Por Eva García, socia fundadora en Coaching on Focus, consultora de RR.HH., Bioquímica y Neurocoach.
Han pasado más de cinco semanas desde que el teletrabajo ha pasado a formar parte de la vida de muchas personas. Como sociedad, nos hemos visto desafiados frente a un reto que muchos rechazaban o demoraban por una falta de confianza, en ocasiones hacia los resultados y, en otros casos, hacia un proceso que se auguraba poco eficiente.
A lo largo del confinamiento, hemos ido conociendo las bondades del teletrabajo de una manera un tanto brusca e inesperada y muchas empresas han podido comprobar que las cosas a distancia seguían funcionando, y sobre todo, es mejor opción que tener que parar la actividad.
Sin embargo, dichas bondades o ventajas del teletrabajo como pueden ser:
- Un mayor fomento de la autonomía del trabajador.
- Ahorro en los desplazamientos.
- Aumento de las opciones para la conciliación entre lo personal y lo profesional.
- Mayor flexibilidad en los horarios…
Todas ellas se dan cuando el teletrabajo es una opción elegida de manera libre y voluntaria. Cuando no es así, y es algo que nos viene impuesto, quizá no veamos las cosas de la misma manera, máxime si además no hay separación, ni en tiempos ni en espacios, de lo profesional y lo personal, como es el caso de esta situación que estamos viviendo.
Desde hace más de 10 años, para mí el teletrabajo es algo natural, incluso he tenido periodos, tanto en empresa como trabajando de manera autónoma, en los que el teletrabajo suponía un 70% del tiempo semanal. Pero nunca hasta ahora había sido una opción para mí del 100% del tiempo de trabajo.
En mi opinión, teletrabajar compensa, ya que permite flexibilizar mucho, poder organizarnos mejor y de una manera más autónoma; sin embargo, no debemos olvidarnos de las desventajas o inconvenientes que aparecen cuando esta autonomía la percibimos como aislamiento o soledad profesional, y esa flexibilidad se termina convirtiendo en unas cadenas, por un uso indebido o una excesiva exigencia.
Cuando hablamos de las desventajas del teletrabajo, en esta situación de confinamiento a largo plazo, sin duda, se magnifican; la falta de contacto con los compañeros, esa sensación de estar viviendo los días como si estuviéramos inmersos en el día de la marmota y la desidia de lo que percibimos como una rutina sin apenas opciones, hacen que nuestra visión del teletrabajo, cuando llevamos tanto tiempo, sea completamente diferente.
Hace unos años, desde RRHH, estuve dando apoyo a un equipo de innovación que trabajaba en plataformas petrolíferas. El sistema de turnos de 24 horas que llevaban y el propio confinamiento natural de estar rodeado de miles de hectáreas cúbicas de agua en medio de un océano, hacía que su día a día laboral fuera completamente diferente. Permanecían en la plataforma por periodos de 3 meses, por lo que, cuando volvían a España, tenían entre fines de semana y horas extras de jornada acumuladas, otros 3 meses de tiempo libre. Valoraban mucho esta posibilidad para poder realizar viajes largos que, de otra manera, no podrían haberse permitido. Pero eso duraba un tiempo; en aproximadamente dos años, comenzaron sentir que ya no compensaba esa situación, cada vez se les hacía más difícil de superar los meses de trabajo continuado y la sensación de aislamiento y soledad. Para ellos, tanto los periodos de trabajo como los periodos vacacionales, comenzaron a ser difíciles de gestionar.
Sin duda, la situación de confinamiento en que nos encontramos no es la misma de estas personas, ya que, en la mayoría de los casos, estamos dentro del núcleo familiar y en un entorno conocido y seguro que es nuestro hogar. Pero tengamos en cuenta que los efectos que puede tener el teletrabajo mantenido en el tiempo y sin posibilidad apenas de movilidad exterior, tiene, a largo plazo, efectos muy similares a estas situaciones. La aparición de ansiedad, estrés, agotamiento, pánico psicológico, sensación de falta de comunicación, falta de contacto físico, desorientación o dificultad para centrar la atención y concentrarnos, son algunos de los síntomas que pueden aparecer en estas situaciones.
«Antes de llegar a este punto, es necesario que desde la empresa se aumenten los esfuerzos para que los empleados puedan mantener el sentimiento de grupo, el sentido de pertenencia y que puedan conservar unos niveles de productividad y satisfacción personal óptimos».
Entre los protocolos seguidos en empresas que tienen el teletrabajo implementado de manera sólida se incluye siempre la participación del Dpto. de Prevención de Riesgos Laborales. Es necesario verificar, que la persona dispone de un espacio luminoso dentro de la vivienda, adecuado al puesto desempeñado y a las necesidades laborales: mesa, silla ergonómica, conexiones a Internet…. Hace un mes muchos se vieron obligados a teletrabajar, dando por hecho que cualquier espacio era bueno para ello. Las condiciones actuales en que estamos realizando el trabajo desde casa, con los niños sin colegio, y en muchos casos sin la tecnología y conexiones óptimas, difieren mucho de aquellas que se suelen considerar adecuadas.
En algunos casos, nos encontramos quitando el polvo al ordenador de sobremesa, comprando portátiles a toda prisa, adaptándonos como podemos. Ahora que esta parte está casi superada, es hora de pensar en el bienestar completo del empleado.
Como empresa debemos preocuparnos y ocuparnos de eso para poder darles a nuestros empleados las herramientas necesarias para el adecuado desempeño de su trabajo, por lo que debemos tener en cuenta los siguientes aspectos:
- Proporcionar los medios suficientes para poder realizar el trabajo en las mismas condiciones que en la oficina.
- Aprender a trabajar en remoto implica el uso de competencias específicas: forma a tus empleados en las mismas.
- Liderar equipos en la distancia requiere de otras estrategias: revisa la formación y habilidades de tus líderes.
- Escuchar a los empleados: proporciona canales de comunicación adecuados y eficaces.
El futuro nos exige ya mismo otras formas de trabajo. El teletrabajo puede ser una de ellas y mucho más extendido de lo que a primera vista parece. Pero esta y otras muchas por venir, deberán estar siempre vinculadas a estrategias de empresa que tengan como objetivo el bienestar de todos los trabajadores.
Sin duda, tendremos que pensar de otra manera para tener otros resultados que se adapten mejor a los tiempos que nos toquen vivir. Cambiar no es el problema, lo hacemos desde el momento que nacemos. El problema está en cambiar el Mindset de las personas que pueden llevar a cabo esos cambios. La buena noticia…….¡estamos a tiempo de aprender!
Describe la realidad tal cual es, o al menos la mía. Es un modelo, pero se tienen que facilitar herramientas, y no puede ser una opción impuesta cuando no existen otros mecanismos de conciliación. Buscaremos la adaptación