendo. El otro proyecto ha sido una colaboración con el Ayuntamiento de Barcelona en la que nos propusieron un reto real de la ciudad para que fuese resuelto por jóvenes estudiantes a través de metodologías centradas en el usuario. El reto consistía en cómo mejorar el sistema de colas y detección de personas vulnerables del SAIER (Servicio de Atención a Inmigrantes, Emigrantes y Refugiados).
«Durante el ciclo de conferencias “Connecting through the workplace”, organizado junto a ISS Facility Services, analizamos y debatimos con directivas/os y expertas/os sobre los principales retos, tendencias y estrategias de futuro que debe afrontar la empresa del S. XXI».
¿De qué manera se han visto afectados por la actual pandemia sanitaria y cuáles son las principales herramientas y acciones que han implementado para poder hacerle frente?
La pandemia nos ha afectado de manera radical en nuestra forma de trabajar y relacionarnos entre el equipo y con nuestro ecosistema de partners. Por ejemplo el ciclo de conferencias “Connecting through the workplace”, lo fuimos posponiendo hasta que nos dimos cuenta que el formato presencial ya no era una opción viable. Pensamos mucho en el formato híbrido y finalmente nos decantamos por ofrecer las conferencias en formato online. El resultado ha sido muy positivo ya que se convierten en eventos más accesibles, libres de riesgo sanitario y llegan a muchísima más personas. Además se siguen visualizando en los días posteriores por lo que el impacto es mucho mayor que en formato presencial. También pusimos en marcha #abriendomiradas, un recopilatorio de vídeos con el objetivo de dar voz y visibilidad a la situación de personas, organizaciones y colectivos, que son vulnerables en el contexto actual. Para ello, recopilamos diferentes testimonios, de todos los ámbitos, que nos aportan su punto de vista sobre la crisis de Covid19 y sus consecuencias, a partir de sus conocimientos y experiencias.
«La pandemia nos ha afectado de manera radical en nuestra forma de trabajar y relacionarnos entre el equipo y con nuestro ecosistema de partners».
¿Qué retos se avecinan para 2021?
La pandemia ha trastocado nuestras realidades y nos encontramos ante una crisis sanitaria, económica y social que continuará durante el 2021. Muchas personas habrán perdido sus empleos, todavía está por ver cómo toda esta incertidumbre y estrés afectará a nuestra salud física y mental, y continuaremos con una adaptación a nuevas formas de educar, trabajar y relacionarnos que posiblemente hayan cambiado para siempre.
Hoy más que nunca: ¿cómo describiría el valor de la innovación social? ¿Puede la era post-COVID suponer un impulso para ella? En caso de que así lo considere, ¿de qué modo?
La innovación social aporta nuevas estrategias, acciones y proyectos que miran a futuros donde se prioriza lo comunitario sobre lo individual, donde el impacto social es más un objetivo que un accesorio y donde el beneficio particular es siempre una consecuencia lógica de una construcción colectiva previa.
El COVID-19 ha acelerado los procesos de reconversión social que han estado explorando muchas empresas y lo ha convertido en una obligación ineludible.
Es esencial establecer canales de diálogo y cocreación entre los diferentes sectores (sector público, empresa y sociedad civil). El futuro se ha acelerado en pocos meses más de lo que lo había hecho en los últimos pocos años. La innovación social puede actuar como palanca de cambio para la transformación corporativa, mejora la capacidad de anticipación a las disrupciones de nuestro tiempo, que serán más la norma que la excepción en esta nueva década. La era de la incertidumbre radical ha llegado para quedarse.
«La innovación social aporta nuevas estrategias, acciones y proyectos que miran a futuros donde se prioriza lo comunitario sobre lo individual».
¿Desea trasladar un mensaje a la mujer profesional que constituye una parte muy destacada de la audiencia de Muy Segura?
Lo más importante que he aprendido a lo largo de mi carrera es que hemos de creer en nosotras mismas, en nuestros logros y nuestras capacidades. Si te apoyas en esto para trabajar, el éxito conseguido siempre será merecido. Y hemos de sentirnos orgullosas de nuestros éxitos y compartirlos con los demás, dejando atrás la modestia y las inseguridades.
«Lo más importante que he aprendido a lo largo de mi carrera es que hemos de creer en nosotras mismas, en nuestros logros y nuestras capacidades».
¿Quiere añadir algún comentario o reflexión adicional?
No me puedo quejar de mi trayectoria, pero tengo el convencimiento de que si hubiera sido hombre habría sido distinto. Primero, porque no habría antepuesto mi prioridad personal sobre la profesional, creo que esto es algo que estaba cambiando mucho hasta que llegó el Covid y espero que siga cambiando para que sea más equilibrado.
«No me puedo quejar de mi trayectoria, pero tengo el convencimiento de que si hubiera sido hombre habría sido distinto».