Por Inmaculada César Benavides, directora de Innovación y Tecnología en Pelayo Mutua de Seguros.
¿Habéis oído a hablar del entorno VUCA? ¿Habéis oído hablar de las tecnologías exponenciales? ¿Y de las economías exponenciales?
Los cambios tecnológicos se producen a una velocidad tal que es imposible predecir nuestras necesidades en el medio plazo. De ahí que la capacidad de adaptación, la flexibilidad, el dinamismo y la agilidad sean hoy los principios tecnológicos de cualquier compañía.
En el sector asegurador, las prioridades no son muy diferentes a la de otros sectores: se impone la experiencia de cliente como eje principal de la gestión, las herramientas que permitan la hiperpersonalización de la oferta, tecnologías abiertas que permitan complementarnos con otros integrantes de la cadena de valor y los datos como materia prima de la compañía.
En general, las decisiones tecnológicas se están orientando a trabajar con componentes que combinados entre sí permitan adaptar la compañía a lo que marque el entorno VUCA: Volátil, Incierto (Uncertainty), Complejo y Ambiguo.
Siendo esta la realidad, la forma de abordar los proyectos más complejos de la compañía debe ser una que permita adaptarse al entorno, reaccionar ante un nuevo enfoque, perspectiva o situación de mercado, tener en cuenta los puntos de vista de cada persona e improvisar. Sí, improvisar.
Estamos acostumbrados a otra cosa, a definir, detallar, enmarcar las especificaciones de cada proyecto. Pero ahora toca, por un lado, ampliar la visión, gestionando la transversalidad y, a la vez, establecer ventanas para incorporar nuevos requerimientos, cambios, nuevas prioridades, etc. Y para solucionar esto, nació hace unos años la metodología ágil. Si googleais ‘Manifiesto Ágil’ os saldrán los 12 principios ágiles:
Y yo me pregunto: ¿Quién no quiere trabajar así?
Hay dos métricas de referencia que nos tienen que ayudar a reflexionar: es poco habitual que se cumplan las fechas y los costes planificados de un proyecto informático y, por otro lado, es poco frecuente utilizar la funcionalidad de los programas al 100%. Se construye más de lo que se puede usar.
¿Cuál está siendo nuestra experiencia en Pelayo?
En Pelayo tenemos un Plan de Transformación Digital ambicioso: todos los componentes tecnológicos en los que se sustenta la operativa principal de la compañía van a ser sustituidos por aplicaciones y motores que aseguren:
- Los componentes podrán actualizarse para adaptarse a nuevas circunstancias.
- Las aplicaciones se diseñan teniendo en cuenta el punto de vista del usuario final, lo que es conocido como User Experience (UX).
- Todos los proyectos clave se están ejecutando con metodología ágil: deciden y priorizan equipos multidisciplinares, sin jerarquías y sin gastar tiempo en definir y probar componentes y funcionalidad que nunca va a ser utilizada por el usuario. Solo se desarrolla lo imprescindible.
Nuestra hoja de ruta para la implantación de la metodología ágil ha sido:
- Hemos seleccionado qué proyectos hacer en agilidad.
- Hemos elegido pocos proyectos pero de alto impacto y complejidad.
- También hemos tenido en cuenta el plan de negocio y hemos seleccionado aquellos que tienen impacto real en nuestra cuenta de resultados.
- Proyectos donde sea necesaria una gestión proactiva de la transversalidad.
- Comunicación abierta: Mucho feedback: el ejercicio de decir qué ha ido bien y qué ha ido mal. Todas las opiniones suman y son necesarias. No hay nadie que pese más que nadie.
- Ausencia de jerarquías: Los jefes cuanto más lejos mejor. Está bien conocer, supervisar y estar atentos, pero desde la distancia. Los equipos trabajan mejor cuando no estamos…
- Muy visual: Permitir visualizar los tableros, alcances, prioridades, riesgos. Hemos acondicionado una sala grande y en ella podemos hacer un recorrido por todas las iniciativas que estamos abordando bajo esta metodología.
- Formación: Los equipos deben recibir formación: las personas deben tomar decisiones, asumir riesgos, comprometerse…ellos solos, sin los jefes.
- Seguir cuidando el proceso: No podemos perder el foco y la prioridad. Hay que ser realistas: los proyectos en agilidad requieren un alto grado de participación. Son muy intensos. No son compatibles con otras actividades o prioridades.
- El CEO tiene que esponsorizarlo y el Comité de Dirección comprometerse con hacerlo posible.
«La nueva forma de ser que se impone en esta cultura digital tiene que ver con la transparencia, la comunicación, la participación, la colaboración, la franqueza. Eso es la agilidad».
Siempre digo que la agilidad es una forma de ser. Cambiar la forma de ser es muy difícil. Lo importante es, al menos, saber que tenemos que cambiar. La nueva forma de ser que se impone en esta cultura digital tiene que ver con la transparencia, la comunicación, la participación, la colaboración, la franqueza. Eso es agilidad.
El resultado de la Transformación Digital será la Transformación Personal y si no, no será transformación real.